/ domingo 17 de octubre de 2021

Crónica de poder │ La preferida y los menospreciados del 2024

Definitivamente, el valor de lo público en la cuarta transformación, rompe con los escenarios que debemos suponer democrático y se impone la cultura del "dedazo", a través del "dedito" del Señor y como consecuencia de la adelantada precipitación, el ambiente político se torna turbulento y polarizante derivado del comportamiento siempre electoral del Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ahora asegura que para el 2024 no tiene ningún preferido, ninguna preferida para la candidatura presidencial, expresión que peca de incierta, porque todo mundo sabe y porque así lo exhibe, que Claudia Sheinbaum es su preferida, y bien lo saben Marcelo Ebrard, Rocío Nahle, Tatiana Clouthier, Juan Ramón de la Fuente y Esteban Moctezuma.

Hasta Ricardo Monreal está plenamente consciente de que "el dedito" no está a su favor, porque directamente desde el poder y militantemente desde su partido Morena, señala a la Gobernadora de la Ciudad de México. La gente, los simples mortales de arriba y de abajo, los morenistas, los ciudadanos, hasta los opositores o adversarios, conocen esa línea política trazada desde Palacio Nacional. Y, como dice nuestro amigo Paco Suárez del Real, "ni que no fuéramos tan pendejos" para entender la jugada. Entre la población no hay ingenuidad, tampoco inocencia, aunque con ciega lealtad sí aceptan ser engañados por esa prematura e invariable imposición.

López Obrador "se compromete" a no intervenir en el proceso electoral 2024, pero lo dice cuando ya está muy adentro y hasta lanza la consigna para que la elección de la candidata o candidato (es un decir), sea por encuesta. Claro, por encuesta tipo patito y que incluso está en los estatutos, como las utilizadas y manipuladas por el villano electorero Mario Delgado para designar a los recientes candidatos a gobernador y gobernadora, sondeos de opinión que resultan tan falsos pero efectivos, porque en algunos casos se comprobó que ni siquiera hicieron la encuesta y solo dieron a conocer "los otros datos" que garantizaron la postulación.

La distinción entre lo preferido y lo elegible es enorme, hay una distancia abismal que impide un ejercicio democrático como ese que López Obrador promueve. "el pueblo pone y el pueblo quita". Frente a este escenario y, sin rebelarse, sino asumiendo una postura muy responsable, pero sobre todo auténticamente democrática, Ricardo Monreal y solamente él, rechaza el método de la encuesta y propone como legítimo reclamo, que sea mediante elección primaria. "Nunca vamos a enfrentarnos con el presidente que tiene autoridad moral indiscutible dentro de Morena", pero "a nadie ofendo si insisto en la profundización de la vida democrática."

El exgobernador de Zacatecas exige piso parejo y no exclusión, apertura no ruptura, procedimiento por elección, no encuesta, así de claro y con valentía política.

Marcelo Ebrard Casaubón, el otro precandidato finalista en la ruta 2024, entrevistado por Joaquín López Dóriga, dijo que contenderá por la Presidencia en 2024 porque forma parte de su proyecto de vida. Otra voz, otra actitud de apertura democrática que López Obrador no podrá contener, y seguramente que no podrá con los dos, porque si no serán candidatos por Morena, lo serán por otros partidos. De aquí al 2024 tienen que pasar dos años de mucho acontecer político en el país y lo más probable es que la primacía de la democracia estará por sobre la imposición.


Definitivamente, el valor de lo público en la cuarta transformación, rompe con los escenarios que debemos suponer democrático y se impone la cultura del "dedazo", a través del "dedito" del Señor y como consecuencia de la adelantada precipitación, el ambiente político se torna turbulento y polarizante derivado del comportamiento siempre electoral del Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ahora asegura que para el 2024 no tiene ningún preferido, ninguna preferida para la candidatura presidencial, expresión que peca de incierta, porque todo mundo sabe y porque así lo exhibe, que Claudia Sheinbaum es su preferida, y bien lo saben Marcelo Ebrard, Rocío Nahle, Tatiana Clouthier, Juan Ramón de la Fuente y Esteban Moctezuma.

Hasta Ricardo Monreal está plenamente consciente de que "el dedito" no está a su favor, porque directamente desde el poder y militantemente desde su partido Morena, señala a la Gobernadora de la Ciudad de México. La gente, los simples mortales de arriba y de abajo, los morenistas, los ciudadanos, hasta los opositores o adversarios, conocen esa línea política trazada desde Palacio Nacional. Y, como dice nuestro amigo Paco Suárez del Real, "ni que no fuéramos tan pendejos" para entender la jugada. Entre la población no hay ingenuidad, tampoco inocencia, aunque con ciega lealtad sí aceptan ser engañados por esa prematura e invariable imposición.

López Obrador "se compromete" a no intervenir en el proceso electoral 2024, pero lo dice cuando ya está muy adentro y hasta lanza la consigna para que la elección de la candidata o candidato (es un decir), sea por encuesta. Claro, por encuesta tipo patito y que incluso está en los estatutos, como las utilizadas y manipuladas por el villano electorero Mario Delgado para designar a los recientes candidatos a gobernador y gobernadora, sondeos de opinión que resultan tan falsos pero efectivos, porque en algunos casos se comprobó que ni siquiera hicieron la encuesta y solo dieron a conocer "los otros datos" que garantizaron la postulación.

La distinción entre lo preferido y lo elegible es enorme, hay una distancia abismal que impide un ejercicio democrático como ese que López Obrador promueve. "el pueblo pone y el pueblo quita". Frente a este escenario y, sin rebelarse, sino asumiendo una postura muy responsable, pero sobre todo auténticamente democrática, Ricardo Monreal y solamente él, rechaza el método de la encuesta y propone como legítimo reclamo, que sea mediante elección primaria. "Nunca vamos a enfrentarnos con el presidente que tiene autoridad moral indiscutible dentro de Morena", pero "a nadie ofendo si insisto en la profundización de la vida democrática."

El exgobernador de Zacatecas exige piso parejo y no exclusión, apertura no ruptura, procedimiento por elección, no encuesta, así de claro y con valentía política.

Marcelo Ebrard Casaubón, el otro precandidato finalista en la ruta 2024, entrevistado por Joaquín López Dóriga, dijo que contenderá por la Presidencia en 2024 porque forma parte de su proyecto de vida. Otra voz, otra actitud de apertura democrática que López Obrador no podrá contener, y seguramente que no podrá con los dos, porque si no serán candidatos por Morena, lo serán por otros partidos. De aquí al 2024 tienen que pasar dos años de mucho acontecer político en el país y lo más probable es que la primacía de la democracia estará por sobre la imposición.