/ lunes 11 de marzo de 2019

Correlación de fuerzas y gobernabilidad

México está en transición por traslado del poder político y gubernamental hacia la izquierda socialdemócrata y ello conlleva a un desequilibrio que es normal cuando hay modificación en cualquier sistema físico, natural y social, las teorías del cambio y de sistemas confirman que debido a su dinámica interna todo sistema tiende a un nuevo equilibrio conforme avanza el tiempo.

Los mexicanos debemos comprender esta nueva etapa del desarrollo nacional, donde ahora coexisten en magnitud importante fuerzas de una derecha conservadora y de una izquierda transformadora, las pugnas políticas y económicas que observamos es un proceso lógico que se tiene entre una élite económica acostumbrada a establecer el rumbo nacional favoreciendo al gran capital y que se resiste cederlo a una fracción de la izquierda mexicana que no acaba de entender el mensaje de 30 millones de electores, como tampoco está en el proceso de aprendizaje requerido por la gobernanza y expectativa ciudadana.

La terminación del sexenio del Presidente Peña Nieto e inicio del régimen de López Obrador es ejemplo claro que los tiempos y acciones en cargos públicos son muy variables. También muestra que la clase política tanto la anteriormente favorecida y como la actual tienen diferentes intereses y concepto de gobernanza y gobernabilidad, como ejemplos de pugnas entre prevalecer esquemas económicos y políticos o transformarlos tenemos la cancelación del nuevo aeropuerto en la Ciudad de México, desacuerdos por el tren para la península de Yucatán, los “superdelegados” federales en los estados y que gobernadores panistas y priístas no aceptan pues perderían gran parte de su poder político, detener el robo de combustibles por crimen organizado tanto ligado al narcotráfico como de cuello blanco en mismo gobierno, cambios de enfoque presupuestal para el 2019 e iniciativas de ley como la guardia nacional. Entre los factores favorables resaltan la construcción de acuerdos entre la iniciativa privada y el Poder Ejecutivo, un tipo de pacto entre la clase gobernante de diferentes partidos políticos. Es menester que los miembros del nuevo régimen entiendan y apliquen lo que es gobernar para todos y dejar de lado antagonismos a quien piensa diferente o revanchismos desde cargos públicos.

En síntesis, esta pugna política y gubernamental entre lo que se va y lo que llega es un proceso dinámico y natural en cualquier sociedad democrática donde existe nueva correlación de fuerzas. Es benéfico para el ciudadano si se establece una nueva estructura que equilibre fuerzas para generar una sola resultante de tipo positiva y no negativa. Veremos más del forcejo entre élites y grupos. Lo deseable para el pueblo mexicano es tener acuerdos exitosos entre dichas fuerzas para sana convivencia y verdadero desarrollo nacional.

México está en transición por traslado del poder político y gubernamental hacia la izquierda socialdemócrata y ello conlleva a un desequilibrio que es normal cuando hay modificación en cualquier sistema físico, natural y social, las teorías del cambio y de sistemas confirman que debido a su dinámica interna todo sistema tiende a un nuevo equilibrio conforme avanza el tiempo.

Los mexicanos debemos comprender esta nueva etapa del desarrollo nacional, donde ahora coexisten en magnitud importante fuerzas de una derecha conservadora y de una izquierda transformadora, las pugnas políticas y económicas que observamos es un proceso lógico que se tiene entre una élite económica acostumbrada a establecer el rumbo nacional favoreciendo al gran capital y que se resiste cederlo a una fracción de la izquierda mexicana que no acaba de entender el mensaje de 30 millones de electores, como tampoco está en el proceso de aprendizaje requerido por la gobernanza y expectativa ciudadana.

La terminación del sexenio del Presidente Peña Nieto e inicio del régimen de López Obrador es ejemplo claro que los tiempos y acciones en cargos públicos son muy variables. También muestra que la clase política tanto la anteriormente favorecida y como la actual tienen diferentes intereses y concepto de gobernanza y gobernabilidad, como ejemplos de pugnas entre prevalecer esquemas económicos y políticos o transformarlos tenemos la cancelación del nuevo aeropuerto en la Ciudad de México, desacuerdos por el tren para la península de Yucatán, los “superdelegados” federales en los estados y que gobernadores panistas y priístas no aceptan pues perderían gran parte de su poder político, detener el robo de combustibles por crimen organizado tanto ligado al narcotráfico como de cuello blanco en mismo gobierno, cambios de enfoque presupuestal para el 2019 e iniciativas de ley como la guardia nacional. Entre los factores favorables resaltan la construcción de acuerdos entre la iniciativa privada y el Poder Ejecutivo, un tipo de pacto entre la clase gobernante de diferentes partidos políticos. Es menester que los miembros del nuevo régimen entiendan y apliquen lo que es gobernar para todos y dejar de lado antagonismos a quien piensa diferente o revanchismos desde cargos públicos.

En síntesis, esta pugna política y gubernamental entre lo que se va y lo que llega es un proceso dinámico y natural en cualquier sociedad democrática donde existe nueva correlación de fuerzas. Es benéfico para el ciudadano si se establece una nueva estructura que equilibre fuerzas para generar una sola resultante de tipo positiva y no negativa. Veremos más del forcejo entre élites y grupos. Lo deseable para el pueblo mexicano es tener acuerdos exitosos entre dichas fuerzas para sana convivencia y verdadero desarrollo nacional.