/ miércoles 5 de mayo de 2021

Crónica del poder │ Hartazgo de mentiras e ilusiones

La experiencia democrática de los debates tiene que extenderse a partir de las instituciones electorales y las representaciones de los partidos políticos en la contienda, eventos que más transparentan a los actores políticos que comandan las batallas por la gubernatura, las diputaciones o ayuntamientos. ¿Quién iba a adivinar o siquiera suponer que Miriam García Zamora, la candidata a gobernadora de Fuerza por México, arremetiera duro y tupido en contra de Claudia Anaya? Arriba en el escenario y abajo entre los auditorios, fue una sorpresa que de plano opacó los encontronazos de la priista con el morenista David Monreal. Claro, era lógico entender que está en la vía del monrealismo, pero en su carácter apacible, sereno, mesurado y prudente, parecía inconcebible que asumiera esa ferocidad y beligerancia políticas.

Transcurrió el debate dominical y ahora se registra un ambiente de confusión entre los auditorios y de frustración en los candidatos y candidatas, porque los tiempos se los comieron y la severidad del reloj a todos truncó los mensajes políticos y las propuestas o proyectos de gobierno, de manera que quedó un azoro e insatisfacción con mas intensos deseos de que sean programados otros acontecimientos de comunicación política directa con las masas, las comunidades y las familias, como así se proyectan los debates formales e institucionales que se construyen justamente con los acuerdos y consenso de los representantes de los partidos políticos y de los candidatos. O sea, están como los gallos y gallinas de pelea, picados, provocados y con ansias de retomar las armas de las ideas para la ofensiva y defensiva.

Sin duda, los debates son acontecimientos que fortalecen la cultura democrática de los zacatecanos, más eficaces que la inmensa oleada propagandística, el contraste de las ideas y los programas o propuestas, está en el centro de las discusiones, entre los aspirantes a gobernar y los ciudadanos. En este escenario, todos los candidatos son vistos como personalidades en igualdad de circunstancias y que representan a partidos que no son ni grandes ni chicos, ni nacionales o locales, sino que son la equidad de la pluralidad ideológica y por lo tanto, los que dominan son los más capaces y talentosos, los más experimentados e inteligentes, los avezados e innovadores, los reales promotores del cambio y la transformación. Las imágenes, figuras y estampas que la gente valora y reflexiona, para decidir por él o la mejor ante las urnas.

A toro pasado, hay que contemplar con seriedad los 4 ejes tractores que David Monreal propone, junto a la comunión social y la renovación de la clase política, temas que los ciudadanos deben analizar para decidir; que sea garantizada la paz social a las inversiones, como Bibiana Lizardo plantea; que se haga uso racional de los recursos humanos y materiales en defensa de la economía familiar, que Javier Valadez Becerra manifesta; que sea creado el Banco Migrante, iniciativa de Lupita Medina; que ahora sí sean creados 48 mil empleos y 4 corredores industriales, como así los visiona Nany Romo; que en la generación de los empleos se vea al conocimiento como valor, dijo Flavio Campos; que se promoverán y fomentarán pequeñas empresas, compromiso de Salomé Perera; que se cumpla la oferta de Miriam García, de dar valor agregado a los productos del campo; que se consolide el impuesto ecológico y sean aprovechados los cuadros académicos universitarios, valiosa consideración de Claudia Anaya.

A todos se les toma la palabra, les serán recordados los compromisos de campaña y, si desde ahora piensan o sienten que no van a cumplir, mejor que desistan, se retiren o renuncien para que no vuelvan a prevalecer las mentiras y falsas promesas. Los tiempos se agotan, ya no hay plazos ni espacios para las falacias o ilusiones.

La experiencia democrática de los debates tiene que extenderse a partir de las instituciones electorales y las representaciones de los partidos políticos en la contienda, eventos que más transparentan a los actores políticos que comandan las batallas por la gubernatura, las diputaciones o ayuntamientos. ¿Quién iba a adivinar o siquiera suponer que Miriam García Zamora, la candidata a gobernadora de Fuerza por México, arremetiera duro y tupido en contra de Claudia Anaya? Arriba en el escenario y abajo entre los auditorios, fue una sorpresa que de plano opacó los encontronazos de la priista con el morenista David Monreal. Claro, era lógico entender que está en la vía del monrealismo, pero en su carácter apacible, sereno, mesurado y prudente, parecía inconcebible que asumiera esa ferocidad y beligerancia políticas.

Transcurrió el debate dominical y ahora se registra un ambiente de confusión entre los auditorios y de frustración en los candidatos y candidatas, porque los tiempos se los comieron y la severidad del reloj a todos truncó los mensajes políticos y las propuestas o proyectos de gobierno, de manera que quedó un azoro e insatisfacción con mas intensos deseos de que sean programados otros acontecimientos de comunicación política directa con las masas, las comunidades y las familias, como así se proyectan los debates formales e institucionales que se construyen justamente con los acuerdos y consenso de los representantes de los partidos políticos y de los candidatos. O sea, están como los gallos y gallinas de pelea, picados, provocados y con ansias de retomar las armas de las ideas para la ofensiva y defensiva.

Sin duda, los debates son acontecimientos que fortalecen la cultura democrática de los zacatecanos, más eficaces que la inmensa oleada propagandística, el contraste de las ideas y los programas o propuestas, está en el centro de las discusiones, entre los aspirantes a gobernar y los ciudadanos. En este escenario, todos los candidatos son vistos como personalidades en igualdad de circunstancias y que representan a partidos que no son ni grandes ni chicos, ni nacionales o locales, sino que son la equidad de la pluralidad ideológica y por lo tanto, los que dominan son los más capaces y talentosos, los más experimentados e inteligentes, los avezados e innovadores, los reales promotores del cambio y la transformación. Las imágenes, figuras y estampas que la gente valora y reflexiona, para decidir por él o la mejor ante las urnas.

A toro pasado, hay que contemplar con seriedad los 4 ejes tractores que David Monreal propone, junto a la comunión social y la renovación de la clase política, temas que los ciudadanos deben analizar para decidir; que sea garantizada la paz social a las inversiones, como Bibiana Lizardo plantea; que se haga uso racional de los recursos humanos y materiales en defensa de la economía familiar, que Javier Valadez Becerra manifesta; que sea creado el Banco Migrante, iniciativa de Lupita Medina; que ahora sí sean creados 48 mil empleos y 4 corredores industriales, como así los visiona Nany Romo; que en la generación de los empleos se vea al conocimiento como valor, dijo Flavio Campos; que se promoverán y fomentarán pequeñas empresas, compromiso de Salomé Perera; que se cumpla la oferta de Miriam García, de dar valor agregado a los productos del campo; que se consolide el impuesto ecológico y sean aprovechados los cuadros académicos universitarios, valiosa consideración de Claudia Anaya.

A todos se les toma la palabra, les serán recordados los compromisos de campaña y, si desde ahora piensan o sienten que no van a cumplir, mejor que desistan, se retiren o renuncien para que no vuelvan a prevalecer las mentiras y falsas promesas. Los tiempos se agotan, ya no hay plazos ni espacios para las falacias o ilusiones.