/ lunes 28 de mayo de 2018

Convivencia en familia

A tía Elvira Castro Briseño

Una vez más nos reunimos miembros de la familia Castro procedentes de Tijuana, Guadalajara, Monterrey, Guadalupe, Fresnillo y San Diego, Cal. El punto de encuentro fue con tía Elvira Castro Briseño en Guadalajara, Jalisco, ahora los motivos fueron su cumpleaños y fortalecer la constante convivencia familiar pese a distancias y disfrutar un fin de semana en esa bella ciudad.

Mi familia es grande por ser más de 300 y por el cariño manifestado pues entre nosotros prevalecen valores de familia como la unidad, el respeto y aprecio tal como somos, la solidaridad siempre está presente, no abundan envidias y rencores, prevalece el desinterés monetario y material, sobre todo existe y se hace sentir un gran cariño a cada uno sin importar edades, condición económica o grado de estudios. Estos valores entre otros, son los que nos dan cohesión y refuerzan emociones que perduran desde la década de 1930 que no disminuye a través del tiempo ni distancia; somos gente que tiene, siente y disfruta de nuestra misma raíz y rasgos genéticos.

En cualquier clan familiar lo primero e importante debe ser definir cuáles valores humanos son los que contribuyen a dar una personalidad familiar propia y deseable, luego aplicar dichos valores humanos a toda la familia, inculcarlos con el ejemplo y tratar entre todos que algunos miembros del clan no los desechen. Es fundamental tener siempre el amor de familia y asegurar que todos, sin excepción, sientan y acrecienten dicho amor familiar. Un factor fundamental y estratégico es diseñar y luego realizar convivencias empezando con los familiares retirados (por motivos personales o por residencia), de no haber respuesta en el primer intento lo habrá en posteriores tan solo no desanimarse o mantener un orgullo mal entendido que entre familiares se considera un antivalor. Es necesario convivir sin exclusiones y con armonía entre gente consanguínea considerando en todo momento la tolerancia, el respeto, la fraternidad y el cariño entre si, procurando dar mayor significado al valor de lo que siente y piensa que al valor material o monetario que llegase a poseer. Así como es harto necesario o fundamental fortalecer el orgullo y gusto de pertenecer a un clan familiar, donde mayores y pequeños estén contentos y satisfechos de ostentar un apellido que da identidad desde un pasado al presente y educar que con sus acciones acrecentarán a futuro dicho orgullo de su apellido.

Este es el valor real de toda familia, la cual es lo más importante que poseemos. Pensemos y actuemos con quienes queremos y nos rodean sobre el valor de ser familia.

A tía Elvira Castro Briseño

Una vez más nos reunimos miembros de la familia Castro procedentes de Tijuana, Guadalajara, Monterrey, Guadalupe, Fresnillo y San Diego, Cal. El punto de encuentro fue con tía Elvira Castro Briseño en Guadalajara, Jalisco, ahora los motivos fueron su cumpleaños y fortalecer la constante convivencia familiar pese a distancias y disfrutar un fin de semana en esa bella ciudad.

Mi familia es grande por ser más de 300 y por el cariño manifestado pues entre nosotros prevalecen valores de familia como la unidad, el respeto y aprecio tal como somos, la solidaridad siempre está presente, no abundan envidias y rencores, prevalece el desinterés monetario y material, sobre todo existe y se hace sentir un gran cariño a cada uno sin importar edades, condición económica o grado de estudios. Estos valores entre otros, son los que nos dan cohesión y refuerzan emociones que perduran desde la década de 1930 que no disminuye a través del tiempo ni distancia; somos gente que tiene, siente y disfruta de nuestra misma raíz y rasgos genéticos.

En cualquier clan familiar lo primero e importante debe ser definir cuáles valores humanos son los que contribuyen a dar una personalidad familiar propia y deseable, luego aplicar dichos valores humanos a toda la familia, inculcarlos con el ejemplo y tratar entre todos que algunos miembros del clan no los desechen. Es fundamental tener siempre el amor de familia y asegurar que todos, sin excepción, sientan y acrecienten dicho amor familiar. Un factor fundamental y estratégico es diseñar y luego realizar convivencias empezando con los familiares retirados (por motivos personales o por residencia), de no haber respuesta en el primer intento lo habrá en posteriores tan solo no desanimarse o mantener un orgullo mal entendido que entre familiares se considera un antivalor. Es necesario convivir sin exclusiones y con armonía entre gente consanguínea considerando en todo momento la tolerancia, el respeto, la fraternidad y el cariño entre si, procurando dar mayor significado al valor de lo que siente y piensa que al valor material o monetario que llegase a poseer. Así como es harto necesario o fundamental fortalecer el orgullo y gusto de pertenecer a un clan familiar, donde mayores y pequeños estén contentos y satisfechos de ostentar un apellido que da identidad desde un pasado al presente y educar que con sus acciones acrecentarán a futuro dicho orgullo de su apellido.

Este es el valor real de toda familia, la cual es lo más importante que poseemos. Pensemos y actuemos con quienes queremos y nos rodean sobre el valor de ser familia.