/ lunes 25 de mayo de 2020

Crónica del poder │ Cuidarnos para evitar el montón de muertos

Muy sano y más alentador resulta atender la sabiduría de notables mexicanos que por su experiencia e inteligencia contribuyen a la certidumbre y estabilidad, como el defensor de los Derechos Humanos, José Luis Soberanes, quien resalta que los mexicanos debemos pasar de la confrontación a la fraternidad ante la pandemia. Y es que, como el destacado jurista, la gente observa extrañada y con repudio, que en este escenario de crisis que ha de suponer solidaridad y unidad, la disputa por el poder se atiza y polariza, como así proceden los gobernadores de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Michoacán, Colima, Durango y Jalisco, que con argumentos enfrentan al Presidente de la República.

Enardecidos escenarios se promueven cuando el Presidente Andrés Manuel López Obrador, "un día sí y otro también" descalifica a medios de comunicación internacionales y nacionales, una innecesaria ofensiva que no corresponde a un estadista o gobernante prudente y tolerante. Y claro, hay episodios que llenan de satisfacción, como ese contraste entre el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que ante la muerte de 100 mil víctimas del coronavirus, se va a Virginia a jugar golf, un desplante más que refleja su condición inhumana e insensible; en cambio, el Presidente Mexicano, con responsabilidad y humanismo diariamente está al frente de la batalla contra la pandemia.

Nos parece que la crisis que se vive y se sufre, es clave para entender la lógica de los acontecimientos y comportamientos de los gobernantes. Conviene no desestimar la situación alarmante y peligrosa que se viene encima de la gente, sobre todo de la más necesitada, afectada no solo por el virus maldito, sino por la penuria que ya los hunde en hambre y desamparo. En serio, hay que tomar muy en serio los demoledores impactos de la propagación e infección; en el país, hasta ayer se registraron 65 mil 856 casos positivos y ¡aguas! son 7 mil 179 los fallecidos. Guardadas las proporciones, aquí en Zacatecas, hasta ayer domingo las cifras eran de 237 infectados y 30 muertos.

Éstos no son los otros datos que se ocultan, son los verídicos oficiales, de todos modos y a todas luces, una creciente realidad, que si no atajamos con el acatamiento de las medidas y recomendaciones sanitarias, básicamente del confinamiento, la sana distancia, el cubrebocas y la higiene personal, la crisis puede salirse de control, rebasar la capacidad médica y hospitalaria e incrementar la mortalidad. Por eso y para éstos momentos, contener la tragedia en México como en Zacatecas, es responsabilidad de la gente, las familias y las comunidades.

Lo primero que debe pasar por nuestra conciencia, es el reconocimiento de la terrible amenaza que se cierne ante los hogares, contra los ancianos, los niños y los que padecen enfermedades crónicas; pero no sentarnos a contemplar que todo pase y sobrevengan los decesos que se pueden evitar. Así, ante la estrategia del regreso a la dizque nueva normalidad, tiene que ser gradual, ordenada, priorizando los sectores y necesidades. Nada de precipitaciones o improvisación, la disciplina y el cuidado extremo deben imperar. Esta semana es crucial para Zacatecas y sus municipios, que como Fresnillo, Guadalupe, Zacatecas, Río Grande, Loreto, Jerez, entre otros, resienten desgracias.

Hay que ver el horizonte de contagios en toda su dimensión y aceptar que se viene y se presentará con mucha gravedad, tan sencillo como advertir, que si en la Ciudad de México el incremento de contagios llega a 3 mil en un día, causa terror; aquí, que sean 12 nos debe provocar la más profunda preocupación. Por eso la insistencia, quedarnos en casa y la sana distancia, para esperar una mejor próxima semana.

Muy sano y más alentador resulta atender la sabiduría de notables mexicanos que por su experiencia e inteligencia contribuyen a la certidumbre y estabilidad, como el defensor de los Derechos Humanos, José Luis Soberanes, quien resalta que los mexicanos debemos pasar de la confrontación a la fraternidad ante la pandemia. Y es que, como el destacado jurista, la gente observa extrañada y con repudio, que en este escenario de crisis que ha de suponer solidaridad y unidad, la disputa por el poder se atiza y polariza, como así proceden los gobernadores de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Michoacán, Colima, Durango y Jalisco, que con argumentos enfrentan al Presidente de la República.

Enardecidos escenarios se promueven cuando el Presidente Andrés Manuel López Obrador, "un día sí y otro también" descalifica a medios de comunicación internacionales y nacionales, una innecesaria ofensiva que no corresponde a un estadista o gobernante prudente y tolerante. Y claro, hay episodios que llenan de satisfacción, como ese contraste entre el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que ante la muerte de 100 mil víctimas del coronavirus, se va a Virginia a jugar golf, un desplante más que refleja su condición inhumana e insensible; en cambio, el Presidente Mexicano, con responsabilidad y humanismo diariamente está al frente de la batalla contra la pandemia.

Nos parece que la crisis que se vive y se sufre, es clave para entender la lógica de los acontecimientos y comportamientos de los gobernantes. Conviene no desestimar la situación alarmante y peligrosa que se viene encima de la gente, sobre todo de la más necesitada, afectada no solo por el virus maldito, sino por la penuria que ya los hunde en hambre y desamparo. En serio, hay que tomar muy en serio los demoledores impactos de la propagación e infección; en el país, hasta ayer se registraron 65 mil 856 casos positivos y ¡aguas! son 7 mil 179 los fallecidos. Guardadas las proporciones, aquí en Zacatecas, hasta ayer domingo las cifras eran de 237 infectados y 30 muertos.

Éstos no son los otros datos que se ocultan, son los verídicos oficiales, de todos modos y a todas luces, una creciente realidad, que si no atajamos con el acatamiento de las medidas y recomendaciones sanitarias, básicamente del confinamiento, la sana distancia, el cubrebocas y la higiene personal, la crisis puede salirse de control, rebasar la capacidad médica y hospitalaria e incrementar la mortalidad. Por eso y para éstos momentos, contener la tragedia en México como en Zacatecas, es responsabilidad de la gente, las familias y las comunidades.

Lo primero que debe pasar por nuestra conciencia, es el reconocimiento de la terrible amenaza que se cierne ante los hogares, contra los ancianos, los niños y los que padecen enfermedades crónicas; pero no sentarnos a contemplar que todo pase y sobrevengan los decesos que se pueden evitar. Así, ante la estrategia del regreso a la dizque nueva normalidad, tiene que ser gradual, ordenada, priorizando los sectores y necesidades. Nada de precipitaciones o improvisación, la disciplina y el cuidado extremo deben imperar. Esta semana es crucial para Zacatecas y sus municipios, que como Fresnillo, Guadalupe, Zacatecas, Río Grande, Loreto, Jerez, entre otros, resienten desgracias.

Hay que ver el horizonte de contagios en toda su dimensión y aceptar que se viene y se presentará con mucha gravedad, tan sencillo como advertir, que si en la Ciudad de México el incremento de contagios llega a 3 mil en un día, causa terror; aquí, que sean 12 nos debe provocar la más profunda preocupación. Por eso la insistencia, quedarnos en casa y la sana distancia, para esperar una mejor próxima semana.