/ martes 5 de enero de 2021

Crónica del poder │ Ausente la moral política

Los partidos políticos y sus dirigentes están obligados a ser responsablemente consecuentes con la exigencia de sus militantes, ciudadanos y la sociedad sobre la postulación de los mejores perfiles en las candidaturas a los cargos gubernamentales y legislativos, todas las fuerzas políticas en la histórica contienda electoral de 2021, deben cumplir ese elevado compromiso, con el fin de lograr comicios muy participativos para superar el abstencionismo y rebasar el 60 por ciento de ciudadanos ante las urnas, como plantean Virgilio Rivera y Matías Chiquito en las instituciones electorales; pero sobre todo, para que sea fortalecida la cultura política con calidad en la gobernanza y legislación.

En el tránsito a la democracia que viven México y Zacatecas, la mayor expectativa que la sociedad se ha trazado, es ascender a los gobiernos estatales y municipales y a las Cámaras de Diputados federal y locales, a verdaderos liderazgos revestidos de una razonable calidad académica, con trayectoria en el servicio público honesto e incorruptible; a notables personajes con capacidad organizacional, administrativa y de negociación para conciliar acuerdos, esto es, con autoridad moral y política para dialogar y asumir decisiones en la solución de los graves problemas que hoy lastiman a la gente y contienen el desarrollo; hombres o mujeres responsables en la promoción de sus propuestas ideas y opiniones respetuosas de los adversarios y de la libertad de expresión de los diferentes.

La gente está harta de los políticos de dudosa inteligencia y de sospechosa honestidad y para estos momentos no sale del azoro y a punto están de entrar en la desesperanza y más decepción, porque 368 diputados y diputadas federales han manifestado su deseo de reelegirse o como dicen aquí, elegirse de manera consecutiva, lo que implica caer en el retroceso que el nuevo régimen condena. Imagine usted ver otra vez en su mediocridad, protagonismos o sumisión a personajes como Gerardo Fernández Noroña o Dolores Padierna; y aquí, otra vez a los mismos Alfredo Femat, Samuel Herrera, Carlos Puente, Jacqueline Martínez, Óscar Novella, María de Jesús García, Alejandra Esparza, Lyndiana Bugarín o el caso insólito de Chabelo Trejo, que lleva más de 20 años de oscilación legislativa entre la Cámara de Diputados y el Senado, y otra vez puede ir por la cuarta diputación. En su casa apenas los conocen.

Son políticos que han escalado en la jerarquía política por los favores personales que intercambian por sumisión y con lambisconería, porque la verdad sea dicha, los representados no ven ni respuesta a sus demandas, ni méritos de trabajo o una responsabilidad pública ni sentido social en su labor legislativa. Medran sin rubor y con cinismo e incapaces de un ejercicio autocrítico que con realismo los ubique en esa maravillosa oportunidad de servir a sus distritos, municipios y estado. Nada han hecho por Zacatecas para repetir como zánganos del poder.

Más de lo mismo con los mismos

Sea en la alianza "Juntos haremos historia" de Morena, PT, Verde Ecologista y Nueva Alianza o en la coalición "Va por México o Va por Zacatecas" reaparecen las mismas estrellas, no hay más militantes valiosos ni perfiles dignos de la representación popular y continúan con esa degradante consigna del "echando a perder se aprende", como así lanzan a Norma Angélica Castorena, Miguel Ángel Varela, Carlos Aurelio Peña y Miguel Torres. Con esos políticos, ¿cómo lograr la gran participación ciudadana o una nueva cultura política?

Los partidos políticos y sus dirigentes están obligados a ser responsablemente consecuentes con la exigencia de sus militantes, ciudadanos y la sociedad sobre la postulación de los mejores perfiles en las candidaturas a los cargos gubernamentales y legislativos, todas las fuerzas políticas en la histórica contienda electoral de 2021, deben cumplir ese elevado compromiso, con el fin de lograr comicios muy participativos para superar el abstencionismo y rebasar el 60 por ciento de ciudadanos ante las urnas, como plantean Virgilio Rivera y Matías Chiquito en las instituciones electorales; pero sobre todo, para que sea fortalecida la cultura política con calidad en la gobernanza y legislación.

En el tránsito a la democracia que viven México y Zacatecas, la mayor expectativa que la sociedad se ha trazado, es ascender a los gobiernos estatales y municipales y a las Cámaras de Diputados federal y locales, a verdaderos liderazgos revestidos de una razonable calidad académica, con trayectoria en el servicio público honesto e incorruptible; a notables personajes con capacidad organizacional, administrativa y de negociación para conciliar acuerdos, esto es, con autoridad moral y política para dialogar y asumir decisiones en la solución de los graves problemas que hoy lastiman a la gente y contienen el desarrollo; hombres o mujeres responsables en la promoción de sus propuestas ideas y opiniones respetuosas de los adversarios y de la libertad de expresión de los diferentes.

La gente está harta de los políticos de dudosa inteligencia y de sospechosa honestidad y para estos momentos no sale del azoro y a punto están de entrar en la desesperanza y más decepción, porque 368 diputados y diputadas federales han manifestado su deseo de reelegirse o como dicen aquí, elegirse de manera consecutiva, lo que implica caer en el retroceso que el nuevo régimen condena. Imagine usted ver otra vez en su mediocridad, protagonismos o sumisión a personajes como Gerardo Fernández Noroña o Dolores Padierna; y aquí, otra vez a los mismos Alfredo Femat, Samuel Herrera, Carlos Puente, Jacqueline Martínez, Óscar Novella, María de Jesús García, Alejandra Esparza, Lyndiana Bugarín o el caso insólito de Chabelo Trejo, que lleva más de 20 años de oscilación legislativa entre la Cámara de Diputados y el Senado, y otra vez puede ir por la cuarta diputación. En su casa apenas los conocen.

Son políticos que han escalado en la jerarquía política por los favores personales que intercambian por sumisión y con lambisconería, porque la verdad sea dicha, los representados no ven ni respuesta a sus demandas, ni méritos de trabajo o una responsabilidad pública ni sentido social en su labor legislativa. Medran sin rubor y con cinismo e incapaces de un ejercicio autocrítico que con realismo los ubique en esa maravillosa oportunidad de servir a sus distritos, municipios y estado. Nada han hecho por Zacatecas para repetir como zánganos del poder.

Más de lo mismo con los mismos

Sea en la alianza "Juntos haremos historia" de Morena, PT, Verde Ecologista y Nueva Alianza o en la coalición "Va por México o Va por Zacatecas" reaparecen las mismas estrellas, no hay más militantes valiosos ni perfiles dignos de la representación popular y continúan con esa degradante consigna del "echando a perder se aprende", como así lanzan a Norma Angélica Castorena, Miguel Ángel Varela, Carlos Aurelio Peña y Miguel Torres. Con esos políticos, ¿cómo lograr la gran participación ciudadana o una nueva cultura política?