/ martes 2 de agosto de 2022

A 500 años de la conquista

En este mes de agosto se recordarán en los próximos días los 5 centenarios y un lustro de la conquista, un tema que vale la pena analizar.

Con información oficial de la página oficial Ciencia-UNAM de la Universidad Nacional Autónoma de México se cuentan con datos fidedignos que todo comenzó el 22 de abril de 1519, cuando Hernán Cortés desembarcó en las costas de Veracruz. Lo que se sabe es gracias a las fuentes históricas con las que los investigadores pueden adentrarse a estudiar y ahondar en el tema de la conquista, el doctor Miguel Pastrana Flores, investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, señala que los textos que describen lo sucedido en dos partes a saber: los de la tradición hispánica y los de la tradición indígena.

Las fuentes de tradición hispánica incluyen las crónicas y las relaciones elaboradas por los mismos conquistadores. Puesto que existen documentos de carácter legal, que sin ser memorias para el conocimiento del pasado, son documentos en los que los personajes se justifican o tratan de obtener favores y prebendas.

Las de carácter histórico y que fueron elaboradas pasado un tiempo, ocurrieron los acontecimientos, además de que hubo cronistas que no participaron en los hechos que se informaron directamente con quienes estuvieron ahí.

No debemos dejar de lado la tradición indígena que también generó testimonios desde los primeros contactos con los españoles. El doctor Miguel Pastrana asevera que algunos códices, retratos o documentos, informaban que sucedía y otros eran relatos orales. Muchos, por esta razón, no se conservaron, solo se sabe de su existencia por otros documentos que hacen referencia a estas primeras informaciones que fueron conocidas en su tiempo.

Después de la caída de Tenochtitlan, los indígenas del centro de México continuaron con su tradición de hacer códices. Muchos se elaboraron después de la caída de la ciudad con imágenes y escritura jeroglífica náhuatl. Algunos se refieren a acontecimientos de manera escueta y otros muy extensos.

La historia de la caída de Tenochtitlan constituye una reflexión donde se puede estudiar lo que ocurrió cuando dos culturas tan distintas entraron en contacto, sigue siendo un tema de total actualidad, que no pierde vigencia, por esos choques que ocurrieron en todo el mundo antes y después. Por tal razón, advierte el investigador citado líneas arriba, la historia académica tiene el trabajo de hacer un discurso que ayude a dar una explicación más ecuánime del pasado con base en el conocimiento, pero sin perder el lado humano y tratando de lograr objetividad por los vencidos y los conquistadores.

Como dato para el tema el Papa Francisco ha dejado constancia que tanto sus antecesores y él mismo han pedido perdón por los pecados personales y sociales. De tal suerte que el Estado Vaticano pidió perdón por los pecados cometidos por la Iglesia Católica y por todas las acciones u omisiones que no contribuyeron a la evangelización.

En este mes de agosto se recordarán en los próximos días los 5 centenarios y un lustro de la conquista, un tema que vale la pena analizar.

Con información oficial de la página oficial Ciencia-UNAM de la Universidad Nacional Autónoma de México se cuentan con datos fidedignos que todo comenzó el 22 de abril de 1519, cuando Hernán Cortés desembarcó en las costas de Veracruz. Lo que se sabe es gracias a las fuentes históricas con las que los investigadores pueden adentrarse a estudiar y ahondar en el tema de la conquista, el doctor Miguel Pastrana Flores, investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, señala que los textos que describen lo sucedido en dos partes a saber: los de la tradición hispánica y los de la tradición indígena.

Las fuentes de tradición hispánica incluyen las crónicas y las relaciones elaboradas por los mismos conquistadores. Puesto que existen documentos de carácter legal, que sin ser memorias para el conocimiento del pasado, son documentos en los que los personajes se justifican o tratan de obtener favores y prebendas.

Las de carácter histórico y que fueron elaboradas pasado un tiempo, ocurrieron los acontecimientos, además de que hubo cronistas que no participaron en los hechos que se informaron directamente con quienes estuvieron ahí.

No debemos dejar de lado la tradición indígena que también generó testimonios desde los primeros contactos con los españoles. El doctor Miguel Pastrana asevera que algunos códices, retratos o documentos, informaban que sucedía y otros eran relatos orales. Muchos, por esta razón, no se conservaron, solo se sabe de su existencia por otros documentos que hacen referencia a estas primeras informaciones que fueron conocidas en su tiempo.

Después de la caída de Tenochtitlan, los indígenas del centro de México continuaron con su tradición de hacer códices. Muchos se elaboraron después de la caída de la ciudad con imágenes y escritura jeroglífica náhuatl. Algunos se refieren a acontecimientos de manera escueta y otros muy extensos.

La historia de la caída de Tenochtitlan constituye una reflexión donde se puede estudiar lo que ocurrió cuando dos culturas tan distintas entraron en contacto, sigue siendo un tema de total actualidad, que no pierde vigencia, por esos choques que ocurrieron en todo el mundo antes y después. Por tal razón, advierte el investigador citado líneas arriba, la historia académica tiene el trabajo de hacer un discurso que ayude a dar una explicación más ecuánime del pasado con base en el conocimiento, pero sin perder el lado humano y tratando de lograr objetividad por los vencidos y los conquistadores.

Como dato para el tema el Papa Francisco ha dejado constancia que tanto sus antecesores y él mismo han pedido perdón por los pecados personales y sociales. De tal suerte que el Estado Vaticano pidió perdón por los pecados cometidos por la Iglesia Católica y por todas las acciones u omisiones que no contribuyeron a la evangelización.