/ viernes 28 de enero de 2022

Crónica del poder │ La fallida representación popular

Asumir por la decisión de los votos y el mandato constitucional la enorme responsabilidad de la representación popular, es un compromiso y un formidable reto, porque significa ser actor y protagonista de una etapa de transformación y de cambios, que se han de construir con inteligencia, creatividad, en el debate ideológico parlamentario, con diálogo y capacidad de conciliación y negociación con los diferentes u opositores, clase política en la que resaltan los legisladores federales y locales, senadores y diputados, productos del sistema democrático electoral que los unge con la fuerza del respaldo popular.

Para el caso de Zacatecas, salvo contadas excepciones, los legisladores no están en lo suyo porque lo suyo no es servir con vocación, ni al estado, los municipios o a la gente que a través de las urnas los llevó al poder, no ejercen innovadora y trascendente representación popular, ni proceden con la gestión social en favor de sus representados en los distritos y municipios, y menos se atreven, porque no pueden y no les alcanzan la pasión ni el pensamiento, para legislar a fin de perfeccionar y consolidar el entramado institucional que al Ejecutivo le urge para impulsar las transformaciones hacia un desarrollo integral con bienestar social, comunitario y familiar.

Efectivamente, están más enfocados en los tiempos electorales en busca de otras oportunidades para ascender y conquistar otros espacios de poder gubernamental o político, tienen la mira puesta en el 2024, sea para los objetivos personales o para alineación con poderosos liderazgos que garanticen el cumplimiento del interés político personal. Ni siquiera pasa por su mente que hoy son testigos que solo contemplan la severidad crítica de las carencias presupuestarias o la tragedia de los escenarios de violencia e inseguridad que día a día se extienden y multiplican, ni les interesan porque son asuntos del Ejecutivo, del gobernador y de los alcaldes, y se deslindan del compromiso de la representación popular, pero le dan rienda suelta a la zalamería, lambisconerìa y adulación, la sublimación de su demagogia.

Entre los senadores, destaca José Narro Céspedes, más centrado en exaltar diferencias y confrontación con su correligionario, colega y líder Ricardo Monreal y claro, en sus negocios educativos que le son muy productivos, Zacatecas es lo de menos, la grilla es lo de más importancia. De los diputados federales, qué sabe la gente del desempeño de Carolina Dávila, de Marco Flores, el cantante de la Banda Jerez; que hacen Miguel Torres, Fuensanta Guerrero o Carlos Puente. Sí, que hacen por Zacatecas en el cumplimiento de su gestión por sus distritos o representación popular; y la misma interrogante se hacen los zacatecanos sobre diputados locales como Jehú Eduí Salas, Gerardo Ramírez, Ernesto González, Ana Luisa del Muro, Armando Delgadillo, Sergio Ortega o Priscila Benitez, más interesados en las herramientas maestras que en beneficiar a sus representados.

Sólo por mencionar algunos, pero ahí están bajo la sombra y como fantasmas de la vieja guardia política, que solo asoman ambiciones y nada aportan ni a la Nueva Gobernanza o a su fuerza de Va por México, y hay que decirlo, más allá de sus virtudes o cualidades por las que fueron seleccionados en sus partidos y electos por los ciudadanos, todavía no demuestran capacidad legislativa ni de gestión a favor de Zacatecas y los municipios. Son más de lo mismo

Asumir por la decisión de los votos y el mandato constitucional la enorme responsabilidad de la representación popular, es un compromiso y un formidable reto, porque significa ser actor y protagonista de una etapa de transformación y de cambios, que se han de construir con inteligencia, creatividad, en el debate ideológico parlamentario, con diálogo y capacidad de conciliación y negociación con los diferentes u opositores, clase política en la que resaltan los legisladores federales y locales, senadores y diputados, productos del sistema democrático electoral que los unge con la fuerza del respaldo popular.

Para el caso de Zacatecas, salvo contadas excepciones, los legisladores no están en lo suyo porque lo suyo no es servir con vocación, ni al estado, los municipios o a la gente que a través de las urnas los llevó al poder, no ejercen innovadora y trascendente representación popular, ni proceden con la gestión social en favor de sus representados en los distritos y municipios, y menos se atreven, porque no pueden y no les alcanzan la pasión ni el pensamiento, para legislar a fin de perfeccionar y consolidar el entramado institucional que al Ejecutivo le urge para impulsar las transformaciones hacia un desarrollo integral con bienestar social, comunitario y familiar.

Efectivamente, están más enfocados en los tiempos electorales en busca de otras oportunidades para ascender y conquistar otros espacios de poder gubernamental o político, tienen la mira puesta en el 2024, sea para los objetivos personales o para alineación con poderosos liderazgos que garanticen el cumplimiento del interés político personal. Ni siquiera pasa por su mente que hoy son testigos que solo contemplan la severidad crítica de las carencias presupuestarias o la tragedia de los escenarios de violencia e inseguridad que día a día se extienden y multiplican, ni les interesan porque son asuntos del Ejecutivo, del gobernador y de los alcaldes, y se deslindan del compromiso de la representación popular, pero le dan rienda suelta a la zalamería, lambisconerìa y adulación, la sublimación de su demagogia.

Entre los senadores, destaca José Narro Céspedes, más centrado en exaltar diferencias y confrontación con su correligionario, colega y líder Ricardo Monreal y claro, en sus negocios educativos que le son muy productivos, Zacatecas es lo de menos, la grilla es lo de más importancia. De los diputados federales, qué sabe la gente del desempeño de Carolina Dávila, de Marco Flores, el cantante de la Banda Jerez; que hacen Miguel Torres, Fuensanta Guerrero o Carlos Puente. Sí, que hacen por Zacatecas en el cumplimiento de su gestión por sus distritos o representación popular; y la misma interrogante se hacen los zacatecanos sobre diputados locales como Jehú Eduí Salas, Gerardo Ramírez, Ernesto González, Ana Luisa del Muro, Armando Delgadillo, Sergio Ortega o Priscila Benitez, más interesados en las herramientas maestras que en beneficiar a sus representados.

Sólo por mencionar algunos, pero ahí están bajo la sombra y como fantasmas de la vieja guardia política, que solo asoman ambiciones y nada aportan ni a la Nueva Gobernanza o a su fuerza de Va por México, y hay que decirlo, más allá de sus virtudes o cualidades por las que fueron seleccionados en sus partidos y electos por los ciudadanos, todavía no demuestran capacidad legislativa ni de gestión a favor de Zacatecas y los municipios. Son más de lo mismo