/ viernes 9 de abril de 2021

Crónica del poder │ No hay adversarios pequeños

La sociedad y los ciudadanos entienden que la batalla por la gubernatura de Zacatecas no es de 2, es entre 8 candidatas y candidatos que en condiciones de equidad e imparcialidad el Consejo General del Instituto Electoral del Estado de Zacatecas, aprobó y de sus partidos recibió sus respectivas plataformas político electorales. Pero lo cierto es, que la levedad de los impactos en la movilización a tierra, propagandísticos impresos, electrónicos y de redes sociales, que promueven los seis, Ana María Romo Fonseca, María Guadalupe Medina Padilla, Fernanda Salomé Perera, Miriam García Zamora, Javier Valadez Becerra y Flavio Campos Miramontes, no se elevan a la altura de los mensajes mediáticos de David Monreal y Claudia Anaya, al menos no todavía, lo que los hace ver disminuidos, débiles o inactivos.

Y si nos referimos a los denominados partidos pequeños, no es que así lo sean, enanos o chaparros, porque políticamente se considera que por la grandeza y calidad de sus abanderados, es que se dimensiona a los partidos con más fortaleza y cualidades estratégicas, es el caso de los partidos locales PAZ por el Desarrollo de Zacatecas, con Flavio Campos o del Partido del Pueblo, con su candidato Javier Valadez Becerra; Salomé Perera por las Redes Sociales Progresistas y Miriam García Zamora, de Fuerza por México, que aunque son partidos nacionales, no ascienden todavía a escenarios de más visibilidad. Los casos de Nany Romo y Lupita Medina, pueden valorarse excepcionales, porque la calidad de sus figuras políticas van a incrementar potencialidad y a resaltar más a los Partidos Movimiento Ciudadano y Encuentro Solidario, y ambas, notables mujeres con sus partidos, tendrán que hacer de tripas corazón e insistir para crecer y cuando menos hacer la jugada del póquer de ases. Estos candidatos y candidatas son figuras con importante posicionamiento social y reconocidos por su profesionalismo, calidad académica y trayectoria política, y de todas y de todos se espera crecimiento desde la campaña a los debates y claro, ante las urnas.

Contrariamente, hay que ver como personajes y figuras políticas como Félix Salgado Macedonio y Mario Delgado Carrillo, con sus acciones degradantes y torpezas direccionales, minimizan a sus partidos, los hacen ver en deterioro permanente y con creciente desprestigio social y político. Son la otra cara de la moneda.

Se trata pues, de observar una lucha política y electoral donde todos los actores compiten en condiciones de igualdad, situación que así imponen las cualidades de los candidatos ante las contrastantes diferencias de sus partidos, unos llamados mayoritarios pero que vienen a menos y otros calificados como minoritarios, pero que ya sorprenden con gradual crecimiento, una gradualidad que tendrá que transitar al aceleramiento, si es que pretenden combatir al tú por tú con "los grandes" y hacer de la batalla una jornada más apasionante, más participativa y más atractiva y de interés para los ciudadanos y la población.

La democratización que la ciudadanía reclama tienen que alcanzar la mayor normalidad por una pluralidad que deba actuar con responsabilidad en su representatividad y sobre todo, con respeto entre los diferentes y adversarios, para que no sobrevengan los insultos, las diatribas, denostaciones, injurias, calumnias e infamias, característica de las guerras sucias que se buscan desterrar, para dar cauce a una masiva participación ante las urnas y abatir el marcado abstencionismo que no se logra superar.

La sociedad y los ciudadanos entienden que la batalla por la gubernatura de Zacatecas no es de 2, es entre 8 candidatas y candidatos que en condiciones de equidad e imparcialidad el Consejo General del Instituto Electoral del Estado de Zacatecas, aprobó y de sus partidos recibió sus respectivas plataformas político electorales. Pero lo cierto es, que la levedad de los impactos en la movilización a tierra, propagandísticos impresos, electrónicos y de redes sociales, que promueven los seis, Ana María Romo Fonseca, María Guadalupe Medina Padilla, Fernanda Salomé Perera, Miriam García Zamora, Javier Valadez Becerra y Flavio Campos Miramontes, no se elevan a la altura de los mensajes mediáticos de David Monreal y Claudia Anaya, al menos no todavía, lo que los hace ver disminuidos, débiles o inactivos.

Y si nos referimos a los denominados partidos pequeños, no es que así lo sean, enanos o chaparros, porque políticamente se considera que por la grandeza y calidad de sus abanderados, es que se dimensiona a los partidos con más fortaleza y cualidades estratégicas, es el caso de los partidos locales PAZ por el Desarrollo de Zacatecas, con Flavio Campos o del Partido del Pueblo, con su candidato Javier Valadez Becerra; Salomé Perera por las Redes Sociales Progresistas y Miriam García Zamora, de Fuerza por México, que aunque son partidos nacionales, no ascienden todavía a escenarios de más visibilidad. Los casos de Nany Romo y Lupita Medina, pueden valorarse excepcionales, porque la calidad de sus figuras políticas van a incrementar potencialidad y a resaltar más a los Partidos Movimiento Ciudadano y Encuentro Solidario, y ambas, notables mujeres con sus partidos, tendrán que hacer de tripas corazón e insistir para crecer y cuando menos hacer la jugada del póquer de ases. Estos candidatos y candidatas son figuras con importante posicionamiento social y reconocidos por su profesionalismo, calidad académica y trayectoria política, y de todas y de todos se espera crecimiento desde la campaña a los debates y claro, ante las urnas.

Contrariamente, hay que ver como personajes y figuras políticas como Félix Salgado Macedonio y Mario Delgado Carrillo, con sus acciones degradantes y torpezas direccionales, minimizan a sus partidos, los hacen ver en deterioro permanente y con creciente desprestigio social y político. Son la otra cara de la moneda.

Se trata pues, de observar una lucha política y electoral donde todos los actores compiten en condiciones de igualdad, situación que así imponen las cualidades de los candidatos ante las contrastantes diferencias de sus partidos, unos llamados mayoritarios pero que vienen a menos y otros calificados como minoritarios, pero que ya sorprenden con gradual crecimiento, una gradualidad que tendrá que transitar al aceleramiento, si es que pretenden combatir al tú por tú con "los grandes" y hacer de la batalla una jornada más apasionante, más participativa y más atractiva y de interés para los ciudadanos y la población.

La democratización que la ciudadanía reclama tienen que alcanzar la mayor normalidad por una pluralidad que deba actuar con responsabilidad en su representatividad y sobre todo, con respeto entre los diferentes y adversarios, para que no sobrevengan los insultos, las diatribas, denostaciones, injurias, calumnias e infamias, característica de las guerras sucias que se buscan desterrar, para dar cauce a una masiva participación ante las urnas y abatir el marcado abstencionismo que no se logra superar.