/ martes 12 de octubre de 2021

Crónica del poder │ Mensaje de justicia y paz para todos

Ese mensaje del gobernador David Monreal que nuestro periódico cabeceó ayer a ocho columnas, es compromiso y responsabilidad gubernamental de todos los días y para que las víctimas, sean policías o simples ciudadanos e incluso delincuentes, alcancen cuando menos aplicación de la justicia a los victimarios. "Estamos decididos a llegar hasta las últimas consecuencias para dar con los responsables y presentarlos ante la justicia" es de hecho, compartir la obligación constitucional de proteger a la sociedad, la vida y patrimonio de la población, con el fiscal Francisco Murillo Ruiseco, el director de Seguridad Arturo López Bazán, el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional.

El enfoque de las expresiones del gobernante fue ante el asesinato de 4 policías de la Metropolitana, acontecimiento que sembro terror e intimidación entre la niñez, los padres de familia, deportistas y colonos que convivían cercanos al trágico escenario, pero se insiste, éstos hechos que cobraron la vida de servidores públicos defensores de la sociedad, se suman a otros muchos que se han sucedido por todo el territorio estatal, con 3, 5, 7, 8, 12, hasta 16 víctimas mortales, que son motivo de la información relevante en las planas de periódicos, noticieros y redes sociales. Por eso argumentamos que el discurso de David Monreal debe ser extensivo por todos los eventos criminales que ya se arraigan y que hacen recurrente y cotidiano que tenga que reiterar el compromiso de "trabajar sin descanso para recuperar nuestra paz y tranquilidad y regenerar el tejido social; sé que cuento con los zacatecanos para lograrlo." Eso les dice a los gobernados y es cierto, los gobernados esperan resultados.

Ineludiblemente, esa promesa de coordinación entre los tres niveles de gobierno, ha de ser una realidad no una promesa. Lo discursivo ya no cabe en estos escenarios de violencia e inseguridad, la noción de la acción colectiva tienen que darse con ostentación de organización, inteligencia y estrategia para hacerse presente y que la fuerza pública se sienta en todos los horizontes y rincones del estado. Otra vez Michoacán al tema, donde el Presidente informó que son 17 mil los miembros de las corporaciones de seguridad diseminados en esa entidad; y aquí ? Cuántos activos son lanzados diariamente la vigilancia, los operativos e investigaciones. Obvio que la gente quiere verlos en la cercanía, en las esquinas, en los barrios, las colonias, los centros y plazas públicas, en torno a los tianguis o mercados, en las rancherías.

La población ya conoce la magnitud de la crisis de violencia e inseguridad, ya saben que los desplazados no solamente se registran en la Ermita de los Correa de Jerez, se viven por Fresnillo, Valparaíso, Río Grande, en Guadalupe, Loreto, Ojocaliente, Monte Escobedo, Tepetongo, Calera. De la vida activa y productiva en sus tierras y pueblos, cientos de familias han transitado a la contemplación de sus días inútiles, sin quehacer, sin producir lo elemental para dar alimento a sus familias. Y claro, sobreviene la solidaridad asistencialista, la que siempre será insuficiente y que atenta contra las potencialidades y de plano trastocan vida y vocaciones, sobre todo entre los jóvenes.

Nadie desconoce que David Monreal y su gobierno han encontrado una sociedad civil lesionada y vulnerable, que no ha encontrado recursos presupuestales para encarar las crisis, pero tampoco aceptan se repitan y multipliquen los lamentos, cuando es de suponer que ya se tiene el poder y la fuerza de la gestión ante gobierno federal, para combatir los pretéritos hechos de corrupción y enderezar los rumbos perdidos con determinación, creatividad, inteligencia financiera y plan de desarrollo.

Ese mensaje del gobernador David Monreal que nuestro periódico cabeceó ayer a ocho columnas, es compromiso y responsabilidad gubernamental de todos los días y para que las víctimas, sean policías o simples ciudadanos e incluso delincuentes, alcancen cuando menos aplicación de la justicia a los victimarios. "Estamos decididos a llegar hasta las últimas consecuencias para dar con los responsables y presentarlos ante la justicia" es de hecho, compartir la obligación constitucional de proteger a la sociedad, la vida y patrimonio de la población, con el fiscal Francisco Murillo Ruiseco, el director de Seguridad Arturo López Bazán, el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional.

El enfoque de las expresiones del gobernante fue ante el asesinato de 4 policías de la Metropolitana, acontecimiento que sembro terror e intimidación entre la niñez, los padres de familia, deportistas y colonos que convivían cercanos al trágico escenario, pero se insiste, éstos hechos que cobraron la vida de servidores públicos defensores de la sociedad, se suman a otros muchos que se han sucedido por todo el territorio estatal, con 3, 5, 7, 8, 12, hasta 16 víctimas mortales, que son motivo de la información relevante en las planas de periódicos, noticieros y redes sociales. Por eso argumentamos que el discurso de David Monreal debe ser extensivo por todos los eventos criminales que ya se arraigan y que hacen recurrente y cotidiano que tenga que reiterar el compromiso de "trabajar sin descanso para recuperar nuestra paz y tranquilidad y regenerar el tejido social; sé que cuento con los zacatecanos para lograrlo." Eso les dice a los gobernados y es cierto, los gobernados esperan resultados.

Ineludiblemente, esa promesa de coordinación entre los tres niveles de gobierno, ha de ser una realidad no una promesa. Lo discursivo ya no cabe en estos escenarios de violencia e inseguridad, la noción de la acción colectiva tienen que darse con ostentación de organización, inteligencia y estrategia para hacerse presente y que la fuerza pública se sienta en todos los horizontes y rincones del estado. Otra vez Michoacán al tema, donde el Presidente informó que son 17 mil los miembros de las corporaciones de seguridad diseminados en esa entidad; y aquí ? Cuántos activos son lanzados diariamente la vigilancia, los operativos e investigaciones. Obvio que la gente quiere verlos en la cercanía, en las esquinas, en los barrios, las colonias, los centros y plazas públicas, en torno a los tianguis o mercados, en las rancherías.

La población ya conoce la magnitud de la crisis de violencia e inseguridad, ya saben que los desplazados no solamente se registran en la Ermita de los Correa de Jerez, se viven por Fresnillo, Valparaíso, Río Grande, en Guadalupe, Loreto, Ojocaliente, Monte Escobedo, Tepetongo, Calera. De la vida activa y productiva en sus tierras y pueblos, cientos de familias han transitado a la contemplación de sus días inútiles, sin quehacer, sin producir lo elemental para dar alimento a sus familias. Y claro, sobreviene la solidaridad asistencialista, la que siempre será insuficiente y que atenta contra las potencialidades y de plano trastocan vida y vocaciones, sobre todo entre los jóvenes.

Nadie desconoce que David Monreal y su gobierno han encontrado una sociedad civil lesionada y vulnerable, que no ha encontrado recursos presupuestales para encarar las crisis, pero tampoco aceptan se repitan y multipliquen los lamentos, cuando es de suponer que ya se tiene el poder y la fuerza de la gestión ante gobierno federal, para combatir los pretéritos hechos de corrupción y enderezar los rumbos perdidos con determinación, creatividad, inteligencia financiera y plan de desarrollo.