/ miércoles 10 de noviembre de 2021

¿Cómo te llevas con ella?

La tecnología no es ni buena ni mala por sí misma. Como cualquier instrumento inventado por el ser humano depende del uso que le demos. Nos quejamos de la enajenación que nos puede causar, pero no siempre ponemos los medios para evitarla. ¿Cómo te llevas con la tecnología? ¿Quién tiene el control de tu vida?

Hoy estamos conectados de una manera maravillosa. En un instante podemos comunicarnos con cualquier persona sin importar en qué lugar se encuentre. Además tenemos acceso a todo tipo de información, lo cual también tiene sus pros y contras. No me imagino cómo hubiéramos vivido la pandemia, aunque en realidad todavía no termina, sin Google, WhatsApp, Zoom, Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y tantas otras aplicaciones.

Las posibilidades que nos da la tecnología son ahora más accesibles para una gran mayoría. Sin embargo, el tiempo que dedicamos a estar frente a una pantalla, ya sea una computadora, una tablet o un celular, se está convirtiendo en la nueva droga de nuestro tiempo o quizá ya lo es.

No es raro que lo primero que hagamos al despertar por la mañana sea ver los mensajes que hemos recibido, incluso antes de bajarnos de la cama o de encomendarnos a Dios. Si dejamos un día o dos de ver nuestro celular podemos encontrarnos con una lista interminable de notificaciones por ver, muchas de las cuales son en realidad una pérdida de tiempo.

Suele sucedernos que al estar en reuniones familiares o con amigos en vez de disfrutar y conversar con quienes tenemos frente a nosotros, nos sumergimos en el amplio mundo digital que siempre tiene un toque impersonal. En ocasiones nos perdemos de relaciones humanas directas, reales y sinceras por estar ensimismados en nuestra pantalla.

Las redes sociales pueden absorber nuestro tiempo y por tanto nuestra vida, además de que se pueden convertir en una manera de escapar a una realidad que no queremos o simplemente no sabemos cómo afrontar. Es bueno examinar nuestra forma de llevarnos con los medios digitales, pues la moderación es esencial en esta relación.

No hace falta alejarnos de la tecnología, pues necesitamos comunicarnos y es un instrumento de trabajo eficaz, ya que podemos resolver muchas cosas desde nuestro celular donde nos encontremos. Ya no solo se hace «home office», es decir, trabajar desde el hogar, sino también «world office», es decir, trabajar desde cualquier lugar del mundo.

Es un desafío educativo enseñar a los más jóvenes, a los nativos digitales, es decir a quienes nacieron con la tecnología en sus manos, a no vivir pegados a ella. Pero es poco probable que podamos ayudarlos si no empezamos nosotros mismos por moderarnos al utilizarla. ¡Gracias!

La tecnología no es ni buena ni mala por sí misma. Como cualquier instrumento inventado por el ser humano depende del uso que le demos. Nos quejamos de la enajenación que nos puede causar, pero no siempre ponemos los medios para evitarla. ¿Cómo te llevas con la tecnología? ¿Quién tiene el control de tu vida?

Hoy estamos conectados de una manera maravillosa. En un instante podemos comunicarnos con cualquier persona sin importar en qué lugar se encuentre. Además tenemos acceso a todo tipo de información, lo cual también tiene sus pros y contras. No me imagino cómo hubiéramos vivido la pandemia, aunque en realidad todavía no termina, sin Google, WhatsApp, Zoom, Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y tantas otras aplicaciones.

Las posibilidades que nos da la tecnología son ahora más accesibles para una gran mayoría. Sin embargo, el tiempo que dedicamos a estar frente a una pantalla, ya sea una computadora, una tablet o un celular, se está convirtiendo en la nueva droga de nuestro tiempo o quizá ya lo es.

No es raro que lo primero que hagamos al despertar por la mañana sea ver los mensajes que hemos recibido, incluso antes de bajarnos de la cama o de encomendarnos a Dios. Si dejamos un día o dos de ver nuestro celular podemos encontrarnos con una lista interminable de notificaciones por ver, muchas de las cuales son en realidad una pérdida de tiempo.

Suele sucedernos que al estar en reuniones familiares o con amigos en vez de disfrutar y conversar con quienes tenemos frente a nosotros, nos sumergimos en el amplio mundo digital que siempre tiene un toque impersonal. En ocasiones nos perdemos de relaciones humanas directas, reales y sinceras por estar ensimismados en nuestra pantalla.

Las redes sociales pueden absorber nuestro tiempo y por tanto nuestra vida, además de que se pueden convertir en una manera de escapar a una realidad que no queremos o simplemente no sabemos cómo afrontar. Es bueno examinar nuestra forma de llevarnos con los medios digitales, pues la moderación es esencial en esta relación.

No hace falta alejarnos de la tecnología, pues necesitamos comunicarnos y es un instrumento de trabajo eficaz, ya que podemos resolver muchas cosas desde nuestro celular donde nos encontremos. Ya no solo se hace «home office», es decir, trabajar desde el hogar, sino también «world office», es decir, trabajar desde cualquier lugar del mundo.

Es un desafío educativo enseñar a los más jóvenes, a los nativos digitales, es decir a quienes nacieron con la tecnología en sus manos, a no vivir pegados a ella. Pero es poco probable que podamos ayudarlos si no empezamos nosotros mismos por moderarnos al utilizarla. ¡Gracias!