/ miércoles 11 de marzo de 2020

“Amamanta bombera a bebé abandonada”

¡Qué muestra tan sublime de humanidad en estos tiempos de barbarie e impiedad! Como mero ser humano que soy hasta se me quisieron salir las lágrimas al ver y leer en el periódico El Universal lo que llevó a cabo una mujer bombero al encontrar y amamantar a una recién nacida que había sido abandonada en un basurero por la poca madre que la concibió. Léase https://www.eluniversal.com.mx/metropoli/cdmx/mujer-bombero-amamanta-bebe-abandonada-entre-paredes-en-iztacalco

La referida bombera, de nombre Eloísa Herrera Quijano, merece sin duda el máximo reconocimiento por su acción verdaderamente heroica, tanto por salvar y amamantar a la bebé, como porque la criatura era un ser despreciado y abandonado por su inhumana madre.

Y sí, a lo que se hace referencia no constituye un hecho indignante en nuestro actual contexto nacional, ahora que a diario leemos, vemos y sabemos de las más crueles impiedades, pero poco hacemos para brindar compasión, y actuar en consecuencia, con los que nada tienen –y en el caso de los recién nacidos quienes siquiera defensa tienen–y que por lo mismo merecen nuestra más positiva conmiseración.

En los desfiles de festividades nacionales los bomberos son de lo más aplaudidos por la población en general por su inconmovible valor siempre en favor de las víctimas de las tragedias y los fenómenos naturales. Con esa acción, la de los bomberos, cuerpo al que pertenece Eloísa, no sólo ella emprendió un acto heroico sino además llevó a cabo un acto de absoluta humanidad.

De esa guisa, no sólo vamos a seguir aplaudiendo con denuedo a los bomberos en los desfiles y en las actividades que ellas y ellos realizan, sino ahora hasta bendiciones se les habrá de tributar por, sobre todo, apiadarse ella de una criatura verdaderamente desamparada, puesta en la más absoluta indefensión por su propia madre natural.

Resulta, entonces, en extremo destacable que en la época que nos ha tocado vivir, plena de criminalidad abierta, de crueldad cada vez más escalofriante, todavía ocurran actos que quizás no sean espectaculares, pero sí representan sin lugar a dudas ejemplos vívidos de lo que debe ser el comportamiento humano, y que deben constituirse como ejemplos de conductas a emprender en nuestra convivencia humana, que concitan, y deben suscitar la conmiseración de las y los mexicanas(os) hacia nuestros congéneres, especialmente los recién nacidos.

También debe reconocerse la fortuna, dentro de la desventura de la bebita, de haber resistido la caída de una altura de tres metros, y …sobrevivir. Ciertamente, no estaba escrito que la pequeñita falleciera. Pero, sobre todo, creo que sí cabe en la situación que se trata de describir el refrán de: “Obras son amores, y no buenas razones”, como establece el conocido refrán popular.

¡Qué muestra tan sublime de humanidad en estos tiempos de barbarie e impiedad! Como mero ser humano que soy hasta se me quisieron salir las lágrimas al ver y leer en el periódico El Universal lo que llevó a cabo una mujer bombero al encontrar y amamantar a una recién nacida que había sido abandonada en un basurero por la poca madre que la concibió. Léase https://www.eluniversal.com.mx/metropoli/cdmx/mujer-bombero-amamanta-bebe-abandonada-entre-paredes-en-iztacalco

La referida bombera, de nombre Eloísa Herrera Quijano, merece sin duda el máximo reconocimiento por su acción verdaderamente heroica, tanto por salvar y amamantar a la bebé, como porque la criatura era un ser despreciado y abandonado por su inhumana madre.

Y sí, a lo que se hace referencia no constituye un hecho indignante en nuestro actual contexto nacional, ahora que a diario leemos, vemos y sabemos de las más crueles impiedades, pero poco hacemos para brindar compasión, y actuar en consecuencia, con los que nada tienen –y en el caso de los recién nacidos quienes siquiera defensa tienen–y que por lo mismo merecen nuestra más positiva conmiseración.

En los desfiles de festividades nacionales los bomberos son de lo más aplaudidos por la población en general por su inconmovible valor siempre en favor de las víctimas de las tragedias y los fenómenos naturales. Con esa acción, la de los bomberos, cuerpo al que pertenece Eloísa, no sólo ella emprendió un acto heroico sino además llevó a cabo un acto de absoluta humanidad.

De esa guisa, no sólo vamos a seguir aplaudiendo con denuedo a los bomberos en los desfiles y en las actividades que ellas y ellos realizan, sino ahora hasta bendiciones se les habrá de tributar por, sobre todo, apiadarse ella de una criatura verdaderamente desamparada, puesta en la más absoluta indefensión por su propia madre natural.

Resulta, entonces, en extremo destacable que en la época que nos ha tocado vivir, plena de criminalidad abierta, de crueldad cada vez más escalofriante, todavía ocurran actos que quizás no sean espectaculares, pero sí representan sin lugar a dudas ejemplos vívidos de lo que debe ser el comportamiento humano, y que deben constituirse como ejemplos de conductas a emprender en nuestra convivencia humana, que concitan, y deben suscitar la conmiseración de las y los mexicanas(os) hacia nuestros congéneres, especialmente los recién nacidos.

También debe reconocerse la fortuna, dentro de la desventura de la bebita, de haber resistido la caída de una altura de tres metros, y …sobrevivir. Ciertamente, no estaba escrito que la pequeñita falleciera. Pero, sobre todo, creo que sí cabe en la situación que se trata de describir el refrán de: “Obras son amores, y no buenas razones”, como establece el conocido refrán popular.