/ martes 24 de noviembre de 2020

Crónica del poder │ Condenable indiscreción política

No es extraño que haya políticos y gobernantes que carentes de principios morales ejercen el poder para ostentar actitudes egoístas, como si hacerlo ante sus representados o gobernados constituye una hazaña histórica sin precedente. Son comportamientos que niegan solidaridad entre correligionarios o ante adversarios y sobre todo, son torpezas políticas que lesionan, vulneran y exponen a los gestores que con voluntad política sólo pretenden favorecer a los paisanos, los trabajadores, servidores públicos o a los más necesitados.

En este sentido, el alcalde Julio César Chávez, acaba de incurrir en marcado y condenable egoísmo municipalista, al exhibir irreflexivo e injusto trato preferencial polìtico y partidista, pregonando a los 4 vientos que el Senador Ricardo Monreal logró hacer efectiva la gestión de recursos extraordinarios para Guadalupe, lo que ha permitido que "por primera vez en 35 años no tendrán necesidad de pedir adelanto de participaciones para cerrar el año, por lo que se va a salir con cero centavos de deuda y cumpliendo al 100 por ciento a los trabajadores, los compromisos sociales y de infraestructura para el municipio."

Desde luego que es legítimo que de manera indeclinable RicardoMonreal asuma un compromiso de gestión en favor de Guadalupe o de cualquier otro municipio de su estado, lo que es criticable es que el alcalde antepone halagos sobre su persona y función pública y ostente un tajante menosprecio a sus colegas y correligionarios Presidentes Municipales, que son 9, y a sus adversarios del PAN, PRI, PRD, PT, Verdes, del PES y Nueva Alianza, que seguramente no tienen posibilidades de una exitosa gestión, pero que ilustra ese trato inequitativo y discriminatorio hacia los municipios que son de oposición o que no tienen la influencia con personajes de poder.

Es cierto, se reconoce que el alcalde guadalupense tenga esa formidable capacidad de gestión y que aproveche su relación política, pero ante las condiciones de penuria presupuestaria y la severa crisis por la que atraviesan los 58 municipios, presumir esa deferencia y preferencia que no comparte con ninguno de sus compañeros morenistas o de otros partidos, resulta una irrespetuosa ofensa y altanera prepotencia, que muy seguramente no será del agrado de su benefactor y gestor, que bien quiere o desea extender su respaldo a todo el estado.

En contraste, el alcalde morenista Saúl Monreal, se enaltece al aceptar adelanto a las participaciones que por indicaciones del gobernador Alejandro Tello, el Secretario de Finanzas Jorge Miranda Castro hará llegar a los 57 municipios por un monto de 300 millones de pesos, decisión solidaria y de plena voluntad política hacia los alcaldes que tienen la urgencia de cerrar el año en condiciones de normalidad.

El dislate del alcalde de Guadalupe

No solo es oportunista y prepotente, es una expresión cargada de arrogancia y vanidad que no cabe en los principios éticos y morales que el Presidente López Obrador promueve entre sus gobernantes correligionarios, ha sido una insolente manifestación y una fanfarronería que no pueden ni deben configurar a los políticos o gobernantes de la Cuarta Transformación, es una contradicción a la imagen de humildad y de solidaridad que han de prevalecer entre los nuevos servidores públicos del nuevo régimen. Una actitud impulsada por la inmadurez y la inútil obsesión por ostentarse en Presidente Municipal más prestigioso del país y que a diario hace historia. Gran decepción política.


No es extraño que haya políticos y gobernantes que carentes de principios morales ejercen el poder para ostentar actitudes egoístas, como si hacerlo ante sus representados o gobernados constituye una hazaña histórica sin precedente. Son comportamientos que niegan solidaridad entre correligionarios o ante adversarios y sobre todo, son torpezas políticas que lesionan, vulneran y exponen a los gestores que con voluntad política sólo pretenden favorecer a los paisanos, los trabajadores, servidores públicos o a los más necesitados.

En este sentido, el alcalde Julio César Chávez, acaba de incurrir en marcado y condenable egoísmo municipalista, al exhibir irreflexivo e injusto trato preferencial polìtico y partidista, pregonando a los 4 vientos que el Senador Ricardo Monreal logró hacer efectiva la gestión de recursos extraordinarios para Guadalupe, lo que ha permitido que "por primera vez en 35 años no tendrán necesidad de pedir adelanto de participaciones para cerrar el año, por lo que se va a salir con cero centavos de deuda y cumpliendo al 100 por ciento a los trabajadores, los compromisos sociales y de infraestructura para el municipio."

Desde luego que es legítimo que de manera indeclinable RicardoMonreal asuma un compromiso de gestión en favor de Guadalupe o de cualquier otro municipio de su estado, lo que es criticable es que el alcalde antepone halagos sobre su persona y función pública y ostente un tajante menosprecio a sus colegas y correligionarios Presidentes Municipales, que son 9, y a sus adversarios del PAN, PRI, PRD, PT, Verdes, del PES y Nueva Alianza, que seguramente no tienen posibilidades de una exitosa gestión, pero que ilustra ese trato inequitativo y discriminatorio hacia los municipios que son de oposición o que no tienen la influencia con personajes de poder.

Es cierto, se reconoce que el alcalde guadalupense tenga esa formidable capacidad de gestión y que aproveche su relación política, pero ante las condiciones de penuria presupuestaria y la severa crisis por la que atraviesan los 58 municipios, presumir esa deferencia y preferencia que no comparte con ninguno de sus compañeros morenistas o de otros partidos, resulta una irrespetuosa ofensa y altanera prepotencia, que muy seguramente no será del agrado de su benefactor y gestor, que bien quiere o desea extender su respaldo a todo el estado.

En contraste, el alcalde morenista Saúl Monreal, se enaltece al aceptar adelanto a las participaciones que por indicaciones del gobernador Alejandro Tello, el Secretario de Finanzas Jorge Miranda Castro hará llegar a los 57 municipios por un monto de 300 millones de pesos, decisión solidaria y de plena voluntad política hacia los alcaldes que tienen la urgencia de cerrar el año en condiciones de normalidad.

El dislate del alcalde de Guadalupe

No solo es oportunista y prepotente, es una expresión cargada de arrogancia y vanidad que no cabe en los principios éticos y morales que el Presidente López Obrador promueve entre sus gobernantes correligionarios, ha sido una insolente manifestación y una fanfarronería que no pueden ni deben configurar a los políticos o gobernantes de la Cuarta Transformación, es una contradicción a la imagen de humildad y de solidaridad que han de prevalecer entre los nuevos servidores públicos del nuevo régimen. Una actitud impulsada por la inmadurez y la inútil obsesión por ostentarse en Presidente Municipal más prestigioso del país y que a diario hace historia. Gran decepción política.