El domingo pasado, al igual que miles y miles de mexicanos, acudí al Zócalo de la capital, para acompañar y despedir al mejor presidente que ha tenido México en su historia, el Lic. Andrés Manuel López Obrador.
Cumpliendo con su compromiso de rendir cuentas a su pueblo, como lo hizo a cabalidad cada año de su mandato, López Obrador presentó su Sexto y último Informe de Gobierno, demostrando que, con su llegada, se terminó una era en la política mexicana, para dar paso a un legado de transformación.
Desde su llegada al poder, en diciembre de 2018, su compromiso concreto fue lograr un cambio profundo en el país, consolidando un gobierno con enfoque inquebrantable en la justicia social; la lucha contra la corrupción; el fortalecimiento de la soberanía nacional y; principalmente, que estuviera al servicio del pueblo y no de una élite privilegiada.
En estos últimos seis años, hemos podido observar cómo se han materializado una serie de políticas y reformas que, positivamente, han ido transformando el tejido social, político y económico de México.
Entre estos grandes logros podemos destacar; el Combate a la Corrupción, siendo uno de los pilares de su gobierno, al implementar políticas de austeridad y transparencia; reduciendo significativamente el dispendio y eliminando privilegios de la clase política.
Esto permitió que, tales recursos se destinarán a la creación de diversos programas sociales que están beneficiando directamente a los más necesitados; como son las Becas para estudiantes, la Pensión del bienestar para Adultos Mayores, el programa "Jóvenes Construyendo el Futuro" y "Sembrando Vida", entre otros.
Con respecto al tema de infraestructura y desarrollo regional, durante su sexenio se llevaron a cabo proyectos emblemáticos como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas. Estas obras no solo modernizaron la infraestructura del país, sino que también impulsaron el desarrollo económico en regiones históricamente olvidadas.
También se impulsó de manera prioritaria la ampliación de la cobertura de salud y la mejora de la infraestructura educativa; con la ejecución de programas para la universalización de la educación superior y la creación del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI).
Aunque la seguridad fue y sigue siendo uno de los desafíos más grandes, López Obrador implementó una estrategia enfocada en atacar las raíces de la violencia, como la pobreza y la desigualdad. Si bien, los resultados fueron mixtos, se sentaron las bases para un enfoque más integral y humano en la lucha contra la delincuencia.
También se mantuvo una postura firme en la defensa de la soberanía nacional, reafirmando la independencia de México en el ámbito internacional. Su política exterior estuvo marcada por la no intervención y el respeto a la autodeterminación de los pueblos, fortaleciendo la posición de México como un actor clave en América Latina.
Nuestro presidente se consolidó como el líder de la Cuarta Transformación, un sueño que empezó como un pequeño movimiento, pero que ahora, ha sentado las bases para un México más justo, igualitario y soberano.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador, no solo es un recuento de logros, sino también una reflexión sobre cómo con decisión, sí puede transformar a un país desde sus cimientos. Aunque este gobierno será evaluado por el tiempo, es innegable que dejó una huella profunda en la historia del país.
Fue un honor haber luchado desde la máxima tribuna del país, como Diputada Federal de la 64 Legislatura del Congreso de la Unión, junto a nuestro presidente López Obrador, por la transformación de un México mejor.
Es un honor estar hoy y siempre, con López Obrador.