/ lunes 22 de octubre de 2018

¿Cómo se reorganizan PAN, PRI y PRD?

La situación crítica de estos partidos es profunda en su vida interna, y todo parece indicar que su reorganización es un proceso prolongado. La crisis interna es de dirección, y para resolverla necesitan revisar, reelaborar su concepción teórica de partido que cada uno tiene de sí mismo, normalizar las relaciones internas que, después de la derrota quedaron resquebrajadas; volver a analizar la realidad que ahora tienen ante sí, y actuar en congruencia con lo anterior. Un diagnóstico profundo implica detectar el momento en que inició este proceso que terminó en esta derrota desalentadora dentro y fuera de estos partidos.

El Comité Nacional del PAN, hace como trece años, contrató investigadores recién llegados de Europa y, por lo menos uno, era un convencido del pensamiento posmoderno, mismo que se distingue, entre otras cosas por un pragmatismo estéril aunque sea elaborado con cierta envoltura teórica. Cuando se lleva a la práctica este pragmatismo hace pensar a dirigentes y candidatos que están actuando con realismo político pero una vez que ven múltiples resultados los más alarmados son los que tienen un pensamiento liberal y conservan buena dosis de su doctrina, porque ven resultados grotescos que nunca se habían imaginado.

Antes y después de las elecciones hubo opinión pública semipública e individual, dentro y fuera del PAN que criticaron cómo el entonces dirigente nacional de este partido supo maniobrar para promoverse como candidato ala presidencia. Lo mismo hicieron sobre las alianzas con la “izquierda” como el PRD y Movimiento Ciudadano. Esta alianza que le llamaron frente, fue la plataforma ideal para que el dirigente del PAN, eludiera las elecciones internas y fuera postulado por la alianza para candidato a la presidencia. Si antes de las elecciones hubo viejos dirigentes que le llamaron “joven brillante” ahora uno de los candidatos a la presidencia nacional del partido, recién le ha dicho “muchacho estúpido”.

La dirigencia nacional del PRI mandó hacer una investigación con uno de sus partidarios y el resultado fue un diagnóstico que encontró las causas inmediatas de la derrota. Entre otras, que la gente los veía como corruptos, las reformas promovidas por el presidente no dieron los resultados esperados, habían lanzado de candidato a un “ciudadano”, y cosas por el estilo. No pudieron profundizar en otras causas anteriores, tal vez porque el pensamiento institucional les impedía ver críticamente su pasado de unas dos décadas. No pudieron ver que hace como dos décadas inició un proyecto más parecido al del PAN, que requería de un PRI parecido a aquel y lo fueron logrando. Ese proyecto iniciaba al mismo tiempo que el pensamiento posmoderno penetraba hasta por los poros la sociedad moderna, desmantelando toda institucionalidad tradicional y contra todo lo que fuera o pareciera revolucionario, porque el posmodernismo nunca ha negado ser una propuesta de derecha. De ahí que cuando en el PRI se hacía alusión a la revolución mexicana ya sólo se viera como un ritual porque había quedado sepultada práctica, teórica e ideológicamente ante la presencia despistada de muchos priistas que se había formado en estas tradiciones.

La dirigencia del PRD ha declarado el final del ciclo de este partido, se proponen la formación de otro, aprovechando el registro del suyo, y con otros dirigentes como José Woldenberg y José Antonio Crespo que han aceptado ser parte de este nuevo partido.

Están trabajando sobre los documentos fundamentales del nuevo partido y, hacen esto, porque su experiencia es esa; el PCM cambió a PSUM, éste se transformó en PMS y de esos cambios surgió el PRD. De acuerdo con su propia experiencia ese partido resuelve sus problemas al igual que el PAN y el PRI.


La situación crítica de estos partidos es profunda en su vida interna, y todo parece indicar que su reorganización es un proceso prolongado. La crisis interna es de dirección, y para resolverla necesitan revisar, reelaborar su concepción teórica de partido que cada uno tiene de sí mismo, normalizar las relaciones internas que, después de la derrota quedaron resquebrajadas; volver a analizar la realidad que ahora tienen ante sí, y actuar en congruencia con lo anterior. Un diagnóstico profundo implica detectar el momento en que inició este proceso que terminó en esta derrota desalentadora dentro y fuera de estos partidos.

El Comité Nacional del PAN, hace como trece años, contrató investigadores recién llegados de Europa y, por lo menos uno, era un convencido del pensamiento posmoderno, mismo que se distingue, entre otras cosas por un pragmatismo estéril aunque sea elaborado con cierta envoltura teórica. Cuando se lleva a la práctica este pragmatismo hace pensar a dirigentes y candidatos que están actuando con realismo político pero una vez que ven múltiples resultados los más alarmados son los que tienen un pensamiento liberal y conservan buena dosis de su doctrina, porque ven resultados grotescos que nunca se habían imaginado.

Antes y después de las elecciones hubo opinión pública semipública e individual, dentro y fuera del PAN que criticaron cómo el entonces dirigente nacional de este partido supo maniobrar para promoverse como candidato ala presidencia. Lo mismo hicieron sobre las alianzas con la “izquierda” como el PRD y Movimiento Ciudadano. Esta alianza que le llamaron frente, fue la plataforma ideal para que el dirigente del PAN, eludiera las elecciones internas y fuera postulado por la alianza para candidato a la presidencia. Si antes de las elecciones hubo viejos dirigentes que le llamaron “joven brillante” ahora uno de los candidatos a la presidencia nacional del partido, recién le ha dicho “muchacho estúpido”.

La dirigencia nacional del PRI mandó hacer una investigación con uno de sus partidarios y el resultado fue un diagnóstico que encontró las causas inmediatas de la derrota. Entre otras, que la gente los veía como corruptos, las reformas promovidas por el presidente no dieron los resultados esperados, habían lanzado de candidato a un “ciudadano”, y cosas por el estilo. No pudieron profundizar en otras causas anteriores, tal vez porque el pensamiento institucional les impedía ver críticamente su pasado de unas dos décadas. No pudieron ver que hace como dos décadas inició un proyecto más parecido al del PAN, que requería de un PRI parecido a aquel y lo fueron logrando. Ese proyecto iniciaba al mismo tiempo que el pensamiento posmoderno penetraba hasta por los poros la sociedad moderna, desmantelando toda institucionalidad tradicional y contra todo lo que fuera o pareciera revolucionario, porque el posmodernismo nunca ha negado ser una propuesta de derecha. De ahí que cuando en el PRI se hacía alusión a la revolución mexicana ya sólo se viera como un ritual porque había quedado sepultada práctica, teórica e ideológicamente ante la presencia despistada de muchos priistas que se había formado en estas tradiciones.

La dirigencia del PRD ha declarado el final del ciclo de este partido, se proponen la formación de otro, aprovechando el registro del suyo, y con otros dirigentes como José Woldenberg y José Antonio Crespo que han aceptado ser parte de este nuevo partido.

Están trabajando sobre los documentos fundamentales del nuevo partido y, hacen esto, porque su experiencia es esa; el PCM cambió a PSUM, éste se transformó en PMS y de esos cambios surgió el PRD. De acuerdo con su propia experiencia ese partido resuelve sus problemas al igual que el PAN y el PRI.