/ martes 30 de junio de 2020

Crónica del poder │ La indomable inseguridad galopa

Para empezar a cantar pido permiso primero, y celebrar que en medio de tanta fatalidad, hay una buena noticia que a los universitarios y a toda la sociedad zacatecana nos llena de orgullo: el poeta José de Jesús Sampedro es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, un hecho histórico en la vida cultural del estado.

Vamos al tema político para resaltar lo que todo mundo sabe, que Zacatecas vive y resiente la indiferencia federal en la canalización de recursos presupuestales y extraordinarios para encarar los efectos de la pandemia y reactivar la economía de por si estancada y, a ésta lamentable omisión gubernamental, hay que sumar la negativa e impactante situación de inseguridad, que ya adquiere descomunales dimensiones, como así se exhibió el pasado viernes de terror con 17 ejecutados, una tragedia que hace que los discursos arrecien para exaltar la seguridad como prioridad, pero cuyas estrategias resultan fallidas, insuficientes y poco convincentes para los zacatecanos.

Desde el Presidente Andrés Manuel López Obrador, hasta el Gobernador Alejandro Tello, sus expresiones sobre el combate a la criminalidad y su violencia, son coincidentes, y se advierten esfuerzos conjuntos, que lamentablemente no alcanzan a levantar el muro de contención a esa delincuencia cada vez más violenta. El Secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, dice que ninguna organización criminal tiene capacidad para retar al estado mexicano, pero la gente que soporta esa fatalidad, cuestiona que el estado se resista a utilizar toda su capacidad para vencer o contener a las organizaciones delincuenciales.

El atentado al Secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, donde quedó herido, dos de sus escoltas abatidos y una mujer en tránsito muerta por las balas, ha sido interpretado como un verdadero desafío al mero centro de las grandes decisiones políticas del país, lo que ha de medirse con realismo para que se reconozca cómo la extensión de los grupos criminales ha llegado a los vitales escenarios de productividad y movilidad.

Extraña a los mexicanos se asegure que el gobierno federal conoce a detalle los movimientos de las bandas criminales en el Valle de México, y que si así es efectivamente, por qué no se actúa con un vigoroso y más contundente cambio de estrategia. No se trata de arrancar una pavorosa declaración de guerra, sino de ver que se proceda a través de una reacción más inteligente y eficaz operatividad contenida de valor, audacia, determinación, decisión y precisión estratégica, porque a la gente de todos los sectores que han sido víctimas de esta violenta ofensiva, ya no les importan las administraciones pasadas y su herencia de estragos, solo les interesa y exigen resultados y soluciones al gobierno actual y omnipresente.

Hay efectos nefastos y daños horrorosos

Que impactan sobre las familias, las comunidades urbanas y rurales, en los municipios que cotidianamente son sorprendidos y sacudidos por la tragedia mortal que la violencia provoca. Alcaldes como Saúl Monreal, una y cien veces ha advertido acerca del creciente flagelo de inseguridad y urge a los gobiernos federal y estatal por respuestas más contundentes. Así las voces de los munícipes Ulises Mejía, Antonio Aceves, Miguel Torres, Eleuterio Ramos, José Luis Figueroa, Julio César Ramírez, que en Fresnillo, Zacatecas Capital, Jerez, Villanueva, Valparaíso, Loreto, Río Grande y otras regiones, ya no sienten lo duro sino lo tupido de los hechos sangrientos.

Para empezar a cantar pido permiso primero, y celebrar que en medio de tanta fatalidad, hay una buena noticia que a los universitarios y a toda la sociedad zacatecana nos llena de orgullo: el poeta José de Jesús Sampedro es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, un hecho histórico en la vida cultural del estado.

Vamos al tema político para resaltar lo que todo mundo sabe, que Zacatecas vive y resiente la indiferencia federal en la canalización de recursos presupuestales y extraordinarios para encarar los efectos de la pandemia y reactivar la economía de por si estancada y, a ésta lamentable omisión gubernamental, hay que sumar la negativa e impactante situación de inseguridad, que ya adquiere descomunales dimensiones, como así se exhibió el pasado viernes de terror con 17 ejecutados, una tragedia que hace que los discursos arrecien para exaltar la seguridad como prioridad, pero cuyas estrategias resultan fallidas, insuficientes y poco convincentes para los zacatecanos.

Desde el Presidente Andrés Manuel López Obrador, hasta el Gobernador Alejandro Tello, sus expresiones sobre el combate a la criminalidad y su violencia, son coincidentes, y se advierten esfuerzos conjuntos, que lamentablemente no alcanzan a levantar el muro de contención a esa delincuencia cada vez más violenta. El Secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, dice que ninguna organización criminal tiene capacidad para retar al estado mexicano, pero la gente que soporta esa fatalidad, cuestiona que el estado se resista a utilizar toda su capacidad para vencer o contener a las organizaciones delincuenciales.

El atentado al Secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, donde quedó herido, dos de sus escoltas abatidos y una mujer en tránsito muerta por las balas, ha sido interpretado como un verdadero desafío al mero centro de las grandes decisiones políticas del país, lo que ha de medirse con realismo para que se reconozca cómo la extensión de los grupos criminales ha llegado a los vitales escenarios de productividad y movilidad.

Extraña a los mexicanos se asegure que el gobierno federal conoce a detalle los movimientos de las bandas criminales en el Valle de México, y que si así es efectivamente, por qué no se actúa con un vigoroso y más contundente cambio de estrategia. No se trata de arrancar una pavorosa declaración de guerra, sino de ver que se proceda a través de una reacción más inteligente y eficaz operatividad contenida de valor, audacia, determinación, decisión y precisión estratégica, porque a la gente de todos los sectores que han sido víctimas de esta violenta ofensiva, ya no les importan las administraciones pasadas y su herencia de estragos, solo les interesa y exigen resultados y soluciones al gobierno actual y omnipresente.

Hay efectos nefastos y daños horrorosos

Que impactan sobre las familias, las comunidades urbanas y rurales, en los municipios que cotidianamente son sorprendidos y sacudidos por la tragedia mortal que la violencia provoca. Alcaldes como Saúl Monreal, una y cien veces ha advertido acerca del creciente flagelo de inseguridad y urge a los gobiernos federal y estatal por respuestas más contundentes. Así las voces de los munícipes Ulises Mejía, Antonio Aceves, Miguel Torres, Eleuterio Ramos, José Luis Figueroa, Julio César Ramírez, que en Fresnillo, Zacatecas Capital, Jerez, Villanueva, Valparaíso, Loreto, Río Grande y otras regiones, ya no sienten lo duro sino lo tupido de los hechos sangrientos.