/ martes 12 de mayo de 2020

A 30 años de la visita del Papa

12 de mayo de 1990, a la distancia hoy se cumplen 30 años de la visita del Papa Juan Pablo II a Zacatecas y parece que fue ayer.

Una fecha que los zacatecanos no vamos a olvidar y quizá nuestros ojos no vuelvan a ver la visita de otro sumo pontífice por estas tierras. Para mi fue una grata experiencia, pudimos asistir a la misa que su Santidad el Papa Juan Pablo II ofició en Lomas de Bracho, tengo recuerdos muy sólidos del amor que las personas sentían por este gran ser humano y que bendijo estas tierras.

Por fin llegó el día esperado, las radiodifusoras, y televisa en cadena nacional dieron cuenta de la transmisión en vivo previo a los momentos de su llegada. Hoy queda para el recuerdo el caso del hoy joven Herón Badillo Mireles enfermo de leucemia en brazos de su madre, habían conseguido con dificultad boletos para recibirlo en el aeropuerto, y darle la bienvenida. Cuando el Papa se acercó al niño este tenía una paloma, Juan Pablo II hizo una señal al niño para que la soltara, besó su cabeza y lo bendijo, hoy ya es adulto esta curado de leucemia.

Se aprecia en aquellos videos que hoy circulan en redes al Papa que por instantes se quedaba observando la bella arquitectura del centro de la ciudad. Hago mención de aquel fragmento de la poesía de Ramón López Velarde en “La Bizarra Capital de mi Estado” y que al tenor de su poesía vislumbró y sucedió. A la letra me permito reproducir: “Y una Catedral, y una campana mayor que cuando suena, simultánea con el primer clarín del primer gallo, en las avemarías, me da lástima que no las escuche el Papa.” Su Santidad bajó a la Catedral, la entrada imprevista no estaba programada, el júbilo del pueblo era desbordante, lo vio encaminarse hacia la barroca catedral entró en compañía del Obispo en ese tiempo monseñor Javier Lozano Barragán, estuvo un breve tiempo mientras oraba algunos instantes. Acto seguido continuo su camino para dirigirse a oficiar la santa misa en la que mucho los esperamos. La multitud lo esperaba y gritaba “Juan Pablo II te quiere todo el mundo” “Te queremos, te queremos”…. Expresó; “Siento una gran alegría por estar con ustedes, queridos hijos de Zacatecas…conozco su historia, su tesón y su esfuerzo.” La misa estuvo dirigida a los campesinos, mineros y los migrantes, estas fueron palabras de su homilía de aquel histórico 12 de mayo de 1990 en la ciudad de Zacatecas: Sus palabras así quedaron: “El Papa desea dirigirse hoy en particular a los trabajadores: a los campesinos, a los mineros, a todos los que con su actividad laboral son la base y el fundamento de la vida social del Estado de Zacatecas y a todos los que con su sudor cooperan cada día en la construcción de la República Mexicana. Saludo también a quienes os siguen siempre con especial afecto: al señor obispo monseñor Javier Lozano Barragán, a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas. Mi saludo va asimismo a las autoridades y a todas las familias, a los pobladores de esta región y a los habitantes de esta hermosa ciudad de Zacatecas. Un poeta nacido en estas tierras deseaba que el Papa pudiera escuchar las campanas de la catedral: ya las he oído con gozo, como he oído también vuestros cantos llenos de alegría. Saludo igualmente a los venidos de diócesis vecinas como Guadalajara, San Luís Potosí, León, Querétaro, Celaya, Autlán, Ciudad Guzmán, Tepic y otras. A todos dirijo mi saludo entrañable colmado por el gozo de sentirnos íntimamente unidos en la fe y en el amor”. “Zacatecas Siempre Fiel”, grato recuerdo que perdurará por siempre.

12 de mayo de 1990, a la distancia hoy se cumplen 30 años de la visita del Papa Juan Pablo II a Zacatecas y parece que fue ayer.

Una fecha que los zacatecanos no vamos a olvidar y quizá nuestros ojos no vuelvan a ver la visita de otro sumo pontífice por estas tierras. Para mi fue una grata experiencia, pudimos asistir a la misa que su Santidad el Papa Juan Pablo II ofició en Lomas de Bracho, tengo recuerdos muy sólidos del amor que las personas sentían por este gran ser humano y que bendijo estas tierras.

Por fin llegó el día esperado, las radiodifusoras, y televisa en cadena nacional dieron cuenta de la transmisión en vivo previo a los momentos de su llegada. Hoy queda para el recuerdo el caso del hoy joven Herón Badillo Mireles enfermo de leucemia en brazos de su madre, habían conseguido con dificultad boletos para recibirlo en el aeropuerto, y darle la bienvenida. Cuando el Papa se acercó al niño este tenía una paloma, Juan Pablo II hizo una señal al niño para que la soltara, besó su cabeza y lo bendijo, hoy ya es adulto esta curado de leucemia.

Se aprecia en aquellos videos que hoy circulan en redes al Papa que por instantes se quedaba observando la bella arquitectura del centro de la ciudad. Hago mención de aquel fragmento de la poesía de Ramón López Velarde en “La Bizarra Capital de mi Estado” y que al tenor de su poesía vislumbró y sucedió. A la letra me permito reproducir: “Y una Catedral, y una campana mayor que cuando suena, simultánea con el primer clarín del primer gallo, en las avemarías, me da lástima que no las escuche el Papa.” Su Santidad bajó a la Catedral, la entrada imprevista no estaba programada, el júbilo del pueblo era desbordante, lo vio encaminarse hacia la barroca catedral entró en compañía del Obispo en ese tiempo monseñor Javier Lozano Barragán, estuvo un breve tiempo mientras oraba algunos instantes. Acto seguido continuo su camino para dirigirse a oficiar la santa misa en la que mucho los esperamos. La multitud lo esperaba y gritaba “Juan Pablo II te quiere todo el mundo” “Te queremos, te queremos”…. Expresó; “Siento una gran alegría por estar con ustedes, queridos hijos de Zacatecas…conozco su historia, su tesón y su esfuerzo.” La misa estuvo dirigida a los campesinos, mineros y los migrantes, estas fueron palabras de su homilía de aquel histórico 12 de mayo de 1990 en la ciudad de Zacatecas: Sus palabras así quedaron: “El Papa desea dirigirse hoy en particular a los trabajadores: a los campesinos, a los mineros, a todos los que con su actividad laboral son la base y el fundamento de la vida social del Estado de Zacatecas y a todos los que con su sudor cooperan cada día en la construcción de la República Mexicana. Saludo también a quienes os siguen siempre con especial afecto: al señor obispo monseñor Javier Lozano Barragán, a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas. Mi saludo va asimismo a las autoridades y a todas las familias, a los pobladores de esta región y a los habitantes de esta hermosa ciudad de Zacatecas. Un poeta nacido en estas tierras deseaba que el Papa pudiera escuchar las campanas de la catedral: ya las he oído con gozo, como he oído también vuestros cantos llenos de alegría. Saludo igualmente a los venidos de diócesis vecinas como Guadalajara, San Luís Potosí, León, Querétaro, Celaya, Autlán, Ciudad Guzmán, Tepic y otras. A todos dirijo mi saludo entrañable colmado por el gozo de sentirnos íntimamente unidos en la fe y en el amor”. “Zacatecas Siempre Fiel”, grato recuerdo que perdurará por siempre.