/ martes 21 de septiembre de 2021

Crónica del poder │ Irracionalidad en liderazgos

Después de la legitimidad que le dieron los votos, David Monreal no puede darse el lujo de fortalecerla con decisiones precipitadas y discutibles o cuestionables para solo responder a los interese políticos de liderazgos sindicales o pseudo sindicales que sin escrúpulos lanzan a sus representados a la única estrategia que se saben, realizar bloqueos, paralizar oficinas gubernamentales, las calles y avenidas y empeorar la situación y generar conflictos para empañar los primeros días del gobierno de David Monreal, quien con firmeza se sostiene en no endeudarse ni solicitar adelantos, porque solo sería agudizar más la crisis financiera y el quebranto económico del estado.

La legitimidad gubernamental no está en duda, porque se advierte cómo el nuevo mandatario utiliza los nuevos instrumentos y las nuevas formas del quehacer político y la gestoría y con la solidaridad de la población, que sufre los graves efectos de los bloqueos, establece contacto con el Secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, a fin de encaminar una solución en beneficio de los maestros, pensionados y jubilados y la clase trabajadora afectada por la ausencia de recursos para las nóminas.

Ricardo Monreal y los legisladores que integran el Frente a iniciativa de Soledad Luévano insisten allá en el centro de las grandes decisiones, acciones que reciben la vulnerabilidad de divisiones y confrontaciones como las alentadas por la Senadora Geovanna Bañuelos o la indiferencia de los diputados y diputadas federales de la oposición priista, panista y perredista. Éstas resistencias, que lamentablemente esterilizan la urgente unidad frente a las crisis y emergencia social, confluyen la mezquindad de dirigentes sindicales como Óscar Castruita y Alejandro Rivera, ya enajenados por los enconos personales y revanchas políticas al no haber alcanzado la ansiada diputación, es el caso del secretario general de la Sección 58 del SNTE, que no supera la derrota y que por ello da rienda suelta a su banal e insidioso activismo.

Nadie puede negar que los rasgos esenciales del nuevo gobierno estatal enlazado ya a la Cuarta Transformación de López Obrador, son la voluntad política y la pronta reacción ante los desastres o las crisis que sorprenden, como también es innegable la solidaridad que la gente en las comunidades y municipios le manifIestan a David Monreal, quien conmina a esperar una solución de fondo que más garantice estabilidad y certidumbre.

Acertado que los diputados de la 64 Legislatura acompañen al gobernante en sus gestiones y más alentador que, haciendo a un lado las diferencias políticas y los colores partidistas, senadores y diputados federales se unan en un solo compromiso por Zacatecas y logren acuerdos de solución que convenzan a las huestes movilizadas, no para que claudiquen en sus luchas y exigencias, sino para que entiendan que esos endebles liderazgos sindicales ya no son fuente de legitimación de batallas inútiles y condenables, como esas manifestaciones que más atentan contra la sociedad y las auténticas mayorías.

Es desmedida y absurda reacción a la precariedad económica, que es real y más perjudicial, porque, no haber sido premiados los líderes con posiciones legislativas o de gobierno, ahora los hace supuestamente más combativos y críticos, y si hubieran logrado el ansiado interés político, estarían del otro lado apaciguando a sus bases minoritarias. Ya no son leales al sistema, ni a la Cuarta Transformación ni a su gobernante, solo defienden sus intereses personales y políticos.


Después de la legitimidad que le dieron los votos, David Monreal no puede darse el lujo de fortalecerla con decisiones precipitadas y discutibles o cuestionables para solo responder a los interese políticos de liderazgos sindicales o pseudo sindicales que sin escrúpulos lanzan a sus representados a la única estrategia que se saben, realizar bloqueos, paralizar oficinas gubernamentales, las calles y avenidas y empeorar la situación y generar conflictos para empañar los primeros días del gobierno de David Monreal, quien con firmeza se sostiene en no endeudarse ni solicitar adelantos, porque solo sería agudizar más la crisis financiera y el quebranto económico del estado.

La legitimidad gubernamental no está en duda, porque se advierte cómo el nuevo mandatario utiliza los nuevos instrumentos y las nuevas formas del quehacer político y la gestoría y con la solidaridad de la población, que sufre los graves efectos de los bloqueos, establece contacto con el Secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, a fin de encaminar una solución en beneficio de los maestros, pensionados y jubilados y la clase trabajadora afectada por la ausencia de recursos para las nóminas.

Ricardo Monreal y los legisladores que integran el Frente a iniciativa de Soledad Luévano insisten allá en el centro de las grandes decisiones, acciones que reciben la vulnerabilidad de divisiones y confrontaciones como las alentadas por la Senadora Geovanna Bañuelos o la indiferencia de los diputados y diputadas federales de la oposición priista, panista y perredista. Éstas resistencias, que lamentablemente esterilizan la urgente unidad frente a las crisis y emergencia social, confluyen la mezquindad de dirigentes sindicales como Óscar Castruita y Alejandro Rivera, ya enajenados por los enconos personales y revanchas políticas al no haber alcanzado la ansiada diputación, es el caso del secretario general de la Sección 58 del SNTE, que no supera la derrota y que por ello da rienda suelta a su banal e insidioso activismo.

Nadie puede negar que los rasgos esenciales del nuevo gobierno estatal enlazado ya a la Cuarta Transformación de López Obrador, son la voluntad política y la pronta reacción ante los desastres o las crisis que sorprenden, como también es innegable la solidaridad que la gente en las comunidades y municipios le manifIestan a David Monreal, quien conmina a esperar una solución de fondo que más garantice estabilidad y certidumbre.

Acertado que los diputados de la 64 Legislatura acompañen al gobernante en sus gestiones y más alentador que, haciendo a un lado las diferencias políticas y los colores partidistas, senadores y diputados federales se unan en un solo compromiso por Zacatecas y logren acuerdos de solución que convenzan a las huestes movilizadas, no para que claudiquen en sus luchas y exigencias, sino para que entiendan que esos endebles liderazgos sindicales ya no son fuente de legitimación de batallas inútiles y condenables, como esas manifestaciones que más atentan contra la sociedad y las auténticas mayorías.

Es desmedida y absurda reacción a la precariedad económica, que es real y más perjudicial, porque, no haber sido premiados los líderes con posiciones legislativas o de gobierno, ahora los hace supuestamente más combativos y críticos, y si hubieran logrado el ansiado interés político, estarían del otro lado apaciguando a sus bases minoritarias. Ya no son leales al sistema, ni a la Cuarta Transformación ni a su gobernante, solo defienden sus intereses personales y políticos.