/ lunes 28 de junio de 2021

Consejos al Príncipe. El Equipo

En su irrepetible texto “El Príncipe”, Nicolás Maquiavelo enumera y desglosa una serie de consejos dirigidos hacia quienes detentan el poder con el objeto de que lo ejerzan de la mejor manera en provecho personal. Aunque la obra está dirigida a Lorenzo de Médici, conocido como “El Magnífico”, a quien explica cómo actuar y qué hacer para unificar Italia y sacarla de la crisis en aquéllos ayeres, las sugerencias han sido estudiadas, discutidas y hartamente aplicadas por políticos de todos los tiempos, latitudes, colores y sabores.

En el contexto actual de México, donde prácticamente la mitad de las gubernaturas fueron renovadas, probablemente se haga necesaria una reflexión pausada sobre uno de los consejos fundamentales a los nuevos detentadores de las potestades locales: cómo integrar su equipo de trabajo. Para ello es necesario emular al mencionado Nicolás:

“En la conformación de los cuadros que te acompañarán en tus altísimas encomiendas gubernamentales, te encontrarás dos categorías de personajes, clasificados los mismos por a) las lealtades hacia ti, y por b) sus capacidades individuales inherentes. De tal manera que respecto de las fidelidades tendrás los leales, los desleales y los neutros. En el ámbito de las aptitudes encontrarás los útiles y los inservibles (incapaces). De este inicial catálogo, y haciendo todas las combinaciones posibles de identidades individuales podrás distinguir la siguiente tipología: 1) los leales capaces, 2) los leales incapaces, 3) los desleales capaces, 4) los desleales incapaces, 5) los neutros capaces, 6) los neutros incapaces.”

“Te preguntarás una y mil veces que hacer con cada categoría de individuos, y los consejos que os daré se pueden resumir en lo siguiente:”

“A los leales y capaces deberás encumbrar y colocar en los mejores puestos y responsabilidades, pues son los que te sacarán el burro del maizal y no te traicionarán. A los leales incapaces puedes ir pensando en puestos de segundo o tercer nivel, siempre supervisados por un leal – capaz, y puesto que se trata de gente tuya, tampoco los puedes castigar o dejar en la banca”.

“A los desleales capaces siempre debes temer, pues son los más peligrosos y pueden minar tu proyecto de gobierno, ya que siempre estarán pensando en sus particularísimos intereses en detrimento tuyo. Quizá los tendrás que incorporar a tu gobierno por compromiso, por necesidad, o por miedo. Les puedes ir otorgando una cartera destinada al fracaso, pues sólo así te desharás de ellos, como pudiera ser, por ejemplo, un organismo de pensiones en quiebra o bien la jefatura de seguridad en contra de la delincuencia organizada. A los desleales incapaces, puedes irte deshaciendo de ellos desde el comienzo, no representan amenaza alguna.”

“Finalmente, es sumo recomendable que te ganes la voluntad de los llamados neutros y capaces, pues también te podrán ayudar a sacar al buey de la barranca; y en cambio, respecto de los neutros incapaces, y sin no los quieres de plano ignorar, puedes darles, por ejemplo, las labores inherentes a una dirección de asuntos varios y quejas irresolubles.”

“Debí decirte, desde el comienzo, que la cualidad más indispensable de un buen príncipe es dilucidar, sin fallas ni errores, los temperamentos más profundos y escondidos de aquéllos a quienes vayas a encumbrar como tus agregados, pues de otra suerte, todo lo aquí anotado será como haber arado en el desierto”.


En su irrepetible texto “El Príncipe”, Nicolás Maquiavelo enumera y desglosa una serie de consejos dirigidos hacia quienes detentan el poder con el objeto de que lo ejerzan de la mejor manera en provecho personal. Aunque la obra está dirigida a Lorenzo de Médici, conocido como “El Magnífico”, a quien explica cómo actuar y qué hacer para unificar Italia y sacarla de la crisis en aquéllos ayeres, las sugerencias han sido estudiadas, discutidas y hartamente aplicadas por políticos de todos los tiempos, latitudes, colores y sabores.

En el contexto actual de México, donde prácticamente la mitad de las gubernaturas fueron renovadas, probablemente se haga necesaria una reflexión pausada sobre uno de los consejos fundamentales a los nuevos detentadores de las potestades locales: cómo integrar su equipo de trabajo. Para ello es necesario emular al mencionado Nicolás:

“En la conformación de los cuadros que te acompañarán en tus altísimas encomiendas gubernamentales, te encontrarás dos categorías de personajes, clasificados los mismos por a) las lealtades hacia ti, y por b) sus capacidades individuales inherentes. De tal manera que respecto de las fidelidades tendrás los leales, los desleales y los neutros. En el ámbito de las aptitudes encontrarás los útiles y los inservibles (incapaces). De este inicial catálogo, y haciendo todas las combinaciones posibles de identidades individuales podrás distinguir la siguiente tipología: 1) los leales capaces, 2) los leales incapaces, 3) los desleales capaces, 4) los desleales incapaces, 5) los neutros capaces, 6) los neutros incapaces.”

“Te preguntarás una y mil veces que hacer con cada categoría de individuos, y los consejos que os daré se pueden resumir en lo siguiente:”

“A los leales y capaces deberás encumbrar y colocar en los mejores puestos y responsabilidades, pues son los que te sacarán el burro del maizal y no te traicionarán. A los leales incapaces puedes ir pensando en puestos de segundo o tercer nivel, siempre supervisados por un leal – capaz, y puesto que se trata de gente tuya, tampoco los puedes castigar o dejar en la banca”.

“A los desleales capaces siempre debes temer, pues son los más peligrosos y pueden minar tu proyecto de gobierno, ya que siempre estarán pensando en sus particularísimos intereses en detrimento tuyo. Quizá los tendrás que incorporar a tu gobierno por compromiso, por necesidad, o por miedo. Les puedes ir otorgando una cartera destinada al fracaso, pues sólo así te desharás de ellos, como pudiera ser, por ejemplo, un organismo de pensiones en quiebra o bien la jefatura de seguridad en contra de la delincuencia organizada. A los desleales incapaces, puedes irte deshaciendo de ellos desde el comienzo, no representan amenaza alguna.”

“Finalmente, es sumo recomendable que te ganes la voluntad de los llamados neutros y capaces, pues también te podrán ayudar a sacar al buey de la barranca; y en cambio, respecto de los neutros incapaces, y sin no los quieres de plano ignorar, puedes darles, por ejemplo, las labores inherentes a una dirección de asuntos varios y quejas irresolubles.”

“Debí decirte, desde el comienzo, que la cualidad más indispensable de un buen príncipe es dilucidar, sin fallas ni errores, los temperamentos más profundos y escondidos de aquéllos a quienes vayas a encumbrar como tus agregados, pues de otra suerte, todo lo aquí anotado será como haber arado en el desierto”.