/ miércoles 29 de mayo de 2019

Aladdin

En este año otro de los clásicos animados que Disney lleva a la pantalla grande dentro del formato live action es Aladdin.

Bajo la dirección de Guy Ritchie, esta versión es protagonizada por Naomi Scott, Mena Massoud y Will Smith. Tomando como punto de referencia la historia que marcó a generaciones gracias a una cinta llena de magia, volvemos a la serie de películas que el estudio ha decidido retomar dentro del ya mencionado formato live action.

Haciendo un paréntesis, Aladdin repite la fórmula que anteriormente plasmó Tim Burton con Dumbo, generalizando en un proyecto que a inicios es ambicioso, sin embargo la falta de solidez en la historia hace que estos proyectos resulten meramente comerciales, en donde la esencia que hacen especiales a estas cintas resulta como el detalle menos relevante; lo anterior nos permite profundizar en puntos fundamentales dentro de estas películas alejándonos de las expectativas que en determinado momento pudimos formular.

Hablando en cuestiones de producción, Aladdin muestra su lado más ambicioso y lo alcanza de la mejor manera puesto que ese universo mágico se expone de una manera llena de colores. Por otra parte, la música adhiere más fuerza a lo que Guy Ritchie logra crear. Dentro de los personajes principales, Naomi Scott (Jasmine) y Will Smith (El Genio) son quienes nos sorprenden al transcurso de la historia. Lo anterior centra los detalles más atinados de este live action.

Por otra parte, la fuerza de una historia que ya conocemos tiene a desaparecer por la falta de “magia”, misma que es distintiva de este clásico animado. En ocasiones, la película puede extender lo que se propone, considerando como otro de los puntos en contra de Aladdin.

En esta dinámica, y considerando que el estudio pretende llegar a nuevas generaciones, el lado nostálgico puede funcionar en determinados momentos; aquí es donde decimos que el estudio debe ingeniárselas para seguir reviviendo sus clásicos de una manera más honesta para el espectador pues estos intentos no resultan de la mejor manera como lo hemos visto en Dumbo, La Bella y la Bestia, Maléfica, por mencionar los detalles con menor recepción positiva dentro de la crítica.

Por lo anterior, este miércoles calificamos al live action de Aladdin con dos soles y medio. Una película que pudo haber logrado más, pero se queda entre un proyecto meramente comercial sin la magia que hace especial al clásico animado.

En este año otro de los clásicos animados que Disney lleva a la pantalla grande dentro del formato live action es Aladdin.

Bajo la dirección de Guy Ritchie, esta versión es protagonizada por Naomi Scott, Mena Massoud y Will Smith. Tomando como punto de referencia la historia que marcó a generaciones gracias a una cinta llena de magia, volvemos a la serie de películas que el estudio ha decidido retomar dentro del ya mencionado formato live action.

Haciendo un paréntesis, Aladdin repite la fórmula que anteriormente plasmó Tim Burton con Dumbo, generalizando en un proyecto que a inicios es ambicioso, sin embargo la falta de solidez en la historia hace que estos proyectos resulten meramente comerciales, en donde la esencia que hacen especiales a estas cintas resulta como el detalle menos relevante; lo anterior nos permite profundizar en puntos fundamentales dentro de estas películas alejándonos de las expectativas que en determinado momento pudimos formular.

Hablando en cuestiones de producción, Aladdin muestra su lado más ambicioso y lo alcanza de la mejor manera puesto que ese universo mágico se expone de una manera llena de colores. Por otra parte, la música adhiere más fuerza a lo que Guy Ritchie logra crear. Dentro de los personajes principales, Naomi Scott (Jasmine) y Will Smith (El Genio) son quienes nos sorprenden al transcurso de la historia. Lo anterior centra los detalles más atinados de este live action.

Por otra parte, la fuerza de una historia que ya conocemos tiene a desaparecer por la falta de “magia”, misma que es distintiva de este clásico animado. En ocasiones, la película puede extender lo que se propone, considerando como otro de los puntos en contra de Aladdin.

En esta dinámica, y considerando que el estudio pretende llegar a nuevas generaciones, el lado nostálgico puede funcionar en determinados momentos; aquí es donde decimos que el estudio debe ingeniárselas para seguir reviviendo sus clásicos de una manera más honesta para el espectador pues estos intentos no resultan de la mejor manera como lo hemos visto en Dumbo, La Bella y la Bestia, Maléfica, por mencionar los detalles con menor recepción positiva dentro de la crítica.

Por lo anterior, este miércoles calificamos al live action de Aladdin con dos soles y medio. Una película que pudo haber logrado más, pero se queda entre un proyecto meramente comercial sin la magia que hace especial al clásico animado.