/ domingo 26 de mayo de 2019

Al rescate del Águila Real

Al posarse la majestuosa Aquila Chrysaetos sobre un nopal y devorar una serpiente, se cumplió con la mítica profecía, la fundación de Tenochtitlán. Así nació nuestra identidad, nuestro emblema nacional.

Cuando su vuelo desciende, representa la caída de la luz sobre la tierra, energía vital. Sus alas extendidas son los cuatro rumbos cósmicos. Símbolo supremo de las culturas prehispánicas, narran los historiadores.

En el cielo infinito, puede alcanzar una velocidad de 250 kilómetros por hora. Su visión es ocho veces mayor que la de los humanos. Es “una especie ‘sombrilla’ o ‘paraguas’, es decir, que al protegerla incide en la conservación de otras especies y/o su hábitat”.

Para el investigador zacatecano, Patricio Tavizón, la disminución de esta ave se debe al saqueo de huevos y polluelos, así como la pérdida de su medio ambiente, explica en el artículo ‘De una especie emblemática: el águila real’, publicado en la revista de divulgación científica Oikos del Instituto de Ecología de la UNAM.

En la actualidad, se estima que a nivel nacional hay 70 parejas de águila real, de las cuales, sólo quedan 18 parejas en el municipio zacatecano de Monte Escobedo, asentado en la Sierra Madre Occidental.

En este exuberante ecosistema, otras especies también se encuentran en peligro de extinción como el jaguar debido a la caza furtiva, destrucción de la flora, la fauna y la tala inmoderada de árboles.

Para hacer frente a este ecocidio, en la reciente visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a Zacatecas, le he solicitado personalmente que declare Monte Escobedo, Área Natural Protegida y Santuario del Águila Real.

Desde el Senado, a través de un punto de acuerdo, al lado de mi compañera de bancada, la senadora Cora Pinedo Cecilia Alonso, he hecho el mismo exhorto.

A la vez, solicitamos a Semarnat, cancele y suspenda la tala inmoderada de árboles maderables y a la Procuraduría Federal del Medio Ambiente, aplique el modelo de Evaluación de Riesgo de Extinción de especies Silvestres y se recategorice al águila real como especie en peligro de extinción.

También hay otras medidas expuestas en el punto de acuerdo. Exhortamos que a la brevedad se realicen inspecciones oculares, con la finalidad de determinar el grado de deforestación y conocer la magnitud de los daños al medio ambiente. El informe deberá presentarse en un plazo no mayor a tres meses ante el Senado.

No podemos ser indiferentes a este atentado a la madre naturaleza y menos cuando se trata del símbolo de nuestra mexicanidad, nuestra esencia nacional.

Salvar el águila real, es un paso significativo por nuestro ecosistema. Dicho sea de paso, para preservar la humanidad.

Al posarse la majestuosa Aquila Chrysaetos sobre un nopal y devorar una serpiente, se cumplió con la mítica profecía, la fundación de Tenochtitlán. Así nació nuestra identidad, nuestro emblema nacional.

Cuando su vuelo desciende, representa la caída de la luz sobre la tierra, energía vital. Sus alas extendidas son los cuatro rumbos cósmicos. Símbolo supremo de las culturas prehispánicas, narran los historiadores.

En el cielo infinito, puede alcanzar una velocidad de 250 kilómetros por hora. Su visión es ocho veces mayor que la de los humanos. Es “una especie ‘sombrilla’ o ‘paraguas’, es decir, que al protegerla incide en la conservación de otras especies y/o su hábitat”.

Para el investigador zacatecano, Patricio Tavizón, la disminución de esta ave se debe al saqueo de huevos y polluelos, así como la pérdida de su medio ambiente, explica en el artículo ‘De una especie emblemática: el águila real’, publicado en la revista de divulgación científica Oikos del Instituto de Ecología de la UNAM.

En la actualidad, se estima que a nivel nacional hay 70 parejas de águila real, de las cuales, sólo quedan 18 parejas en el municipio zacatecano de Monte Escobedo, asentado en la Sierra Madre Occidental.

En este exuberante ecosistema, otras especies también se encuentran en peligro de extinción como el jaguar debido a la caza furtiva, destrucción de la flora, la fauna y la tala inmoderada de árboles.

Para hacer frente a este ecocidio, en la reciente visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a Zacatecas, le he solicitado personalmente que declare Monte Escobedo, Área Natural Protegida y Santuario del Águila Real.

Desde el Senado, a través de un punto de acuerdo, al lado de mi compañera de bancada, la senadora Cora Pinedo Cecilia Alonso, he hecho el mismo exhorto.

A la vez, solicitamos a Semarnat, cancele y suspenda la tala inmoderada de árboles maderables y a la Procuraduría Federal del Medio Ambiente, aplique el modelo de Evaluación de Riesgo de Extinción de especies Silvestres y se recategorice al águila real como especie en peligro de extinción.

También hay otras medidas expuestas en el punto de acuerdo. Exhortamos que a la brevedad se realicen inspecciones oculares, con la finalidad de determinar el grado de deforestación y conocer la magnitud de los daños al medio ambiente. El informe deberá presentarse en un plazo no mayor a tres meses ante el Senado.

No podemos ser indiferentes a este atentado a la madre naturaleza y menos cuando se trata del símbolo de nuestra mexicanidad, nuestra esencia nacional.

Salvar el águila real, es un paso significativo por nuestro ecosistema. Dicho sea de paso, para preservar la humanidad.