/ martes 14 de septiembre de 2021

Crónica del poder │ A dar paso a las palabras de los hechos

La ascensión de David Monreal al gobierno de Zacatecas y a la cima del histórico cerro de La Bufa fue un acontecimiento político esencialmente lopezobradorista, marcadamente monrealista y con orientación futurista hacia el 2024. Con lucidez e invariable lealtad el nuevo mandatario colocó al estado en la invariable ruta de la Cuarta Transformación, reconoció el liderazgo del hermano mayor el senador Ricardo Monreal y destacó la presencia del canciller Marcelo Ebrard Casaubón, el secretario de Relaciones Exteriores como representante presidencial, ya preferencialmente perfilado candidato por el presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque después de Claudia Sheinbaum.

En su emotivo discurso, desprovisto ya de las estridencias de campaña y previas al ungimiento, a David Monreal no le quedó otra que admitir y resaltar que recibe un estado en agonía y de inmediato pidió a la gente "no me dejen solo en esta lucha por impedir que muera". Para fortuna de Alejandro Tello, su ausencia evitó la muy probable amargura de la rechifla y el rechazo desde el extremismo ansioso de revancha.

Aunque el escenario del Centro de Convenciones se decidió para guardar la sana distancia, desde la llegada de avanzada comitiva se rompieron los protocolos sanitarios y dominó la incontenible euforia y sobrevino la avalancha de abrazos. En el estrado de la máxima solemnidad, otra vez se vio entronizado al monrealismo añejo del 98, con Arturo Nahle García como titular del Poder Judicial; el neomonrealismo representado por la diputada Susana Barragán, Presidenta de la Legislatura, hija del fiel seguidor Le Roy Barragán; y obvio, el ahora líder de la generación intermedia del monrealismo, el gobernador David Monreal.

Fue abrumadora la asistencia de Senadores de la República conducidos por Ricardo Monreal y presididos por Olga Sánchez Cordero, la ex secretaria de Gobernación; Sergio Gutiérrez, el Presidente de la Cámara de Diputados; Mario Delgado el dirigente del partido Morena, que si no lo presentan nadie lo nota; los gobernadores vecinos, Martín Orozco, de Aguascalientes; Ricardo Gallardo, de San Luis Potosí; José Rosas Aispuro, de Durango; Alfredo Ramírez Bedolla, gobernador electo de Michoacán; pilares de su nueva gobernanza, David Monreal no dudó en mencionar a los Presidentes Municipales electos, Saúl Monreal, de Fresnillo y Jorge Miranda Castro, de Zacatecas capital; hasta los cantantes Julión Álvarez, Marco Flores y Eliseo Robles con Los Montañeses del Álamo. Sí se pudo, les dijo emocionado y monseñor Sigifredo Noriega le escuchó señalar que "éste es un acto de fe y esperanza" y vamos a fortalecer la democracia y evitar regresión al autoritarismo”.

Decidido a construir una nueva clase política, abrazó abiertamente las políticas del presidente López Obrador, el proyecto de la Cuarta Transformación que con él llegó a Zacatecas. Comprometido a liberar las fuerzas sociales, también tendrá que liberar los recursos presupuestales y los programas de infraestructura de quienes los tienen amarrados al feroz centralismo; con auténtica austeridad, reiteró afrontará hasta abatir la corrupción de los últimos 11 años; está urgido a desatar otras ataduras en materia de seguridad para que con respaldo de la sociedad pueda recuperar la paz y tranquilidad, y logrado ese objetivo, podría cumplir el anhelo que ahí manifestó, "ser el mejor gobernador que haya tenido Zacatecas." Sueños e ilusiones quedaron trazadas como expectativas de gobierno, y las tendrá que cumplir.

La ascensión de David Monreal al gobierno de Zacatecas y a la cima del histórico cerro de La Bufa fue un acontecimiento político esencialmente lopezobradorista, marcadamente monrealista y con orientación futurista hacia el 2024. Con lucidez e invariable lealtad el nuevo mandatario colocó al estado en la invariable ruta de la Cuarta Transformación, reconoció el liderazgo del hermano mayor el senador Ricardo Monreal y destacó la presencia del canciller Marcelo Ebrard Casaubón, el secretario de Relaciones Exteriores como representante presidencial, ya preferencialmente perfilado candidato por el presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque después de Claudia Sheinbaum.

En su emotivo discurso, desprovisto ya de las estridencias de campaña y previas al ungimiento, a David Monreal no le quedó otra que admitir y resaltar que recibe un estado en agonía y de inmediato pidió a la gente "no me dejen solo en esta lucha por impedir que muera". Para fortuna de Alejandro Tello, su ausencia evitó la muy probable amargura de la rechifla y el rechazo desde el extremismo ansioso de revancha.

Aunque el escenario del Centro de Convenciones se decidió para guardar la sana distancia, desde la llegada de avanzada comitiva se rompieron los protocolos sanitarios y dominó la incontenible euforia y sobrevino la avalancha de abrazos. En el estrado de la máxima solemnidad, otra vez se vio entronizado al monrealismo añejo del 98, con Arturo Nahle García como titular del Poder Judicial; el neomonrealismo representado por la diputada Susana Barragán, Presidenta de la Legislatura, hija del fiel seguidor Le Roy Barragán; y obvio, el ahora líder de la generación intermedia del monrealismo, el gobernador David Monreal.

Fue abrumadora la asistencia de Senadores de la República conducidos por Ricardo Monreal y presididos por Olga Sánchez Cordero, la ex secretaria de Gobernación; Sergio Gutiérrez, el Presidente de la Cámara de Diputados; Mario Delgado el dirigente del partido Morena, que si no lo presentan nadie lo nota; los gobernadores vecinos, Martín Orozco, de Aguascalientes; Ricardo Gallardo, de San Luis Potosí; José Rosas Aispuro, de Durango; Alfredo Ramírez Bedolla, gobernador electo de Michoacán; pilares de su nueva gobernanza, David Monreal no dudó en mencionar a los Presidentes Municipales electos, Saúl Monreal, de Fresnillo y Jorge Miranda Castro, de Zacatecas capital; hasta los cantantes Julión Álvarez, Marco Flores y Eliseo Robles con Los Montañeses del Álamo. Sí se pudo, les dijo emocionado y monseñor Sigifredo Noriega le escuchó señalar que "éste es un acto de fe y esperanza" y vamos a fortalecer la democracia y evitar regresión al autoritarismo”.

Decidido a construir una nueva clase política, abrazó abiertamente las políticas del presidente López Obrador, el proyecto de la Cuarta Transformación que con él llegó a Zacatecas. Comprometido a liberar las fuerzas sociales, también tendrá que liberar los recursos presupuestales y los programas de infraestructura de quienes los tienen amarrados al feroz centralismo; con auténtica austeridad, reiteró afrontará hasta abatir la corrupción de los últimos 11 años; está urgido a desatar otras ataduras en materia de seguridad para que con respaldo de la sociedad pueda recuperar la paz y tranquilidad, y logrado ese objetivo, podría cumplir el anhelo que ahí manifestó, "ser el mejor gobernador que haya tenido Zacatecas." Sueños e ilusiones quedaron trazadas como expectativas de gobierno, y las tendrá que cumplir.