/ lunes 17 de junio de 2019

AMLO en Tijuana

El acto masivo de unidad nacional convocado con pocos días de anticipación por López Obrador, llevado a cabo en la esquina de las calles segunda y constitución de Tijuana, fue el momento en que termina una fase, en el que se destaca sólo la dignidad nacional y la unidad del pueblo mexicano con el pueblo de Estados Unidos, pero debido a que se pudo evitar la aplicación inmediata de los aranceles, el mismo acto fue, a la vez, una celebración con la asistencia también de mexicanos que cruzaron la frontera de Estados Unidos a México.

Cuando el presidente Donald Trump hizo pública su amenaza de aplicar aranceles a toda exportación de México a Estados Unidos, fue una decisión arbitraria sin ningún fundamento legal, ni nacional, ni internacional; fue una decisión ya típica de Trump: insolente, arbitraria y sádica. La respuesta escrita fue equilibrada, destacó la falacia de América primero y vuelva a ser grande, y el hecho de que con el apoyo popular un presidente no es, y no puede ser intimidado; no podía ser irracional como la amenaza porque en el terreno de lo irracional siempre ganará Donald Trump. Un ex canciller se pronunció rápido descalificando la respuesta escrita con ironías groseras, pero el resultado práctico lo desmintió y ahora tendrá que aprender a reflexionar lo nuevo que, aunque conserva algo de lo anterior, no es el pasado como él lo imaginó; el ex canciller sabe ahora por experiencia propia, que lo nuevo no lo puede abordar con viejas visiones. Se equivocó.

La convocatoria al acto de unidad nacional fue criticada por la Coparmex, pero el Consejo Coordinador Empresarial, lo celebró y su presidente participó como uno de los oradores en ese acto, con un discurso destacando la unidad y, entonces, la Coparmex queda aislada de la unidad nacional y a nadie le afecta tanto en contra, como a esa organización patronal. Muchos medios nacionales pasaron a criticar a Donald Trump, y la iniciativa de la unidad nacional volvió a levantar la aceptación de López Obrador en franjas de población en donde empezaba a decaer.

Aparejado a lo anterior, se había convocado a una reunión en Los Cabos, de alcaldes mexicanos, norteamericanos y canadienses, aunque estos últimos fueron los de menor asistencia. Ahora, podemos ver con más claridad que todo ese proceso que termina con un acto masivo en Tijuana, con la presencia de la mayoría de los gobernadores, con oradores representativos de diferentes sectores de la población e iglesias, fue un proceso esencialmente político; porque se proponía restarle base política a Donald Trump, destacar a sus opositores dentro de su propio país, establecer lazos de igualdad entre alcaldes y, aunque no se dijera explícitamente la unidad nacional expresada en Tijuana era una demostración de fuerza, para disuadir políticamente a los más pensantes cercanos a Trump, de tomar la decisión de aplicar los aranceles a partir del lunes 10 de junio, y se logró. ¿Se resolvió el problema de forma definitiva? No, la negociación encabezada por Marcelo Ebrad, ganó tiempo para enfrentar ese tipo de amenazas en mejores condiciones. Recurrir a la política y a la negociación para resolver grandes y graves problemas siempre será bueno, aunque sea como primer paso.

El acto masivo de unidad nacional convocado con pocos días de anticipación por López Obrador, llevado a cabo en la esquina de las calles segunda y constitución de Tijuana, fue el momento en que termina una fase, en el que se destaca sólo la dignidad nacional y la unidad del pueblo mexicano con el pueblo de Estados Unidos, pero debido a que se pudo evitar la aplicación inmediata de los aranceles, el mismo acto fue, a la vez, una celebración con la asistencia también de mexicanos que cruzaron la frontera de Estados Unidos a México.

Cuando el presidente Donald Trump hizo pública su amenaza de aplicar aranceles a toda exportación de México a Estados Unidos, fue una decisión arbitraria sin ningún fundamento legal, ni nacional, ni internacional; fue una decisión ya típica de Trump: insolente, arbitraria y sádica. La respuesta escrita fue equilibrada, destacó la falacia de América primero y vuelva a ser grande, y el hecho de que con el apoyo popular un presidente no es, y no puede ser intimidado; no podía ser irracional como la amenaza porque en el terreno de lo irracional siempre ganará Donald Trump. Un ex canciller se pronunció rápido descalificando la respuesta escrita con ironías groseras, pero el resultado práctico lo desmintió y ahora tendrá que aprender a reflexionar lo nuevo que, aunque conserva algo de lo anterior, no es el pasado como él lo imaginó; el ex canciller sabe ahora por experiencia propia, que lo nuevo no lo puede abordar con viejas visiones. Se equivocó.

La convocatoria al acto de unidad nacional fue criticada por la Coparmex, pero el Consejo Coordinador Empresarial, lo celebró y su presidente participó como uno de los oradores en ese acto, con un discurso destacando la unidad y, entonces, la Coparmex queda aislada de la unidad nacional y a nadie le afecta tanto en contra, como a esa organización patronal. Muchos medios nacionales pasaron a criticar a Donald Trump, y la iniciativa de la unidad nacional volvió a levantar la aceptación de López Obrador en franjas de población en donde empezaba a decaer.

Aparejado a lo anterior, se había convocado a una reunión en Los Cabos, de alcaldes mexicanos, norteamericanos y canadienses, aunque estos últimos fueron los de menor asistencia. Ahora, podemos ver con más claridad que todo ese proceso que termina con un acto masivo en Tijuana, con la presencia de la mayoría de los gobernadores, con oradores representativos de diferentes sectores de la población e iglesias, fue un proceso esencialmente político; porque se proponía restarle base política a Donald Trump, destacar a sus opositores dentro de su propio país, establecer lazos de igualdad entre alcaldes y, aunque no se dijera explícitamente la unidad nacional expresada en Tijuana era una demostración de fuerza, para disuadir políticamente a los más pensantes cercanos a Trump, de tomar la decisión de aplicar los aranceles a partir del lunes 10 de junio, y se logró. ¿Se resolvió el problema de forma definitiva? No, la negociación encabezada por Marcelo Ebrad, ganó tiempo para enfrentar ese tipo de amenazas en mejores condiciones. Recurrir a la política y a la negociación para resolver grandes y graves problemas siempre será bueno, aunque sea como primer paso.