/ viernes 23 de abril de 2021

Crónica del poder │ Indiscutible fuerza de las mujeres

En el sistema electoral de México, la equidad de género ni es problema y mucho menos conflicto, es eso sí, acto de justicia electoral y esencia de la vida democrática que enriquece y fortalece el proceso electoral que transcurre con la creciente movilización y participación de ellas, las mujeres que ya se muestran con el más vigoroso y valiente activismo, sean como candidatas o como promotoras, operadoras y ciudadanas profundamente interesadas en la política como un compromiso con el estado.

No hace falta preguntarse hasta dónde están decididas a llegar, solo hay que contemplar que son 5 las candidatas a la gubernatura de Zacatecas, de manera que debe interpretarse que van tras la conquista del poder para establecer ajustes de moderación, transformación, equilibrios y para más pronto acercar la justicia social sin descuidar la integridad familiar, que para ellas es fundamental e intentar conciliar hasta armonizar a todas las fuerzas políticas en una hazaña de unidad capaz de reconstruir el tejido social, restaurar la confianza en las instituciones, consolidar estrategias y programas innovadores de desarrollo y hacer efectivo el constante perfeccionamiento de la vida democrática entre los zacatecanos.

Desde estas perspectivas, las mujeres están movilizadas como el estallido de una rebelión pacífica que hoy pide alto a la misoginia, contener los feminicidios, abatir el acoso y hostilidades sexuales, alcanzar plena igualdad laboral, cancelar la discriminación y consolidar la equidad de género. Las inquietudes de hoy en medio de las campañas electorales, no son un mero descontento pasajero o efímero malestar, es la firme convicción por elevar sus manifestaciones, demandas, propuestas y programas para que sean votados e integrados a los proyectos de gobierno, más que a favor de David Monreal, Flavio Campos o Javier Valadez Becerra, están de plano convencidas de que las candidatas también construyen propuestas trascendentes y de compromiso con el desarrollo del estado, sobre todo con la salud, la educación y la seguridad pública.

O sea, ya están más inclinadas a los proyectos gubernamentales de Claudia Anaya, Ana María Romo Fonseca, María Guadalupe Medina, Fernanda Salomé Perera o Miriam García Zamora, sobre todo la senadora priista, la académica del Movimiento Ciudadano y la política con liderazgo ahora en el Partido Encuentro Solidario, que no solo tienen fama de ser radicales en sus planteamientos, sino que han ejercido el servicio público y la conducción política con impulso renovador, lo mismo en la economía, en la cultura, por el campo y en la política, por lo que ya es perceptible y se siente con fuerza que hacen posible un nuevo ciclo electoral en Zacatecas, y no se duda que a la hora de las elecciones harán valer que son mayoría en la población nacional y que son el 52 por ciento de la lista nominal de electores, una contundente potencialidad que necesariamente impactará en la victoria electoral de gobernador o gobernadora.

Las mujeres pues, están siendo impulsadas por un poderoso acicate al no tener votos de rechazo y sí mucha preferencia por sus comportamientos éticos y respetuosos frente a la sociedad, los ciudadanos y adversarios; ya son indiferentes ante la renuencia presidencial a reconocerles sus valores, ya están en verdad empoderadas en la equidad y decididas a conquistar los votos que hagan posible una victoria electoral muy alejada del autoritarismo, centralismo, de las decisiones antidemocráticas y de los abusos de poder. En grave error incurrirán quienes pretendan verlas débiles, expuestas a la degradación y menospreciar sus luchas contra conductas rechazables.

En el sistema electoral de México, la equidad de género ni es problema y mucho menos conflicto, es eso sí, acto de justicia electoral y esencia de la vida democrática que enriquece y fortalece el proceso electoral que transcurre con la creciente movilización y participación de ellas, las mujeres que ya se muestran con el más vigoroso y valiente activismo, sean como candidatas o como promotoras, operadoras y ciudadanas profundamente interesadas en la política como un compromiso con el estado.

No hace falta preguntarse hasta dónde están decididas a llegar, solo hay que contemplar que son 5 las candidatas a la gubernatura de Zacatecas, de manera que debe interpretarse que van tras la conquista del poder para establecer ajustes de moderación, transformación, equilibrios y para más pronto acercar la justicia social sin descuidar la integridad familiar, que para ellas es fundamental e intentar conciliar hasta armonizar a todas las fuerzas políticas en una hazaña de unidad capaz de reconstruir el tejido social, restaurar la confianza en las instituciones, consolidar estrategias y programas innovadores de desarrollo y hacer efectivo el constante perfeccionamiento de la vida democrática entre los zacatecanos.

Desde estas perspectivas, las mujeres están movilizadas como el estallido de una rebelión pacífica que hoy pide alto a la misoginia, contener los feminicidios, abatir el acoso y hostilidades sexuales, alcanzar plena igualdad laboral, cancelar la discriminación y consolidar la equidad de género. Las inquietudes de hoy en medio de las campañas electorales, no son un mero descontento pasajero o efímero malestar, es la firme convicción por elevar sus manifestaciones, demandas, propuestas y programas para que sean votados e integrados a los proyectos de gobierno, más que a favor de David Monreal, Flavio Campos o Javier Valadez Becerra, están de plano convencidas de que las candidatas también construyen propuestas trascendentes y de compromiso con el desarrollo del estado, sobre todo con la salud, la educación y la seguridad pública.

O sea, ya están más inclinadas a los proyectos gubernamentales de Claudia Anaya, Ana María Romo Fonseca, María Guadalupe Medina, Fernanda Salomé Perera o Miriam García Zamora, sobre todo la senadora priista, la académica del Movimiento Ciudadano y la política con liderazgo ahora en el Partido Encuentro Solidario, que no solo tienen fama de ser radicales en sus planteamientos, sino que han ejercido el servicio público y la conducción política con impulso renovador, lo mismo en la economía, en la cultura, por el campo y en la política, por lo que ya es perceptible y se siente con fuerza que hacen posible un nuevo ciclo electoral en Zacatecas, y no se duda que a la hora de las elecciones harán valer que son mayoría en la población nacional y que son el 52 por ciento de la lista nominal de electores, una contundente potencialidad que necesariamente impactará en la victoria electoral de gobernador o gobernadora.

Las mujeres pues, están siendo impulsadas por un poderoso acicate al no tener votos de rechazo y sí mucha preferencia por sus comportamientos éticos y respetuosos frente a la sociedad, los ciudadanos y adversarios; ya son indiferentes ante la renuencia presidencial a reconocerles sus valores, ya están en verdad empoderadas en la equidad y decididas a conquistar los votos que hagan posible una victoria electoral muy alejada del autoritarismo, centralismo, de las decisiones antidemocráticas y de los abusos de poder. En grave error incurrirán quienes pretendan verlas débiles, expuestas a la degradación y menospreciar sus luchas contra conductas rechazables.