/ jueves 4 de agosto de 2022

Crónica del poder │ Falsos liderazgos extravían la brújula del cambio

Podrán decir misa de doce o de gallo y lanzar sus alabanzas a la máxima deidad, pero la "elección democrática e histórica" está impregnada de una mancha imborrable de corrupción política con autoría desde la dirigencia nacional de Mario Delgado, porque han hecho que Morena reedite las prácticas del priismo hegemónico, con acarreos, compra de votos, quema de urnas, urnas embarazadas, una acumulación de irregularidades que ya adelantan expectativas negativas y reducidas de democracia de la reforma electoral que pretenden para transformar el sistema partidista y la composición o integración de las instituciones electorales hasta hacerlas perder autonomía e independencia y depender del poder público o de los grupos de poder fácticos o partidistas.

Regresaron al antes, al pasado que a diario niegan y rechazan, y se posicionaron del desprestigio electorero que durante sexenios y trienios construyeron los verdaderos enemigos de la democracia electoral, son los mismos vicios que rescataron del primitivismo, del engaño y de los fraudes, son lo mismo, pero más barato, más vulgar y corriente y con toques de cinismo que los hace más odiosos e intolerantes. Fue tanta la basura electoral que han aventado al proceso de elección de consejeros al Congreso Nacional, que hubo medios de comunicación que se mostraron indiferentes y no dieron cobertura al vergonzoso comportamiento de los corruptos dirigentes que promovieron un desenlace que está colmado de dudas, sospechas y hechos condenables.

Preocupa que, ante los escenarios de descontento, denuncias y protestas internas en Morena, sus directivos reaccionen con amenazas de expulsión, desconocimiento y descalificación de liderazgos que con responsabilidad colectiva o individual han construido un partido que se ha visionado honesto, estructurado, organizado y ganador de la voluntad ciudadana. Con esas actitudes solo abonan a posibles roturas, fracturas, divisiones y deserciones, el conjunto de ofensas que ya se lanzan desde la oprobiosa dirigencia nacional, solo levantan nuevos desafíos que la militancia de auténtica vocación democrática tendrá que recomponer hasta recuperar la realidad de un sueño democrático y transformador que promovió y edifica el presidente de México y el indiscutible líder del Movimiento de Regeneración Nacional, Morena.

Estos incidentes que no son menores, no deben ser el anuncio de un fracaso de la Cuarta Transformación, si no se procede con tolerancia, respeto y aceptación de las disidencias y diferencias que por hoy son fraternales y que no deben transitar a la formación de otro frente de adversarios. No puede haber descontrol ni permitir que la conducción del proceso democrático se les vaya de las manos, porque la responsabilidad que se han trazado en Zacatecas para renovar la clase política, no puede surgir de un sustento maleado, desviado y corrupto.

El 2023 con elecciones de gobernador en Coahuila y el Estado de México, está a la vista, el 2024 de la elección presidencial y renovación del Congreso de la Unión, gubernaturas y presidencias municipales, está de hecho adelantado, y estos vicios electorales internos en Morena, no han de ser el vaticinio de un fracaso de la Cuarta Transformación y ha de evitarse una lucha de intereses con ambiciones inconfesables a través de torcer el sistema democrático mexicano. Reflexión y autocrítica o se hunden.

Podrán decir misa de doce o de gallo y lanzar sus alabanzas a la máxima deidad, pero la "elección democrática e histórica" está impregnada de una mancha imborrable de corrupción política con autoría desde la dirigencia nacional de Mario Delgado, porque han hecho que Morena reedite las prácticas del priismo hegemónico, con acarreos, compra de votos, quema de urnas, urnas embarazadas, una acumulación de irregularidades que ya adelantan expectativas negativas y reducidas de democracia de la reforma electoral que pretenden para transformar el sistema partidista y la composición o integración de las instituciones electorales hasta hacerlas perder autonomía e independencia y depender del poder público o de los grupos de poder fácticos o partidistas.

Regresaron al antes, al pasado que a diario niegan y rechazan, y se posicionaron del desprestigio electorero que durante sexenios y trienios construyeron los verdaderos enemigos de la democracia electoral, son los mismos vicios que rescataron del primitivismo, del engaño y de los fraudes, son lo mismo, pero más barato, más vulgar y corriente y con toques de cinismo que los hace más odiosos e intolerantes. Fue tanta la basura electoral que han aventado al proceso de elección de consejeros al Congreso Nacional, que hubo medios de comunicación que se mostraron indiferentes y no dieron cobertura al vergonzoso comportamiento de los corruptos dirigentes que promovieron un desenlace que está colmado de dudas, sospechas y hechos condenables.

Preocupa que, ante los escenarios de descontento, denuncias y protestas internas en Morena, sus directivos reaccionen con amenazas de expulsión, desconocimiento y descalificación de liderazgos que con responsabilidad colectiva o individual han construido un partido que se ha visionado honesto, estructurado, organizado y ganador de la voluntad ciudadana. Con esas actitudes solo abonan a posibles roturas, fracturas, divisiones y deserciones, el conjunto de ofensas que ya se lanzan desde la oprobiosa dirigencia nacional, solo levantan nuevos desafíos que la militancia de auténtica vocación democrática tendrá que recomponer hasta recuperar la realidad de un sueño democrático y transformador que promovió y edifica el presidente de México y el indiscutible líder del Movimiento de Regeneración Nacional, Morena.

Estos incidentes que no son menores, no deben ser el anuncio de un fracaso de la Cuarta Transformación, si no se procede con tolerancia, respeto y aceptación de las disidencias y diferencias que por hoy son fraternales y que no deben transitar a la formación de otro frente de adversarios. No puede haber descontrol ni permitir que la conducción del proceso democrático se les vaya de las manos, porque la responsabilidad que se han trazado en Zacatecas para renovar la clase política, no puede surgir de un sustento maleado, desviado y corrupto.

El 2023 con elecciones de gobernador en Coahuila y el Estado de México, está a la vista, el 2024 de la elección presidencial y renovación del Congreso de la Unión, gubernaturas y presidencias municipales, está de hecho adelantado, y estos vicios electorales internos en Morena, no han de ser el vaticinio de un fracaso de la Cuarta Transformación y ha de evitarse una lucha de intereses con ambiciones inconfesables a través de torcer el sistema democrático mexicano. Reflexión y autocrítica o se hunden.