/ viernes 21 de enero de 2022

Crónica del poder │ Estadísticas hacen apologia de la violencia

El diagnóstico fatídico y los otros datos de la percepción, otra vez han hecho de Fresnillo y Zacatecas Capital sus nichos donde, tras de hechos inusitados o de gran impacto se extiende una apología de la violencia como propagación de versiones, que a la hora de las encuestas o sondeos, se multiplican e incrementan para traducirlas como ciudades escenarios de interminable violencia y permanente inseguridad, una imagen de por sí demoledora de expectativas de cambios y transformaciones sociales y económicas que abran cauces a un desarrollo más virtuoso de bienestar y progreso.

Otra vez, la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del Instituto Nacional de Geografía y Estadística, el INEGI, ha publicado que el mineral de Fresnillo repite en el primer lugar con mayor percepción de inseguridad, con el 96. 8 por ciento, 2 puntos y medio más que el anterior resultado de septiembre; y que la Bizarra Capital de la Transformación, aparece en el cuarto lugar con el 89. 4 por ciento de ciudadanos que resienten la sensación de inseguridad; en medio están Ciudad Obregón, Sonora, segundo lugar, la capital del estado ahora gobernado por el morenista Alfonso Durazo Montaño, el ex Secretario de Seguridad Pública, lo que ya ilustra el ineficaz operativo allá, como lo fue la estrategia nacional; y en el tercer lugar, Naucalpan, Estado de México, gobernado por el priista Alfredo del Mazo.

Esta situación de violencia que hace sentir prevalece todavía desde septiembre, es sin duda el más poderoso argumento del presidente municipal fresnillense, Saúl Monreal Ávila, son datos que le dan la total y absoluta razón a su exigencia a las autoridades del Estado y la Federación para que atiendan con más contundencia y replanteamiento de estrategias la violencia que se vive y se sufre entre los fresnillenses; recordamos que después del asesinato de tres policías, el alcalde urgió con airado reclamo, que Fresnillo requiere de atención pronta e inmediata, requiere de resultados, porque pareciera que el Mineral está solo e incluso, denunció que existe nula comunicación con el estado y la federación, "cuando todos debemos trabajar juntos y en estos temas no se puede ser selectivos."

En el caso de Zacatecas Capital, es evidente que el impacto del lanzamiento de los 10 cadáveres en la Plaza de Armas, prevalece y proyecta los aumentos a esa grave percepción. Jorge Miranda Castro, el alcalde zacatecano, mantiene relación y comunicación cotidiana con la corporación policial preventiva que comanda el Secretario de Seguridad Gustavo Serrano y juntos fortalecen templanza, sin dejar de resaltar que apenas se cuenta con 176 elementos preventivos, cuando el mínimo necesario han de ser 300, meta que pretenden alcanzar y trabajar hasta configurar un Policía cercano, confiable y honesto.

Las estadísticas del INEGI proyectan esa imagen que el Obispo Sigifredo Noriega tiene del escenario zacatecano, como signos de barbarie y de muerte que son cosa cotidiana. Y son otros datos que obligan al gobernador David Monreal a demandar óptima coordinación institucional entre los tres niveles de gobierno, para que juntos, federación, estado y municipios con el respaldo de la sociedad, logren revertir ese castigo.

El diagnóstico fatídico y los otros datos de la percepción, otra vez han hecho de Fresnillo y Zacatecas Capital sus nichos donde, tras de hechos inusitados o de gran impacto se extiende una apología de la violencia como propagación de versiones, que a la hora de las encuestas o sondeos, se multiplican e incrementan para traducirlas como ciudades escenarios de interminable violencia y permanente inseguridad, una imagen de por sí demoledora de expectativas de cambios y transformaciones sociales y económicas que abran cauces a un desarrollo más virtuoso de bienestar y progreso.

Otra vez, la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del Instituto Nacional de Geografía y Estadística, el INEGI, ha publicado que el mineral de Fresnillo repite en el primer lugar con mayor percepción de inseguridad, con el 96. 8 por ciento, 2 puntos y medio más que el anterior resultado de septiembre; y que la Bizarra Capital de la Transformación, aparece en el cuarto lugar con el 89. 4 por ciento de ciudadanos que resienten la sensación de inseguridad; en medio están Ciudad Obregón, Sonora, segundo lugar, la capital del estado ahora gobernado por el morenista Alfonso Durazo Montaño, el ex Secretario de Seguridad Pública, lo que ya ilustra el ineficaz operativo allá, como lo fue la estrategia nacional; y en el tercer lugar, Naucalpan, Estado de México, gobernado por el priista Alfredo del Mazo.

Esta situación de violencia que hace sentir prevalece todavía desde septiembre, es sin duda el más poderoso argumento del presidente municipal fresnillense, Saúl Monreal Ávila, son datos que le dan la total y absoluta razón a su exigencia a las autoridades del Estado y la Federación para que atiendan con más contundencia y replanteamiento de estrategias la violencia que se vive y se sufre entre los fresnillenses; recordamos que después del asesinato de tres policías, el alcalde urgió con airado reclamo, que Fresnillo requiere de atención pronta e inmediata, requiere de resultados, porque pareciera que el Mineral está solo e incluso, denunció que existe nula comunicación con el estado y la federación, "cuando todos debemos trabajar juntos y en estos temas no se puede ser selectivos."

En el caso de Zacatecas Capital, es evidente que el impacto del lanzamiento de los 10 cadáveres en la Plaza de Armas, prevalece y proyecta los aumentos a esa grave percepción. Jorge Miranda Castro, el alcalde zacatecano, mantiene relación y comunicación cotidiana con la corporación policial preventiva que comanda el Secretario de Seguridad Gustavo Serrano y juntos fortalecen templanza, sin dejar de resaltar que apenas se cuenta con 176 elementos preventivos, cuando el mínimo necesario han de ser 300, meta que pretenden alcanzar y trabajar hasta configurar un Policía cercano, confiable y honesto.

Las estadísticas del INEGI proyectan esa imagen que el Obispo Sigifredo Noriega tiene del escenario zacatecano, como signos de barbarie y de muerte que son cosa cotidiana. Y son otros datos que obligan al gobernador David Monreal a demandar óptima coordinación institucional entre los tres niveles de gobierno, para que juntos, federación, estado y municipios con el respaldo de la sociedad, logren revertir ese castigo.