Efectivamente, en su conferencia de prensa del martes la Secretaria de la Función Pública, Humbelina Elizabeth López Loera "se mató la nota" y atropelló las expectativas de los medios informativos y se generó una confusión temática suscitada por el lanzamiento de tres discursos a la vez, habiendo colocado el tema del combate a la corrupción en un extraviado punto medio que dejó margen a la especulación, las conjeturas, las dudas y las sospechas, un escenario de confusión.
El discurso de la impunidad lanzado por la funcionaria a los 4 vientos, paradójicamente quedó exaltado como una severa condena al ex gobernador Miguel Alonso Reyes, pero exonerado por los tiempos acumulados hasta la prescripción; pero también se registró como clara advertencia al ex gobernador Alejandro Tello Cristerna. O sea, "te lo digo Alejandro para que lo entienda Alonso", porque según las instancias fiscalizadoras de los recursos públicos, en el sexenio alonsista "despilfarraron, saquearon y robaron sin contemplación ni miramiento alguno; pagos excesivos en contratos, incumplimiento en las aportaciones estatales y municipales, irregularidades en la guarda y custodia de documentos comprobatorios de ingresos, pago de nómina a personas que no acreditaron plaza de trabajo". Actos de corrupción que nunca fueron sancionados por el gobierno de Alejandro Tello al contrario, los expedientes fueron archivados para protección y cuidado del antecesor por una deliberada omisión.
Por eso, Miguel Alonso no será castigado por actos de corrupción detectados en su administración, toda vez que los delitos prescribieron. Saquearon y robaron provocando un daño al erario público por 593 millones de pesos. Una declaración de Humbelina López que ha quedado registrada como una oda a la corrupción.
El discurso de la impunidad se tornó en discurso de la impotencia, ganas no le faltaron a la Zar Anticorrupción, le sobraron, pero el tiempo encima los rebasó y les ganó para que el ex gobernador saliera ileso, invicto, impecable e impoluto, solo con la degradante exhibición pública, una sanción que más debe doler al ex mandatario.
Fue una exposición pública para que la gente enjuicie, repudie y condene a los regímenes priístas de Miguel Alonso y Alejandro Tello, un testimonio de la más tersa transición, de la continuidad sexenal sin alteración de por medio, dos grandes e inseparables amigos desde la infancia, que en las batallas políticas dependen el uno del otro y el otro de aquel en sus diferentes tiempos. La prescripción cobija a los alonsistas y por lo visto y escuchado, no cubrirá a los tellistas.
El tema de la impunidad de Alonso mató el tema de la corrupción, la Secretaria Humbelina debió enfatizar contundente y desde el principio, que en el gobierno de David Monreal no se dará un paso atrás en el combate a la corrupción, para la Nueva Gobernanza la batalla contra la corrupción no quedará en el discurso, en los hechos es un compromiso frontal y total, cero tolerancia a la impunidad a efecto de lograr el anhelado objetivo de la transformación del estado; no se permitirá el abuso en el servicio público para beneficio personal, la vocación y trabajo por el estado y las instituciones, siempre será servir a la sociedad.
En esta etapa de la Cuarta Transformación no debe haber borrón y cuenta nueva, no al archivo muerto ni ocultamiento de expedientes, no más mentiras ni componendas, no a las complicidades o simulación, la línea de la honestidad no se debe perder, y tendrán que demostrar que pueden recuperar la confianza social.