/ jueves 22 de abril de 2021

Crónica del poder │ Los tiempos del poder

De acuerdo, los viejos esquemas políticos han pasado a mejor historia y las estrategias económicas han de modernizarse para reafirmar validez y con presupuestos y alternativas de solución bien estructuradas, de manera profunda y más responsable, se logren las transformaciones que urgen a la sociedad para retomar los caminos de la restauración y recuperación frente a la gravedad de las crisis pandémica, económica y de violencia e inseguridad.

En este sentido, es de suponer que las estrategias de la cuarta transformación han de facilitar cambios en la reorientación de programas gubernamentales sin rupturas y con un poderoso liderazgo capaz de convocar o conjuntar a todas las fuerzas políticas y todos los sectores productivos y sociales. Con este enfoque racional y crítico, llama nuestra atención el anuncio del candidato a gobernador David Monreal Ávila, de que ya realiza un análisis sobre las condiciones de la administración estatal 2016-2021, el quinquenio que todavía transcurre de Alejandro Tello Cristerna; asegura que revisa la situación de cada secretaría y de cada dependencia del gobierno del estado, porque es propósito y compromiso de que, "lo que esté bien hecho, lo voy a consolidar y lo voy a mantener, y lo que esté mal hecho, se va a corregir."

El objetivo central de David Monreal como gobernador, es que en Zacatecas exista una nueva gobernanza y una nueva sociedad, lo cual es razonable y hasta loable.

Sin embargo y a estas alturas, cuando apenas continúan las campañas electorales y no hay definiciones, nos parece un discurso para el 7 de junio, si es que obtiene la victoria. Como estrategia electoral impacta porque transmite inmensa seguridad, certeza absoluta en el triunfo, pero no hay respeto a los tiempos institucionales, al menos que ya tenga un acuerdo con Alejandro Tello y que exista coordinación y hasta comunicación para adelantar una transición que todavía no está resuelta por los votos. Hay que extremar sensibilidad en la lucha política y no adelantar vísperas, no precipitar triunfos sin tenerlos.

O sea, David Monreal debe ubicarse en la realidad actual, en éstos momentos de su crucial batalla hacia la maravillosa oportunidad de servir a Zacatecas desde Palacio de Gobierno, oportunidad que también tienen Claudia Anaya, Ana María Romo, María Guadalupe Medina, Flavio Campos, Javier Valadez Becerra, Salomé Perera y Miriam García Zamora. El morenista que se percibe adelante o en la vanguardia, debe poner los pies en la realidad no en el futuro incierto; actuar a plenitud como candidato y esperar a que los votos decidan el sueño político que ansía y que le urge, pero que todavía no se concreta, está en veremos. Los ciudadanos y la ley electoral imponen el suspenso que se agotará en las urnas electorales justamente el 6 de junio.

Ahora bien, si de lo que se trata es de exhibir capacidad de infiltración en la estructura gubernamental, hasta los adentros financieros y los avances de programas, es bueno y sano que los candidatos lo hagan, pero tiene que ser un procedimiento discreto, cuidadoso, meticuloso, respetuoso y sin aspavientos o la ostentación de acuerdos bajo la mesa y hasta oscuros. La percepción colectiva ahora y al día siguiente de la elección, es que viene una transición con estabilidad, sin alteraciones, con absoluta transparencia y la más efectiva y veraz rendición de cuentas. Inadecuado e inoportuno exhibir un poder que todavía no se alcanza.

De acuerdo, los viejos esquemas políticos han pasado a mejor historia y las estrategias económicas han de modernizarse para reafirmar validez y con presupuestos y alternativas de solución bien estructuradas, de manera profunda y más responsable, se logren las transformaciones que urgen a la sociedad para retomar los caminos de la restauración y recuperación frente a la gravedad de las crisis pandémica, económica y de violencia e inseguridad.

En este sentido, es de suponer que las estrategias de la cuarta transformación han de facilitar cambios en la reorientación de programas gubernamentales sin rupturas y con un poderoso liderazgo capaz de convocar o conjuntar a todas las fuerzas políticas y todos los sectores productivos y sociales. Con este enfoque racional y crítico, llama nuestra atención el anuncio del candidato a gobernador David Monreal Ávila, de que ya realiza un análisis sobre las condiciones de la administración estatal 2016-2021, el quinquenio que todavía transcurre de Alejandro Tello Cristerna; asegura que revisa la situación de cada secretaría y de cada dependencia del gobierno del estado, porque es propósito y compromiso de que, "lo que esté bien hecho, lo voy a consolidar y lo voy a mantener, y lo que esté mal hecho, se va a corregir."

El objetivo central de David Monreal como gobernador, es que en Zacatecas exista una nueva gobernanza y una nueva sociedad, lo cual es razonable y hasta loable.

Sin embargo y a estas alturas, cuando apenas continúan las campañas electorales y no hay definiciones, nos parece un discurso para el 7 de junio, si es que obtiene la victoria. Como estrategia electoral impacta porque transmite inmensa seguridad, certeza absoluta en el triunfo, pero no hay respeto a los tiempos institucionales, al menos que ya tenga un acuerdo con Alejandro Tello y que exista coordinación y hasta comunicación para adelantar una transición que todavía no está resuelta por los votos. Hay que extremar sensibilidad en la lucha política y no adelantar vísperas, no precipitar triunfos sin tenerlos.

O sea, David Monreal debe ubicarse en la realidad actual, en éstos momentos de su crucial batalla hacia la maravillosa oportunidad de servir a Zacatecas desde Palacio de Gobierno, oportunidad que también tienen Claudia Anaya, Ana María Romo, María Guadalupe Medina, Flavio Campos, Javier Valadez Becerra, Salomé Perera y Miriam García Zamora. El morenista que se percibe adelante o en la vanguardia, debe poner los pies en la realidad no en el futuro incierto; actuar a plenitud como candidato y esperar a que los votos decidan el sueño político que ansía y que le urge, pero que todavía no se concreta, está en veremos. Los ciudadanos y la ley electoral imponen el suspenso que se agotará en las urnas electorales justamente el 6 de junio.

Ahora bien, si de lo que se trata es de exhibir capacidad de infiltración en la estructura gubernamental, hasta los adentros financieros y los avances de programas, es bueno y sano que los candidatos lo hagan, pero tiene que ser un procedimiento discreto, cuidadoso, meticuloso, respetuoso y sin aspavientos o la ostentación de acuerdos bajo la mesa y hasta oscuros. La percepción colectiva ahora y al día siguiente de la elección, es que viene una transición con estabilidad, sin alteraciones, con absoluta transparencia y la más efectiva y veraz rendición de cuentas. Inadecuado e inoportuno exhibir un poder que todavía no se alcanza.