/ sábado 26 de mayo de 2018

Acciones sencillas para nuestra ciberseguridad

Vivimos en un mundo interconectado. El internet, las redes sociales, los correos electrónicos y la mensajería instantánea nos permiten intercambiar información en tiempo real. Estas tecnologías han llegado a todas las áreas que podamos imaginar, desde medicina y agricultura hasta mercados financieros, y se estima que para 2025, además de los celulares y computadoras, habrá 75 mil millones de objetos diversos conectados por IoT (Internet of Things, Internet de las Cosas).

Pero la tecnología no es infalible, y como cualquier otro recurso, está expuesta a ser blanco de acciones malintencionadas. Hace unos días el Banco de México difundió un documento en donde explica a detalle los recientes ataques cibernéticos al Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios (SPEI) que se registraron durante abril y mayo.

Estos ataques consistieron en órdenes de pago generadas de manera apócrifa y enviadas a cinco instituciones bancarias, pero no afectaron las cuentas ni los recursos de los clientes; de igual manera, el Banco de México y el sistema central del SPEI no fueron vulnerados.

De hecho, se tomaron importantes medidas de seguridad como la utilización de una plataforma alterna, y a día de hoy, el SPEI sigue procesando normalmente millones de transferencias electrónicas. Aunque los ataques son preocupantes, es una buena noticia que nuestras instituciones financieras tengan esta capacidad de reacción.

Y también es una buena oportunidad para reflexionar cómo podemos mantenernos nosotros a salvo de tales amenazas. Aunque nos parezcan sofisticados, en realidad la mayor parte de estos ataques y fraudes cibernéticos se pueden prevenir con sencillas acciones que podemos implementar fácilmente.

Por ejemplo, utilizar contraseñas seguras que incluyan mayúsculas, símbolos y números; no compartir información financiera, nips, números de tarjeta o información personal por teléfono o por redes sociales (las instituciones financieras no suelen pedir esta información a sus clientes); utilizar páginas de comercio electrónico y medios de pago certificados; mantener actualizados los sistemas operativos de celulares y computadoras; no descargar programas desconocidos ni abrir ningún correo electrónico sospechoso, como aquellos que ofrecen grandes premios u ofertas irreales.

Por su parte, las pequeñas y medianas empresas pueden utilizar firewalls y contratar servicios especializados, que son accesibles y permiten proteger de manera efectiva a su empresa y la información de clientes y proveedores. Afortunadamente, en México cada vez contamos con más especialistas en ciberseguridad, y las nuevas carreras en ciencias computacionales cada día cobran mayor relevancia y son una excelente opción de estudio para las nuevas generaciones.

Sin duda, las ventajas de usar tecnología en nuestra vida diaria son evidentes, por lo que vale la pena dedicar unos cuantos minutos para aprender estas medidas básicas y desenvolvernos de manera segura en un entorno digital.

Vivimos en un mundo interconectado. El internet, las redes sociales, los correos electrónicos y la mensajería instantánea nos permiten intercambiar información en tiempo real. Estas tecnologías han llegado a todas las áreas que podamos imaginar, desde medicina y agricultura hasta mercados financieros, y se estima que para 2025, además de los celulares y computadoras, habrá 75 mil millones de objetos diversos conectados por IoT (Internet of Things, Internet de las Cosas).

Pero la tecnología no es infalible, y como cualquier otro recurso, está expuesta a ser blanco de acciones malintencionadas. Hace unos días el Banco de México difundió un documento en donde explica a detalle los recientes ataques cibernéticos al Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios (SPEI) que se registraron durante abril y mayo.

Estos ataques consistieron en órdenes de pago generadas de manera apócrifa y enviadas a cinco instituciones bancarias, pero no afectaron las cuentas ni los recursos de los clientes; de igual manera, el Banco de México y el sistema central del SPEI no fueron vulnerados.

De hecho, se tomaron importantes medidas de seguridad como la utilización de una plataforma alterna, y a día de hoy, el SPEI sigue procesando normalmente millones de transferencias electrónicas. Aunque los ataques son preocupantes, es una buena noticia que nuestras instituciones financieras tengan esta capacidad de reacción.

Y también es una buena oportunidad para reflexionar cómo podemos mantenernos nosotros a salvo de tales amenazas. Aunque nos parezcan sofisticados, en realidad la mayor parte de estos ataques y fraudes cibernéticos se pueden prevenir con sencillas acciones que podemos implementar fácilmente.

Por ejemplo, utilizar contraseñas seguras que incluyan mayúsculas, símbolos y números; no compartir información financiera, nips, números de tarjeta o información personal por teléfono o por redes sociales (las instituciones financieras no suelen pedir esta información a sus clientes); utilizar páginas de comercio electrónico y medios de pago certificados; mantener actualizados los sistemas operativos de celulares y computadoras; no descargar programas desconocidos ni abrir ningún correo electrónico sospechoso, como aquellos que ofrecen grandes premios u ofertas irreales.

Por su parte, las pequeñas y medianas empresas pueden utilizar firewalls y contratar servicios especializados, que son accesibles y permiten proteger de manera efectiva a su empresa y la información de clientes y proveedores. Afortunadamente, en México cada vez contamos con más especialistas en ciberseguridad, y las nuevas carreras en ciencias computacionales cada día cobran mayor relevancia y son una excelente opción de estudio para las nuevas generaciones.

Sin duda, las ventajas de usar tecnología en nuestra vida diaria son evidentes, por lo que vale la pena dedicar unos cuantos minutos para aprender estas medidas básicas y desenvolvernos de manera segura en un entorno digital.