Sentir o aparentar seguridad para una gran mayoría de personas es muy importante, porque reflejan la imagen deseada con familia y/o ante la sociedad en general, mostrando inteligencia y estatus.
Adicción consciente o inconsciente para tener siempre o casi siempre la razón pensando en mostrar fuerza, poder, energía, haciéndoles sentir también una gran satisfacción.
Con el tiempo se acentúa la creencia de que su opinión es la adecuada. Esta palabra proviene del latín “Opinio” refiriéndose al juicio sobre algo o alguien de manera subjetiva, es una forma de pensar ya establecida por costumbres, tradiciones o por convicción propia, difícil de variar, al no tener claridad en lo que se percibe.
Reconocer cuando estamos equivocados es complicado por falta de humildad, experiencia o edad, no siendo privativo de la gente adulta, también se ve con niños y adolescentes, en su conducta con gritos o berrinches, exigiendo lo que consideran justo obtener en ese momento.
En algunos casos se hace necesario imponer la autoridad en beneficio propio y de los demás, para cuidar su salud o seguridad, sin ser negociable y no habría que ceder ante reclamos o riesgosas peticiones.
Actuando así en otros escenarios es causa de conflictos al tratar de imponer ideas o juicios e intentando cambiar a otros, hay pérdidas de tiempo porque cada quien usa su criterio basado en la defensa de sus razones, perdiéndose la comunicación.
Cada persona tiene su lógica y defiende sus creencias, gustos o preferencias, por consiguiente no es sensato aferrarse con actitudes defensivas o agresivas, se debe entender que existe el libre pensamiento con libertad de opinión.
Estableciendo una relación con empatía se pueden aceptar las divergencias con tranquilidad, no siendo obstinados, evitando enfrentamientos al utilizando el sentido común.
Al saber respetar, escuchando con atención siendo tolerante y considerado, aun cuando sean diferentes las formas de pensar y no siempre sabemos expresarnos con claridad.
Podríamos buscar una solución a las diferencias intentando se mejore o cambie la opinión de otras personas y tengan un juicio más parecido al nuestro, transmitamos ideas en un tono mesurado, con la intención de construir no destruir, definiendo el procedimiento para que se incorporen a nuestro proyecto.
En distintas circunstancias se puede tratar de convencer para lograr una conexión que implique trabajar por el bien común, empezando por decir lo necesario con palabras, miradas y lenguaje corporal. Si hay algún objetivo, habrá que definirlo, como el proceso para alcanzar las metas, los cambios sus consecuencias y como afectarían, hay que clarificar el mensaje con sinceridad y respeto a pensamientos o tradiciones.
Actuando con honestidad, permitiremos que expresen motivos, defiendan ideas, dialoguen, que obtengan sus propias conclusiones, probablemente así se identifiquen con nuestra opinión, al compartir sentimientos y emociones. Estableceremos una empatía que propicie la aceptación de nuestras razones encontrando coincidencias.
Habría que reflexionar sobre si es muy importante mostrar tener la razón o aceptar que otro la tenga, si no interfiere en nuestra economía e integridad física o solamente dejar pasar esta evaluación sin que nos afecte en demasía.