/ domingo 2 de febrero de 2020

Activista, vocación riesgosa

Duele la muerte de un ser humano. Duele más cuando se trata de un asesinato. Indigna cuando es un defensor de la libertad y la dignidad de las personas.

Isabel Cabanillas de la Torre decidió ser pintora para darle un buen ejemplo a su hijo. La joven activista fue ultimada el pasado sábado 18 de enero. Su cuerpo fue encontrado en el centro de Ciudad Juárez.

Lo más aberrante y absurdo es que el homicidio se cometió en el Corredor Seguro, equipado con botón de pánico, internet, cámaras de seguridad y la aplicación digital “No estoy sola”. Costó 50 millones de pesos.

Otro lamentable suceso ocurrió en Michoacán. Homero Gómez González fue encontrado sin vida al interior de una olla artesanal. Las causas de su deceso, asfixia por sumersión. Homero, egresado de la Universidad de Chilpancingo, dedicó parte de su vida en defender el santuario de la mariposa monarca.

En México, los activistas, son aquellos luchadores que abren brecha para generar los cambios sociales y políticos que requiere nuestro país. Aquellos que están comprometidos con causas ecológicas, feministas, defensores de los indígenas, los migrantes, la libertad de prensa, activistas LGBT, entre otros tantos. Pero visibilizar algún problema que es causa común, significa poner en riesgo su propia vida.

Tan sólo en 2019, 21 defensores de los derechos humanos fueron ultimados, revela la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos “Todos los Derechos para Todas y Todos”. La organización Global Witness coloca a México en el sexto lugar como el más riesgoso para los defensores del medio ambiente. En tanto, Front Line Defenders, nos ubica en el cuarto país del mundo más peligroso para los defensores de los derechos humanos.

A pesar de existir acuerdos, protocolos y medidas cautelares para la protección de los activistas, el Estado mexicano no ha logrado garantizar su seguridad. Diversas organizaciones alertan sobre las constantes agresiones, hostigamiento judicial, detenciones arbitrarias, amenazas de muerte y en los peores de los casos, desapariciones forzadas y homicidios.

Para comprender la razón de cada atentado, la repuesta está en intuir quienes están detrás de los turbios intereses que son señalados por los defensores de los derechos humanos.

Lydia Graco, integrante del colectivo “Hijas de su Maquilera Madre”, escribió en redes sobre Isabel: “Te fallé, te fallamos”. Efectivamente, les hemos fallado a todos aquellos activistas que han sido ultimados o están desaparecidos. Por su valentía, arrojo y determinación, todos estos crímenes no deben quedar impunes. No debemos callar nuestras voces hasta que se haga justicia.

Duele la muerte de un ser humano. Duele más cuando se trata de un asesinato. Indigna cuando es un defensor de la libertad y la dignidad de las personas.

Isabel Cabanillas de la Torre decidió ser pintora para darle un buen ejemplo a su hijo. La joven activista fue ultimada el pasado sábado 18 de enero. Su cuerpo fue encontrado en el centro de Ciudad Juárez.

Lo más aberrante y absurdo es que el homicidio se cometió en el Corredor Seguro, equipado con botón de pánico, internet, cámaras de seguridad y la aplicación digital “No estoy sola”. Costó 50 millones de pesos.

Otro lamentable suceso ocurrió en Michoacán. Homero Gómez González fue encontrado sin vida al interior de una olla artesanal. Las causas de su deceso, asfixia por sumersión. Homero, egresado de la Universidad de Chilpancingo, dedicó parte de su vida en defender el santuario de la mariposa monarca.

En México, los activistas, son aquellos luchadores que abren brecha para generar los cambios sociales y políticos que requiere nuestro país. Aquellos que están comprometidos con causas ecológicas, feministas, defensores de los indígenas, los migrantes, la libertad de prensa, activistas LGBT, entre otros tantos. Pero visibilizar algún problema que es causa común, significa poner en riesgo su propia vida.

Tan sólo en 2019, 21 defensores de los derechos humanos fueron ultimados, revela la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos “Todos los Derechos para Todas y Todos”. La organización Global Witness coloca a México en el sexto lugar como el más riesgoso para los defensores del medio ambiente. En tanto, Front Line Defenders, nos ubica en el cuarto país del mundo más peligroso para los defensores de los derechos humanos.

A pesar de existir acuerdos, protocolos y medidas cautelares para la protección de los activistas, el Estado mexicano no ha logrado garantizar su seguridad. Diversas organizaciones alertan sobre las constantes agresiones, hostigamiento judicial, detenciones arbitrarias, amenazas de muerte y en los peores de los casos, desapariciones forzadas y homicidios.

Para comprender la razón de cada atentado, la repuesta está en intuir quienes están detrás de los turbios intereses que son señalados por los defensores de los derechos humanos.

Lydia Graco, integrante del colectivo “Hijas de su Maquilera Madre”, escribió en redes sobre Isabel: “Te fallé, te fallamos”. Efectivamente, les hemos fallado a todos aquellos activistas que han sido ultimados o están desaparecidos. Por su valentía, arrojo y determinación, todos estos crímenes no deben quedar impunes. No debemos callar nuestras voces hasta que se haga justicia.