/ martes 1 de junio de 2021

Anécdotas de campaña

El tres de octubre de 2018 nos reunimos por primera vez, después de hablar uno por uno, un grupo plural con el propósito principal de analizar problemas nacionales y estatales que pudieran ser partes integrantes de un programa sexenal de gobierno, y tener una opción propia en la elección que concluye el próximo 6 de junio. El promedio de asistentes estables fue de veinte participantes, nunca se interrumpió una reunión por falta de asistencia hasta que la pandemia lo impidió.

El licenciado David Monreal nos mandó decir con un miembro de nuestro grupo, quien fungió como enlace común, que deseaba tomar los problemas analizados como puntos programáticos y le dijimos que sí, y que quienes mejor que uno de nuestros compañeros en su equipo de gobierno para que eso fuera posible. Un poco después nos invitó a tomar en privado un café por media hora, la que se prolongó media hora más; estuvimos presentes nuestro enlace, una compañera, un compañero del grupo y un servidor. Nos propuso una reunión con todo el grupo y en reunión presencial los compañeros aceptaron, pero la reunión con David Monreal nunca se llevó a cabo.

Personalmente desde la primera comunicación, pensé que se trataba de neutralizarnos como una opción que no era la suya. Nunca me ha interesado buscar a equis candidato o candidata para obtener un puesto de gobierno, pero tomé conciencia de que mis compañeros me veían como representativo y decidimos unos cuantos que nuestro enlace le recordara una vez más y si no había resultado, nos diéramos por no invitados.

Para el 26 de abril mi voto y el de mi familia estaba decidido y lo platiqué con mi amiga Judith Guerrero. Estuve observando la danza de las encuestas, unas creíbles y otras en lo absoluto. Lo mismo me pareció cuando los “históricos” del PRD se fueron con David y, este, al referirse al ingeniero Contreras y a Jorge Hiriart dijo que lo apoyaban “dos grandes pensadores”.

El caso que se me hizo muy delicado fue cuando le robaron la camioneta al candidato del PRI en Fresnillo, Javo Torres, y luego apareció con dos muertos adentro de ella; para mí era claramente un mensaje, y salta la pregunta de siempre: ¿a quién beneficia? Por pura cuestión de método, cuando aparece algo, es que hay más todavía.

En un periódico local aparece una pequeña nota en la que afirman que ya están designando a quienes habrán de ocupar puestos en el gobierno y mencionan como secretario general de Gobierno a Julio Cesar Chávez. Ya no hubo necesidad de recurrir a las encuestas porque ya estamos a cuatro días de las votaciones del 6 de junio.

El tres de octubre de 2018 nos reunimos por primera vez, después de hablar uno por uno, un grupo plural con el propósito principal de analizar problemas nacionales y estatales que pudieran ser partes integrantes de un programa sexenal de gobierno, y tener una opción propia en la elección que concluye el próximo 6 de junio. El promedio de asistentes estables fue de veinte participantes, nunca se interrumpió una reunión por falta de asistencia hasta que la pandemia lo impidió.

El licenciado David Monreal nos mandó decir con un miembro de nuestro grupo, quien fungió como enlace común, que deseaba tomar los problemas analizados como puntos programáticos y le dijimos que sí, y que quienes mejor que uno de nuestros compañeros en su equipo de gobierno para que eso fuera posible. Un poco después nos invitó a tomar en privado un café por media hora, la que se prolongó media hora más; estuvimos presentes nuestro enlace, una compañera, un compañero del grupo y un servidor. Nos propuso una reunión con todo el grupo y en reunión presencial los compañeros aceptaron, pero la reunión con David Monreal nunca se llevó a cabo.

Personalmente desde la primera comunicación, pensé que se trataba de neutralizarnos como una opción que no era la suya. Nunca me ha interesado buscar a equis candidato o candidata para obtener un puesto de gobierno, pero tomé conciencia de que mis compañeros me veían como representativo y decidimos unos cuantos que nuestro enlace le recordara una vez más y si no había resultado, nos diéramos por no invitados.

Para el 26 de abril mi voto y el de mi familia estaba decidido y lo platiqué con mi amiga Judith Guerrero. Estuve observando la danza de las encuestas, unas creíbles y otras en lo absoluto. Lo mismo me pareció cuando los “históricos” del PRD se fueron con David y, este, al referirse al ingeniero Contreras y a Jorge Hiriart dijo que lo apoyaban “dos grandes pensadores”.

El caso que se me hizo muy delicado fue cuando le robaron la camioneta al candidato del PRI en Fresnillo, Javo Torres, y luego apareció con dos muertos adentro de ella; para mí era claramente un mensaje, y salta la pregunta de siempre: ¿a quién beneficia? Por pura cuestión de método, cuando aparece algo, es que hay más todavía.

En un periódico local aparece una pequeña nota en la que afirman que ya están designando a quienes habrán de ocupar puestos en el gobierno y mencionan como secretario general de Gobierno a Julio Cesar Chávez. Ya no hubo necesidad de recurrir a las encuestas porque ya estamos a cuatro días de las votaciones del 6 de junio.