/ domingo 14 de agosto de 2022

Crónica del poder │ La amenazante pobreza franciscana

Que David Monreal sea consecuente y cumpla las consignas de Andrés Manuel López Obrador, es acto de normalidad política, ya que son ideológicamente coincidentes. Se vale actuar con lealtad ciega y fidelidad institucional a la cuarta transformación, lo que no se vale y es inconcebible, es que ante los pronunciamientos que el Presidente anticipa o adelanta, como la transición de la austeridad republicana a la pobreza franciscana, no haya previsión o preparación para sortear o atemperar los efectos que más dañan a los marginados, a los desempleados y entre los más pobres de los pobres.

Resulta irracional que siendo un estado de los más jodidos del país, tiene que soportar que los presupuestos se reduzcan, que los programas de infraestructura se recorten, que las inversiones se alejen y que las producciones mineras, agropecuarias e industriales caen a mínimos; y que a los municipios les sean regateados participaciones y prolongadas las acciones federales y estatales de respaldo al crecimiento y de solución a las grandes prioridades. Esa férrea causalidad ya anunciada, tiene que ser contenida con visión e inteligencia, con creatividad y dobles esfuerzos, porque las consecuencias serán negativas y con más decepción en la población.

Ya tienen que hacerse realidad los planes para reactivar la producción, el empleo y la economía hoy golpeada por una histórica inflación que ya asciende al 8.15 por ciento y que a todos tiene azorados, a gobernantes, empresarios, comerciantes, a los ciudadanos y las familias. Será imperdonable que la modorra burocrática en la planeación, el ejercicio del gasto en obras y la aplicación de los programas emergentes, sean retrasados por negligencia, omisiones e irresponsabilidad de funcionarios sin compromiso ni convicción en favor de los zacatecanos y el bienestar de sus comunidades.

No se debe olvidar o ignorar que los indicadores desde la opinión pública y sus encuestadores, muestran balances desfavorables, la situación económica es grave, por no decir pésima y la tendencia continúa hacia abajo y la violencia e inseguridad todavía se exhiben con datos y cifras pronunciadas hacia arriba, incontenibles y remarcando la negativa percepción. A éstas alturas, los gobiernos estatal y municipales ya deben definir preparativos ante las reducciones o retenciones presupuestales desde la federación, han de tomar decisiones para que en el sector comercial, turístico e inmobiliario, los abusos, excesos y encarecimientos no hagan su agosto.

Los tres poderes del estado, los 58 ayuntamientos y sus presidentes municipales, los sectores productivos y empresariales, los académicos y el magisterio, las instituciones sociales y culturales, todos como una comunión social en serio, necesitan ser coherentes, plurales, comprometidos, coordinados, tolerantes y visionarios, porque de otra manera, esa amenazante pobreza franciscana arribará demoledora de los escasos recursos para el desarrollo. Asimismo, los partidos y todas las fuerzas políticas, deben salir del pantano de la interminable confrontación, la intensa polarización y de los falsos maniqueísmos. Todos han de avanzar en defensa de los grandes intereses de Zacatecas, en abatir la emergencia social traducida en atraso económico, violencia e inseguridad; los rompimientos, la división, la dispersión de las fuerzas políticas, sociales y productivas, solo atizan más pugnas y antagonismos y más retrasan la recuperación que el gobierno solo no puede alcanzar.

Que David Monreal sea consecuente y cumpla las consignas de Andrés Manuel López Obrador, es acto de normalidad política, ya que son ideológicamente coincidentes. Se vale actuar con lealtad ciega y fidelidad institucional a la cuarta transformación, lo que no se vale y es inconcebible, es que ante los pronunciamientos que el Presidente anticipa o adelanta, como la transición de la austeridad republicana a la pobreza franciscana, no haya previsión o preparación para sortear o atemperar los efectos que más dañan a los marginados, a los desempleados y entre los más pobres de los pobres.

Resulta irracional que siendo un estado de los más jodidos del país, tiene que soportar que los presupuestos se reduzcan, que los programas de infraestructura se recorten, que las inversiones se alejen y que las producciones mineras, agropecuarias e industriales caen a mínimos; y que a los municipios les sean regateados participaciones y prolongadas las acciones federales y estatales de respaldo al crecimiento y de solución a las grandes prioridades. Esa férrea causalidad ya anunciada, tiene que ser contenida con visión e inteligencia, con creatividad y dobles esfuerzos, porque las consecuencias serán negativas y con más decepción en la población.

Ya tienen que hacerse realidad los planes para reactivar la producción, el empleo y la economía hoy golpeada por una histórica inflación que ya asciende al 8.15 por ciento y que a todos tiene azorados, a gobernantes, empresarios, comerciantes, a los ciudadanos y las familias. Será imperdonable que la modorra burocrática en la planeación, el ejercicio del gasto en obras y la aplicación de los programas emergentes, sean retrasados por negligencia, omisiones e irresponsabilidad de funcionarios sin compromiso ni convicción en favor de los zacatecanos y el bienestar de sus comunidades.

No se debe olvidar o ignorar que los indicadores desde la opinión pública y sus encuestadores, muestran balances desfavorables, la situación económica es grave, por no decir pésima y la tendencia continúa hacia abajo y la violencia e inseguridad todavía se exhiben con datos y cifras pronunciadas hacia arriba, incontenibles y remarcando la negativa percepción. A éstas alturas, los gobiernos estatal y municipales ya deben definir preparativos ante las reducciones o retenciones presupuestales desde la federación, han de tomar decisiones para que en el sector comercial, turístico e inmobiliario, los abusos, excesos y encarecimientos no hagan su agosto.

Los tres poderes del estado, los 58 ayuntamientos y sus presidentes municipales, los sectores productivos y empresariales, los académicos y el magisterio, las instituciones sociales y culturales, todos como una comunión social en serio, necesitan ser coherentes, plurales, comprometidos, coordinados, tolerantes y visionarios, porque de otra manera, esa amenazante pobreza franciscana arribará demoledora de los escasos recursos para el desarrollo. Asimismo, los partidos y todas las fuerzas políticas, deben salir del pantano de la interminable confrontación, la intensa polarización y de los falsos maniqueísmos. Todos han de avanzar en defensa de los grandes intereses de Zacatecas, en abatir la emergencia social traducida en atraso económico, violencia e inseguridad; los rompimientos, la división, la dispersión de las fuerzas políticas, sociales y productivas, solo atizan más pugnas y antagonismos y más retrasan la recuperación que el gobierno solo no puede alcanzar.