/ domingo 29 de noviembre de 2020

Crónica del poder │ Desdeñable imagen de los diputados federales

El ejercicio del poder también provoca días aciagos que oscurecen la vida pública y detienen los procesos de transformación, como así cumple su amenaza el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado al lograr que la Cámara de Diputados aprobara el acuerdo para que los integrantes de la actual Legislatura puedan buscar la reelección sin solicitar licencia al cargo ni renunciar a sus apoyos económicos. Se ha simplificado la ruta para el continuismo, sin fortalecer a las instituciones ni dignificar la representación popular tan desprestigiada.

Esos actores políticos se resisten a entender lo obvio, que la sociedad y la ciudadanía están cansados y hartos de lo mismo, de la misma mediocridad y sumisión política, de la misma lealtad ciega y de los improvisados que en dos años no han aprendido a legislar a través del análisis a fondo, de los canales civilizados hacia el consenso y los acuerdos en la pluralidad y no en el hegemónico mayoriteo que antes condenaron, criticaron y atacaron. Tampoco han respondido efectivamente, con acertadas gestiones, audaces promociones e inteligentes propuestas para aminorar los daños que la pandemia, la crisis económica y la inseguridad han provocado en todos los sectores del estado, no han ejercido la representación popular con lealtad y fidelidad a sus votantes, y sí han decepcionado con marcada nulidad e impotencia.

Todo parece indicar que sin ejercer autocrítica y autoevaluación, y abierto el horizonte reeleccionista, aquí en Zacatecas no se verán nuevas caras como candidatos y si no se mueven las piezas del tablero electoral, otra vez podrán repetir y la gente verá a los mismos, a Chabelo Trejo y Carlos Puente, ya añejados en esas lides; a Alfredo Femat, que más juega por ratificar en la rectoría de la UAZ a Rubén Ibarra; a los notables Alfonso Ramírez y Reginaldo Sandoval; al líder minero Carlos Pavón, y la segunda edición de Samuel Herrera, Jacqueline Martínez, Lyndiana Bugarín, Óscar Novella, Mirna Maldonado, María de Jesús García y Fida Esparza, un colectivo de ilustre medianía, que nada han aportado a la transformación, ni defendido los intereses del estado, pero sí han permitido la concentración presupuestal en la federación, en detrimento del estado y municipios que viven en la penuria presupuestal.

Se advierte pues, que van a ser premiados como vulgares "levantadedos", antes que por su trabajo y calidad en la representación popular, y por consecuencia, otra vez estarán juntos los que a diario alaban e idolatran a su gran líder, que todavía son los más, la mayoría requerida, y los frágiles y débiles opositores que apenas alcanzan a balbucear y que han sido incapaces de la unidad ante la prepotente imposición. Tan solo imaginen soportar otros 3 años al violento y misógino Gerardo Fernández Noroña, ya sancionado por el INE y la sociedad.

En el esquema de privilegios

De los que goza la élite legislativa que sin duda buscarán la reelección, la Cámara de Diputados, o sea ellos mismos, se hacen un lance que raya en el descaro, al seguir recibiendo en campaña cada mes, los 74 mil 622 pesos de dieta; los 45 mil 786 por asistencia legislativa, y los 28 mil 772 pesos para atención ciudadana, en apoyo de su labor legislativa y representación en los distritos; o sea, tendrán aseguradas las famosas herramientas legislativas, las que se embolsan y van a sus cuentas bancarias y nunca al apoyo de los jodidos. Esa es la nueva clase política de la cuarta transformación, los promotores de la austeridad valiente y los grandes luchadores contra la corrupción. Los mismos.

El ejercicio del poder también provoca días aciagos que oscurecen la vida pública y detienen los procesos de transformación, como así cumple su amenaza el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado al lograr que la Cámara de Diputados aprobara el acuerdo para que los integrantes de la actual Legislatura puedan buscar la reelección sin solicitar licencia al cargo ni renunciar a sus apoyos económicos. Se ha simplificado la ruta para el continuismo, sin fortalecer a las instituciones ni dignificar la representación popular tan desprestigiada.

Esos actores políticos se resisten a entender lo obvio, que la sociedad y la ciudadanía están cansados y hartos de lo mismo, de la misma mediocridad y sumisión política, de la misma lealtad ciega y de los improvisados que en dos años no han aprendido a legislar a través del análisis a fondo, de los canales civilizados hacia el consenso y los acuerdos en la pluralidad y no en el hegemónico mayoriteo que antes condenaron, criticaron y atacaron. Tampoco han respondido efectivamente, con acertadas gestiones, audaces promociones e inteligentes propuestas para aminorar los daños que la pandemia, la crisis económica y la inseguridad han provocado en todos los sectores del estado, no han ejercido la representación popular con lealtad y fidelidad a sus votantes, y sí han decepcionado con marcada nulidad e impotencia.

Todo parece indicar que sin ejercer autocrítica y autoevaluación, y abierto el horizonte reeleccionista, aquí en Zacatecas no se verán nuevas caras como candidatos y si no se mueven las piezas del tablero electoral, otra vez podrán repetir y la gente verá a los mismos, a Chabelo Trejo y Carlos Puente, ya añejados en esas lides; a Alfredo Femat, que más juega por ratificar en la rectoría de la UAZ a Rubén Ibarra; a los notables Alfonso Ramírez y Reginaldo Sandoval; al líder minero Carlos Pavón, y la segunda edición de Samuel Herrera, Jacqueline Martínez, Lyndiana Bugarín, Óscar Novella, Mirna Maldonado, María de Jesús García y Fida Esparza, un colectivo de ilustre medianía, que nada han aportado a la transformación, ni defendido los intereses del estado, pero sí han permitido la concentración presupuestal en la federación, en detrimento del estado y municipios que viven en la penuria presupuestal.

Se advierte pues, que van a ser premiados como vulgares "levantadedos", antes que por su trabajo y calidad en la representación popular, y por consecuencia, otra vez estarán juntos los que a diario alaban e idolatran a su gran líder, que todavía son los más, la mayoría requerida, y los frágiles y débiles opositores que apenas alcanzan a balbucear y que han sido incapaces de la unidad ante la prepotente imposición. Tan solo imaginen soportar otros 3 años al violento y misógino Gerardo Fernández Noroña, ya sancionado por el INE y la sociedad.

En el esquema de privilegios

De los que goza la élite legislativa que sin duda buscarán la reelección, la Cámara de Diputados, o sea ellos mismos, se hacen un lance que raya en el descaro, al seguir recibiendo en campaña cada mes, los 74 mil 622 pesos de dieta; los 45 mil 786 por asistencia legislativa, y los 28 mil 772 pesos para atención ciudadana, en apoyo de su labor legislativa y representación en los distritos; o sea, tendrán aseguradas las famosas herramientas legislativas, las que se embolsan y van a sus cuentas bancarias y nunca al apoyo de los jodidos. Esa es la nueva clase política de la cuarta transformación, los promotores de la austeridad valiente y los grandes luchadores contra la corrupción. Los mismos.