/ martes 9 de agosto de 2022

Crónica del poder │ La gente quiere ver hechos, no rumores

Han pasado 10 sexenios, 6 décadas en la historia política de Zacatecas y con objetividad más veracidad, hay que reconocer que desde José Rodríguez Elías al quinquenio de Alejandro Tello, no se ha registrado una transición con tantas alteraciones, complejidades y crisis como las que se han acumulado de Tello a David Monreal Ávila, condicionantes que se han levantado como obstáculos para dar continuidad al desarrollo o para impulsar cambios y transformaciones.

Ahora la sociedad y la clase política está al atisbo del análisis y evaluación de las perspectivas futuras del actual proceso de la nueva gobernanza, cuya primera etapa cierra el próximo 8 de septiembre con la presentación que hará el Jefe del Ejecutivo ante la Legislatura del Estado, el Poder Legislativo, que está en el más lamentable quebranto, disperso, dividido y confrontado, lo que no impedirá la necesaria y vital transparencia, ni la puntual rendición de cuentas en un momento constitucional que para ese día deberá tener nuevos actores políticos y gubernamentales, porque de la revisión que se haga, nadie duda que se tomarán decisiones de fortalecimiento al gabinete y en la estructura de los programas de bienestar social y familiar que se han implementado en coordinación con el gobierno de la cuarta transformación.

En la revisión autocrítica que se haga en el marco del primer informe, la más significativa vertiente de documento, versará sobre los flagelos que azotan al estado y que son altísimo valladar a vencer, lo que no es imposible pero sí difícil, de manera que los efectos de la pandemia serán resaltados con todas su repercusiones en la salud popular y el encarecimiento de los insumos; las débiles expectativas económicas van a dilucidar esos desastres financieros que le fueron heredados, desde la deuda pública de más de 7 mil millones de pesos, hasta las exiguas respuestas a la gestión de inversiones industriales y empuje hacia la recuperación del crecimiento; sobre la violencia e inseguridad, se conocerá el énfasis realista de las estrategias contra la delincuencia organizada y la ordinaria, seguramente el principal desafío.

Del mismo modo, sin desconocer los embates de las crisis que han sido demoledoras y devastado esfuerzos colectivos y de gobierno, se tiene que establecer un nuevo y vigoroso reajuste de funcionarios, sobre todo en las Secretarías y mandos medios, porque el segundo año y hacia el 2024 electoral presidencial, se tiene que ostentar un equipo consolidado en la pasión y vocación de servicio, en lo académico, en la calidad profesional, en la operatividad política y en los enlaces con los Poderes Judicial y Legislativo, y los ayuntamientos del estado, porque como ya se ha dicho, Zacatecas ya no tiene tiempo que perder y debe avanzar más aceleradamente hasta vencer las negativas percepciones y las terribles realidades, a fin de que sea reencontrada la ruta del progreso con bienestar social, familiar y comunitario.

Si se pretende ser depositario de la verdad, primero tendrá que serlo de las realidades que se encaran, como hacerlo para superarlas y que hacer para sentar bases sólidas y suficientes que garanticen asumir un compromiso absoluto con la conjugación de los esfuerzos colectivos, sea con los otros poderes del estado, con los presidentes municipales, las delegaciones federales; con los empresarios, los comerciantes, los académicos universitarios, con el magisterio y la clase trabajadora, en el sector minero, en el valioso sector impulsor del turismo y la cultura, porque en Zacatecas podemos demostrar que un mejor Zacatecas es posible.

Han pasado 10 sexenios, 6 décadas en la historia política de Zacatecas y con objetividad más veracidad, hay que reconocer que desde José Rodríguez Elías al quinquenio de Alejandro Tello, no se ha registrado una transición con tantas alteraciones, complejidades y crisis como las que se han acumulado de Tello a David Monreal Ávila, condicionantes que se han levantado como obstáculos para dar continuidad al desarrollo o para impulsar cambios y transformaciones.

Ahora la sociedad y la clase política está al atisbo del análisis y evaluación de las perspectivas futuras del actual proceso de la nueva gobernanza, cuya primera etapa cierra el próximo 8 de septiembre con la presentación que hará el Jefe del Ejecutivo ante la Legislatura del Estado, el Poder Legislativo, que está en el más lamentable quebranto, disperso, dividido y confrontado, lo que no impedirá la necesaria y vital transparencia, ni la puntual rendición de cuentas en un momento constitucional que para ese día deberá tener nuevos actores políticos y gubernamentales, porque de la revisión que se haga, nadie duda que se tomarán decisiones de fortalecimiento al gabinete y en la estructura de los programas de bienestar social y familiar que se han implementado en coordinación con el gobierno de la cuarta transformación.

En la revisión autocrítica que se haga en el marco del primer informe, la más significativa vertiente de documento, versará sobre los flagelos que azotan al estado y que son altísimo valladar a vencer, lo que no es imposible pero sí difícil, de manera que los efectos de la pandemia serán resaltados con todas su repercusiones en la salud popular y el encarecimiento de los insumos; las débiles expectativas económicas van a dilucidar esos desastres financieros que le fueron heredados, desde la deuda pública de más de 7 mil millones de pesos, hasta las exiguas respuestas a la gestión de inversiones industriales y empuje hacia la recuperación del crecimiento; sobre la violencia e inseguridad, se conocerá el énfasis realista de las estrategias contra la delincuencia organizada y la ordinaria, seguramente el principal desafío.

Del mismo modo, sin desconocer los embates de las crisis que han sido demoledoras y devastado esfuerzos colectivos y de gobierno, se tiene que establecer un nuevo y vigoroso reajuste de funcionarios, sobre todo en las Secretarías y mandos medios, porque el segundo año y hacia el 2024 electoral presidencial, se tiene que ostentar un equipo consolidado en la pasión y vocación de servicio, en lo académico, en la calidad profesional, en la operatividad política y en los enlaces con los Poderes Judicial y Legislativo, y los ayuntamientos del estado, porque como ya se ha dicho, Zacatecas ya no tiene tiempo que perder y debe avanzar más aceleradamente hasta vencer las negativas percepciones y las terribles realidades, a fin de que sea reencontrada la ruta del progreso con bienestar social, familiar y comunitario.

Si se pretende ser depositario de la verdad, primero tendrá que serlo de las realidades que se encaran, como hacerlo para superarlas y que hacer para sentar bases sólidas y suficientes que garanticen asumir un compromiso absoluto con la conjugación de los esfuerzos colectivos, sea con los otros poderes del estado, con los presidentes municipales, las delegaciones federales; con los empresarios, los comerciantes, los académicos universitarios, con el magisterio y la clase trabajadora, en el sector minero, en el valioso sector impulsor del turismo y la cultura, porque en Zacatecas podemos demostrar que un mejor Zacatecas es posible.