/ jueves 19 de mayo de 2022

Crónica del poder │ Buenas noticias, antídoto contra el miedo

Consecuencia de los altos niveles de violencia que generan escenarios de inseguridad, resulta innegable la sensación de miedo, alarma, angustias, amenazas, riesgos, peligros, terror, hasta pánico, sobre todo por la magnificación o extremismo de hechos violentos a través de los colgados o descuartizados, que generan una rápida expansión de imagenes por todos los horizontes del estado y los municipios, para así multiplicar la percepción de inseguridad, condición que se propaga y que provoca la parálisis económica y laboral, la reducción real de energías y fuerzas productivas.

Esta situación de inestabilidad, alteraciones emocionales e incertidumbre en la sociedad y sus comunidades, es aumentada por los fenómenos externos que sacuden al mundo, como la guerra de Rusia en Ucrania y la reciente masacre en Buffalo, Estados Unidos. Situaciones que parecen enraizar en algunos municipios y regiones que son verdaderos focos rojos, una permanente emergencia social, porque son eventos de enfrentamientos entre grupos delincuenciales, que escapan al control de las autoridades y con razones sobrevienen la exigencia y el reclamo a las fuerzas públicas para que actúen con más eficiencia y efectividad en su defensa y protección.

Inevitables, son actos de violencia que se traducen en malas noticias para la población, tan solo hay que preguntar a la gente, a los campesinos, las amas de casa, los comerciantes, los mineros, a las familias en sus hogares, cómo son cómo han sido sus reacciones ante los eventos de violencia frente a sus ojos, en sus barrios, calles, colonias y caminos, y la respuesta ha de ser dolorosa, temerosa, alarmante, miedo, terror, hasta pánico. Los desplazados en Jerez, Fresnillo, Valparaíso y Tepetongo, son testigos presenciales; las víctimas de secuestro y extorsión, que crecen; los amenazados por el cobro de piso; los familiares, esposas, hermanos, hijos de los ejecutados; los soldados, guardias nacionales, policías estatales y municipales, que han tenido que encarar la ofensiva, todos son actores y protagonistas con miedos.

A las malas noticias hay que superponer las buenas hasta opacarlas y desvanecerlas, deben envolverse las tragedias sangrientas y mortales, primero con reacciones efectivas y afectivas y luego con la avalancha de las acciones culturales, deportivas, artísticas, de sana convivencia, de recuperación de espacios públicos, de promoción de estrategias comunicacionales de paz, religiosas, sociales y la necesaria y urgente cercanía de los gobiernos y sus líderes, políticos, jueces, legisladores y magistrados, como una fuerza unitaria que traduce confianza, solidaridad, credibilidad, tranquilidad, certidumbre y veracidad.

Por todo eso, hay que motivar a la sociedad a más voltear y atender hechos de trascendencia a la normalidad, más que asustarse por los colgados o cercenados, hay que hacer pensar a la gente en las hazañas del fresnillense José Armando Navarrete, que conquistó el Monte Everest, que elevó a Fresnillo y Zacatecas hasta máximas alturas; reconocer y elogiar al niño de San Antonio del Ciprés, Pánuco, Derek Elías Ortiz, que representará a México y Zacatecas en la Competencia Internacional de Matemáticas en Indonesia; y dar seguimiento al traslado de los restos de Manuel Felguérez a su Museo aquí, el próximo 7 de junio. Exaltar hechos como éstos, son esencial antídoto para reducir los efectos malignos de la violencia e inseguridad que han generado atmósfera de miedo y escenarios de preocupación.

Consecuencia de los altos niveles de violencia que generan escenarios de inseguridad, resulta innegable la sensación de miedo, alarma, angustias, amenazas, riesgos, peligros, terror, hasta pánico, sobre todo por la magnificación o extremismo de hechos violentos a través de los colgados o descuartizados, que generan una rápida expansión de imagenes por todos los horizontes del estado y los municipios, para así multiplicar la percepción de inseguridad, condición que se propaga y que provoca la parálisis económica y laboral, la reducción real de energías y fuerzas productivas.

Esta situación de inestabilidad, alteraciones emocionales e incertidumbre en la sociedad y sus comunidades, es aumentada por los fenómenos externos que sacuden al mundo, como la guerra de Rusia en Ucrania y la reciente masacre en Buffalo, Estados Unidos. Situaciones que parecen enraizar en algunos municipios y regiones que son verdaderos focos rojos, una permanente emergencia social, porque son eventos de enfrentamientos entre grupos delincuenciales, que escapan al control de las autoridades y con razones sobrevienen la exigencia y el reclamo a las fuerzas públicas para que actúen con más eficiencia y efectividad en su defensa y protección.

Inevitables, son actos de violencia que se traducen en malas noticias para la población, tan solo hay que preguntar a la gente, a los campesinos, las amas de casa, los comerciantes, los mineros, a las familias en sus hogares, cómo son cómo han sido sus reacciones ante los eventos de violencia frente a sus ojos, en sus barrios, calles, colonias y caminos, y la respuesta ha de ser dolorosa, temerosa, alarmante, miedo, terror, hasta pánico. Los desplazados en Jerez, Fresnillo, Valparaíso y Tepetongo, son testigos presenciales; las víctimas de secuestro y extorsión, que crecen; los amenazados por el cobro de piso; los familiares, esposas, hermanos, hijos de los ejecutados; los soldados, guardias nacionales, policías estatales y municipales, que han tenido que encarar la ofensiva, todos son actores y protagonistas con miedos.

A las malas noticias hay que superponer las buenas hasta opacarlas y desvanecerlas, deben envolverse las tragedias sangrientas y mortales, primero con reacciones efectivas y afectivas y luego con la avalancha de las acciones culturales, deportivas, artísticas, de sana convivencia, de recuperación de espacios públicos, de promoción de estrategias comunicacionales de paz, religiosas, sociales y la necesaria y urgente cercanía de los gobiernos y sus líderes, políticos, jueces, legisladores y magistrados, como una fuerza unitaria que traduce confianza, solidaridad, credibilidad, tranquilidad, certidumbre y veracidad.

Por todo eso, hay que motivar a la sociedad a más voltear y atender hechos de trascendencia a la normalidad, más que asustarse por los colgados o cercenados, hay que hacer pensar a la gente en las hazañas del fresnillense José Armando Navarrete, que conquistó el Monte Everest, que elevó a Fresnillo y Zacatecas hasta máximas alturas; reconocer y elogiar al niño de San Antonio del Ciprés, Pánuco, Derek Elías Ortiz, que representará a México y Zacatecas en la Competencia Internacional de Matemáticas en Indonesia; y dar seguimiento al traslado de los restos de Manuel Felguérez a su Museo aquí, el próximo 7 de junio. Exaltar hechos como éstos, son esencial antídoto para reducir los efectos malignos de la violencia e inseguridad que han generado atmósfera de miedo y escenarios de preocupación.