/ domingo 3 de enero de 2021

2021 nueva oportunidad

Miles de mexicanos han vivido en la zozobra, el temor y la tristeza. No es para menos, el 2020 dejó luto, dolor e incertidumbre. Con la llegada del año nuevo, se vislumbra un escenario más esperanzador. La vacuna contra el covid-19 abre la posibilidad para salvaguardar la vida, sin embargo, inmunizar a 126 millones de personas será un proceso largo, complejo y gradual, no exento de la polémica que inevitablemente será utilizado en el terreno político.

En días recientes los medios informativos han dado cuenta de diversas circunstancias que resumen el oportunismo, influyentismo y el agandalle como lo alertó el director general del IMSS, Zoé Robledo después de que el director del centro médico Adolfo López Mateos del Estado de México, hoy bautizado como #LordVacuna, fuera cesado por presuntamente haber vacunado a toda su familia, así como diversas quejas por parte del personal de salud en los hospitales La Raza, Pediatría y el Centro Médico Nacional Siglo XXI.

Orgullosos estamos de nuestro legado patriótico que nos distingue de otras naciones, pero es irónico que seamos un pueblo dividido y fracturado en lo social y lo económico. Solo nos sentimos identificados en nuestras costumbres y tradiciones culturales, sin embargo, no hemos podido avanzar para que a través de nuestro origen, nuestra historia y nuestras raíces alcancemos la igualdad. En resumidas cuentas, somos una nación de pocos en lo mucho y muchos en lo poco, el país de las profundas desigualdades.

Asimismo, nos hemos habituado a hacer de los dichos populares la norma en nuestro actuar como aquel que dice “el que no tranza no avanza”, retrato de la identidad colectiva para hacer de la corrupción una justificación y una constante. Lo anterior explica el México del abuso y tan profundas contradicciones.

El año que ha fenecido fue una prueba para replantearnos nuestra visión personal y global y en tal sentido, un período aleccionador. El 2020 nos enseñó a comprender la fragilidad de la humanidad.

Mientras no jubilemos nuestros viejos vicios, nuestros estigmas sociales, nuestras fobias y nuestros excesos, seguiremos siendo un pueblo que se alimenta del abuso en lo colectivo, las instituciones e incluso lo familiar.

Con o sin vacuna, el mejor antídoto para salir adelante es la solidaridad que da respuesta a todas las crisis, retos y pruebas que el ser humano pueda enfrentar. Sin ello, no avanzaremos en unidad e igualdad de circunstancias.

Llegó el 2021, pensemos en el México de la inclusión y la igualdad, en una nueva oportunidad.

Miles de mexicanos han vivido en la zozobra, el temor y la tristeza. No es para menos, el 2020 dejó luto, dolor e incertidumbre. Con la llegada del año nuevo, se vislumbra un escenario más esperanzador. La vacuna contra el covid-19 abre la posibilidad para salvaguardar la vida, sin embargo, inmunizar a 126 millones de personas será un proceso largo, complejo y gradual, no exento de la polémica que inevitablemente será utilizado en el terreno político.

En días recientes los medios informativos han dado cuenta de diversas circunstancias que resumen el oportunismo, influyentismo y el agandalle como lo alertó el director general del IMSS, Zoé Robledo después de que el director del centro médico Adolfo López Mateos del Estado de México, hoy bautizado como #LordVacuna, fuera cesado por presuntamente haber vacunado a toda su familia, así como diversas quejas por parte del personal de salud en los hospitales La Raza, Pediatría y el Centro Médico Nacional Siglo XXI.

Orgullosos estamos de nuestro legado patriótico que nos distingue de otras naciones, pero es irónico que seamos un pueblo dividido y fracturado en lo social y lo económico. Solo nos sentimos identificados en nuestras costumbres y tradiciones culturales, sin embargo, no hemos podido avanzar para que a través de nuestro origen, nuestra historia y nuestras raíces alcancemos la igualdad. En resumidas cuentas, somos una nación de pocos en lo mucho y muchos en lo poco, el país de las profundas desigualdades.

Asimismo, nos hemos habituado a hacer de los dichos populares la norma en nuestro actuar como aquel que dice “el que no tranza no avanza”, retrato de la identidad colectiva para hacer de la corrupción una justificación y una constante. Lo anterior explica el México del abuso y tan profundas contradicciones.

El año que ha fenecido fue una prueba para replantearnos nuestra visión personal y global y en tal sentido, un período aleccionador. El 2020 nos enseñó a comprender la fragilidad de la humanidad.

Mientras no jubilemos nuestros viejos vicios, nuestros estigmas sociales, nuestras fobias y nuestros excesos, seguiremos siendo un pueblo que se alimenta del abuso en lo colectivo, las instituciones e incluso lo familiar.

Con o sin vacuna, el mejor antídoto para salir adelante es la solidaridad que da respuesta a todas las crisis, retos y pruebas que el ser humano pueda enfrentar. Sin ello, no avanzaremos en unidad e igualdad de circunstancias.

Llegó el 2021, pensemos en el México de la inclusión y la igualdad, en una nueva oportunidad.