/ martes 12 de noviembre de 2019

¿A quién creerle?

Es muy contrastante la opinión crítica que tienen periodistas expertos, sin compromisos políticos visibles, con lo que está ocurriendo en materia de seguridad pública en el país, especialmente con el manejo que está haciendo el presidente AMLO en este rubro fundamental de cualquier gobierno, así como la opinión del mismo AMLO respecto de lo que él está o no llevando a cabo, fundamentalmente en lo tocante al combate a la delincuencia organizada, tan boyante en nuestro país, la cual está llevando al extremo sus actividades delincuenciales en el presente sexenio gubernamental de AMLO.

A ese respecto, AMLO declara, contra quienes lo critican por su inaceptable falta de eficacia en el tema de la seguridad pública: “¡Qué equivocados están los conservadores y sus halcones! Pudieron cometer la felonía de derrocar y asesinar a Madero porque este hombre bueno, Apóstol de la Democracia, no supo, o las circunstancias no se lo permitieron, apoyarse en una base social que lo protegiera y lo respaldara” (…). Y prosigue el autodeclarado líder AMLO: “Aquí no hay la más mínima oportunidad para los Huertas, los Francos, los Hitler o los Pinochet. El México de hoy no es tierra fértil para el genocidio ni para canallas que lo imploren”, consideró. Y sugirió leer la fábula de Esopo “Las ranas pidiendo rey”.

Y aun cuando López Obrador explica y justifica la turbulencia que está marcando los primeros doce meses de su administración, como el efecto de “un cambio de régimen, no de gobierno” y una transformación —la cuarta en vida de la República, según el discurso oficial— que busca erradicar la corrupción y la impunidad y que trastoca intereses y privilegios de grupos y provoca inconformidades, en privado el Jefe del Ejecutivo se reconoce insatisfecho con la forma en que camina su proyecto”. Consúltese https://www.eluniversal.com.mx/opinion/salvador-garcia-soto/el-animo-del-presidente

Un destacado editorialista, Federico Berrueto (consúltese https://www.milenio.com/opinion/federico-berrueto/juego-de-espejos/el-retroceso 1/1), destaca que el “país vive el retroceso en su democracia, libertades, economía y seguridad pública”. Señala él, además, que “La lucha contra la corrupción ha sido utilizada con un propósito político y el sentimiento de agravio heredado por los abusos del pasado le ha dado al presidente AMLO licencia más allá de lo pensable e imaginable.”

Este mismo editorialista aborda además un tema que está prendiendo la atención en el presente: la designación del o la presidente(a) de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Y sí, la probabilidad más nutrida es que AMLO defina quién irá como presidente(a) de esa muy importante comisión, misma que ha sido de extrema utilidad para contener los abusos de los presidentes. Y la preocupación de muchos, incluido quien esto suscribe, es que la agenda de los derechos humanos estará a la medida de las necesidades y convicciones de AMLO.

Es muy contrastante la opinión crítica que tienen periodistas expertos, sin compromisos políticos visibles, con lo que está ocurriendo en materia de seguridad pública en el país, especialmente con el manejo que está haciendo el presidente AMLO en este rubro fundamental de cualquier gobierno, así como la opinión del mismo AMLO respecto de lo que él está o no llevando a cabo, fundamentalmente en lo tocante al combate a la delincuencia organizada, tan boyante en nuestro país, la cual está llevando al extremo sus actividades delincuenciales en el presente sexenio gubernamental de AMLO.

A ese respecto, AMLO declara, contra quienes lo critican por su inaceptable falta de eficacia en el tema de la seguridad pública: “¡Qué equivocados están los conservadores y sus halcones! Pudieron cometer la felonía de derrocar y asesinar a Madero porque este hombre bueno, Apóstol de la Democracia, no supo, o las circunstancias no se lo permitieron, apoyarse en una base social que lo protegiera y lo respaldara” (…). Y prosigue el autodeclarado líder AMLO: “Aquí no hay la más mínima oportunidad para los Huertas, los Francos, los Hitler o los Pinochet. El México de hoy no es tierra fértil para el genocidio ni para canallas que lo imploren”, consideró. Y sugirió leer la fábula de Esopo “Las ranas pidiendo rey”.

Y aun cuando López Obrador explica y justifica la turbulencia que está marcando los primeros doce meses de su administración, como el efecto de “un cambio de régimen, no de gobierno” y una transformación —la cuarta en vida de la República, según el discurso oficial— que busca erradicar la corrupción y la impunidad y que trastoca intereses y privilegios de grupos y provoca inconformidades, en privado el Jefe del Ejecutivo se reconoce insatisfecho con la forma en que camina su proyecto”. Consúltese https://www.eluniversal.com.mx/opinion/salvador-garcia-soto/el-animo-del-presidente

Un destacado editorialista, Federico Berrueto (consúltese https://www.milenio.com/opinion/federico-berrueto/juego-de-espejos/el-retroceso 1/1), destaca que el “país vive el retroceso en su democracia, libertades, economía y seguridad pública”. Señala él, además, que “La lucha contra la corrupción ha sido utilizada con un propósito político y el sentimiento de agravio heredado por los abusos del pasado le ha dado al presidente AMLO licencia más allá de lo pensable e imaginable.”

Este mismo editorialista aborda además un tema que está prendiendo la atención en el presente: la designación del o la presidente(a) de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Y sí, la probabilidad más nutrida es que AMLO defina quién irá como presidente(a) de esa muy importante comisión, misma que ha sido de extrema utilidad para contener los abusos de los presidentes. Y la preocupación de muchos, incluido quien esto suscribe, es que la agenda de los derechos humanos estará a la medida de las necesidades y convicciones de AMLO.