/ viernes 12 de noviembre de 2021

Crónica del poder │ ¿Burocracia decadente en Zacatecas?

Por lo visto y escuchado en sus expresiones que resultan aleccionadores mensajes, David Monreal no solo está decidido a renovar la clase política de Zacatecas, sino que también persigue el objetivo de alejarse de la concepción de servicio público que según analiza, se arraigó en la última década y que es necesario cambiar para que se pueda avanzar en sincronía y sintonía y con mayor eficacia en los resultados hacia el estado de bienestar que la cuarta transformación promueve.

El gobernador acaba de llamar a los burócratas y funcionarios del aparato gubernamental a recuperar su vocación de servicio, a que se comprometan y asuman su compromiso laboral y de atención con calidez y calidad a la sociedad zacatecana, sostuvo que solo así es posible sacar adelante al estado si desde el aparato gubernamental, los trabajadores y empleados al servicio del estado recuperan la vocación de servicio, si cumplen con su deber y encomienda; y les pide que ayuden a concretar su plan, de lo contrario, los invitó a buscar otro camino, asegurando que les proporcionará buenos finiquitos y respetará sus derechos.

Más que discurso es un mensaje claro y directo hacia los escenarios laborales donde hay negligencia, morosidad, donde no hay diligencia en la atención y mucho menos pasión de servicio, espacios de desconfianza que si los hay, contenidos de los añejos vicios de modorra y morosidad que ya son inerciales y que seguramente el mandatario los tiene registrados, sí con óptima responsabilidad los nuevos funcionarios de confianza le informaron de evaluaciones objetivas, justas, razonables y muy profesionales, estudios que han de ser realizados sin revanchismos ni enconos personales, sin la interferencia de intereses personales, facciosos o partidarios, incluso sentimientos de venganza personal cultivada a través de los sexenios y el quinquenio por algunos operadores u operadoras aferradas al desquite.

Lo que sí hay que decir porque es una certeza, que hubo factores que pudieron haber inducido al repliegue laboral, como la incapacidad organizacional y escasa o nula conducción de las estrategias de mando de los funcionarios del Gabinete o los mandos intermedios responsables de las decisiones, que provocaron la entrada del estado y sus instituciones en el estancamiento e irrelevancia. Aquí, en éstos tiempos de renovación cobra peso el propósito de involucrar a los trabajadores y servidores públicos en las estrategias de la nueva gobernanza y convertirlos en los más valiosos instrumentos hacia la transformación en este gobierno monrealista y morenista.

Viene al caso evocar lo dicho la semana anterior por el presidente Andrés Manuel López Obrador, al afirmar que el despotismo "le afecta el hígado" y recuerda cómo funcionarios públicos de gobiernos pasados trataban con gritos y de manera indigna a otros trabajadores de gobierno, con prepotencia, cuando "el poder es humildad". No es creíble que ahora sucedan esos degradantes episodios de grosera prepotencia y arrogancia direccional, como tampoco es creíble que el mandatario haya dicho que la burocracia de Zacatecas es de las más decadentes del país y, no es creíble, porque David Monreal sabe que la gran mayoría de los trabajadores al servicio del estado, votaron por él, por un cambio verdadero. Hay lealtades y fidelidades que no se quieren ver, o se las ocultan.

Por lo visto y escuchado en sus expresiones que resultan aleccionadores mensajes, David Monreal no solo está decidido a renovar la clase política de Zacatecas, sino que también persigue el objetivo de alejarse de la concepción de servicio público que según analiza, se arraigó en la última década y que es necesario cambiar para que se pueda avanzar en sincronía y sintonía y con mayor eficacia en los resultados hacia el estado de bienestar que la cuarta transformación promueve.

El gobernador acaba de llamar a los burócratas y funcionarios del aparato gubernamental a recuperar su vocación de servicio, a que se comprometan y asuman su compromiso laboral y de atención con calidez y calidad a la sociedad zacatecana, sostuvo que solo así es posible sacar adelante al estado si desde el aparato gubernamental, los trabajadores y empleados al servicio del estado recuperan la vocación de servicio, si cumplen con su deber y encomienda; y les pide que ayuden a concretar su plan, de lo contrario, los invitó a buscar otro camino, asegurando que les proporcionará buenos finiquitos y respetará sus derechos.

Más que discurso es un mensaje claro y directo hacia los escenarios laborales donde hay negligencia, morosidad, donde no hay diligencia en la atención y mucho menos pasión de servicio, espacios de desconfianza que si los hay, contenidos de los añejos vicios de modorra y morosidad que ya son inerciales y que seguramente el mandatario los tiene registrados, sí con óptima responsabilidad los nuevos funcionarios de confianza le informaron de evaluaciones objetivas, justas, razonables y muy profesionales, estudios que han de ser realizados sin revanchismos ni enconos personales, sin la interferencia de intereses personales, facciosos o partidarios, incluso sentimientos de venganza personal cultivada a través de los sexenios y el quinquenio por algunos operadores u operadoras aferradas al desquite.

Lo que sí hay que decir porque es una certeza, que hubo factores que pudieron haber inducido al repliegue laboral, como la incapacidad organizacional y escasa o nula conducción de las estrategias de mando de los funcionarios del Gabinete o los mandos intermedios responsables de las decisiones, que provocaron la entrada del estado y sus instituciones en el estancamiento e irrelevancia. Aquí, en éstos tiempos de renovación cobra peso el propósito de involucrar a los trabajadores y servidores públicos en las estrategias de la nueva gobernanza y convertirlos en los más valiosos instrumentos hacia la transformación en este gobierno monrealista y morenista.

Viene al caso evocar lo dicho la semana anterior por el presidente Andrés Manuel López Obrador, al afirmar que el despotismo "le afecta el hígado" y recuerda cómo funcionarios públicos de gobiernos pasados trataban con gritos y de manera indigna a otros trabajadores de gobierno, con prepotencia, cuando "el poder es humildad". No es creíble que ahora sucedan esos degradantes episodios de grosera prepotencia y arrogancia direccional, como tampoco es creíble que el mandatario haya dicho que la burocracia de Zacatecas es de las más decadentes del país y, no es creíble, porque David Monreal sabe que la gran mayoría de los trabajadores al servicio del estado, votaron por él, por un cambio verdadero. Hay lealtades y fidelidades que no se quieren ver, o se las ocultan.