/ jueves 26 de mayo de 2022

Crónica del poder │ Degradante confrontación política

Frente a los tiempos electorales que nunca de acaban, ante las graves condiciones de violencia e inseguridad, el estancamiento económico y la parálisis del desarrollo, efectos que la sociedad, la gente, el pueblo, sienten y sufren, la diversidad de opiniones es sana y concita a motivar reflexión, razonamientos y serenidad, lo que explica la realidad de una pluralidad política e ideológica, donde no caben los autoritarismos, y sí la normalidad democrática que a diario se construye con respeto.

El cisma en la Legislatura, la insensata división que se atisba en los partidos en el poder y la exhibición bochornosa y degradante entre actores y protagonistas políticos, han provocado sendos abusos retóricos que extreman los enconos, la confrontación y odios políticos en donde deben campear la fraternidad, compañerismo y lealtad. Desafortunada y severa admonición que se convirtió en irrespetuoso insulto, ha sido la declaración dominguera de la senadora Soledad Luévano, que ante la ola de crímenes violentos, afirma que "en Zacatecas estamos entre cobardes e inútiles" porque ante los sucesos como el asesinato del niño de 3 años en Fresnillo, las autoridades montan un show para simular que trabajan.

La respuesta no se hizo esperar y fue inmediata a través de la Delegada de Programas del Bienestar, Verónica Díaz Robles, quien conminó a la senadora "que venga a Zacatecas a contribuir con la paz; qué cómoda hacerlo desde un escaño en el Senado que le fue regalado, no sea indolente, no siga siendo oportunista." Cobardes e inútiles son sus posturas, siguió la Delegada para lanzar crítica interrogante: ¿ Es tanta su necesidad de protagonismo que su mejor estrategia es polarizar a una sociedad de por sí ya quebrada, asustada, desconfiada ? Y la senadora quedó desenmascarada, se erigió en fiscal y fue denostada, rechazada y cuestionada por sus diputadas correligionarias Roxana Muñoz y Analí Infante, y por el legislador Nieves Medellín.

La gente en la sociedad, la clase política, los representados en los municipios, han confirmado la develación que ya no es atisbo, es una grosera división política entre morenistas, tan lamentable como degradante, denigrante y penosa, y que debe ser decepcionante para sus líderes que son los mismos, Andrés Manuel López Obrador y David Monreal Ávila. y que exhiben una inoportuna estampa fratricida en un contexto electoral, que debiera ser de ratificación de unidad y cohesión con proyección a la elección de 6 gubernaturas el domingo 5 de junio y como antecedente maldito hacia la elección presidencial 2024, y que sobre todo, en Zacatecas atentan contra la Cuarta Transformación y la Nueva Gobernanza. Con actitudes así no puede haber comunión social ante la emergencia económica y de violencia.

En este degradante episodio debe aplicarse el código de ética y la sanción de conductas públicas repudiables, porque han sido comportamientos que deterioran la imagen institucional de un gobierno que pretende la renovación de la clase política, se descalifican como integrantes de un mismo equipo, atentan contra la dignidad de servidores públicos y de los gobernados en la sociedad, lanzan expresiones que tienden a menoscabar el ejercicio gubernamental y legislativo, un comportamiento que se aleja del diálogo, el debate respetuoso y la conciliación de diferencias entre militantes del mismo partido, cuadro que reproduce regocijo y optimismo en la oposición.

Frente a los tiempos electorales que nunca de acaban, ante las graves condiciones de violencia e inseguridad, el estancamiento económico y la parálisis del desarrollo, efectos que la sociedad, la gente, el pueblo, sienten y sufren, la diversidad de opiniones es sana y concita a motivar reflexión, razonamientos y serenidad, lo que explica la realidad de una pluralidad política e ideológica, donde no caben los autoritarismos, y sí la normalidad democrática que a diario se construye con respeto.

El cisma en la Legislatura, la insensata división que se atisba en los partidos en el poder y la exhibición bochornosa y degradante entre actores y protagonistas políticos, han provocado sendos abusos retóricos que extreman los enconos, la confrontación y odios políticos en donde deben campear la fraternidad, compañerismo y lealtad. Desafortunada y severa admonición que se convirtió en irrespetuoso insulto, ha sido la declaración dominguera de la senadora Soledad Luévano, que ante la ola de crímenes violentos, afirma que "en Zacatecas estamos entre cobardes e inútiles" porque ante los sucesos como el asesinato del niño de 3 años en Fresnillo, las autoridades montan un show para simular que trabajan.

La respuesta no se hizo esperar y fue inmediata a través de la Delegada de Programas del Bienestar, Verónica Díaz Robles, quien conminó a la senadora "que venga a Zacatecas a contribuir con la paz; qué cómoda hacerlo desde un escaño en el Senado que le fue regalado, no sea indolente, no siga siendo oportunista." Cobardes e inútiles son sus posturas, siguió la Delegada para lanzar crítica interrogante: ¿ Es tanta su necesidad de protagonismo que su mejor estrategia es polarizar a una sociedad de por sí ya quebrada, asustada, desconfiada ? Y la senadora quedó desenmascarada, se erigió en fiscal y fue denostada, rechazada y cuestionada por sus diputadas correligionarias Roxana Muñoz y Analí Infante, y por el legislador Nieves Medellín.

La gente en la sociedad, la clase política, los representados en los municipios, han confirmado la develación que ya no es atisbo, es una grosera división política entre morenistas, tan lamentable como degradante, denigrante y penosa, y que debe ser decepcionante para sus líderes que son los mismos, Andrés Manuel López Obrador y David Monreal Ávila. y que exhiben una inoportuna estampa fratricida en un contexto electoral, que debiera ser de ratificación de unidad y cohesión con proyección a la elección de 6 gubernaturas el domingo 5 de junio y como antecedente maldito hacia la elección presidencial 2024, y que sobre todo, en Zacatecas atentan contra la Cuarta Transformación y la Nueva Gobernanza. Con actitudes así no puede haber comunión social ante la emergencia económica y de violencia.

En este degradante episodio debe aplicarse el código de ética y la sanción de conductas públicas repudiables, porque han sido comportamientos que deterioran la imagen institucional de un gobierno que pretende la renovación de la clase política, se descalifican como integrantes de un mismo equipo, atentan contra la dignidad de servidores públicos y de los gobernados en la sociedad, lanzan expresiones que tienden a menoscabar el ejercicio gubernamental y legislativo, un comportamiento que se aleja del diálogo, el debate respetuoso y la conciliación de diferencias entre militantes del mismo partido, cuadro que reproduce regocijo y optimismo en la oposición.