/ domingo 22 de mayo de 2022

Crónica del poder │ ¿Podrán reivindicar la imagen del legislador?

Es en serio que desde la sociedad, los representados y la opinión pública, se ve muy lejos que los diputados y diputadas de la actual legislatura logren recuperar o siquiera restaurar la imagen del Legislador, una estampa muy deteriorada y en fatal desprestigio, resultado de los enconos personales y entre facciones o fracciones, el discurso de odio que se ha expandido entre los parlamentarios, por la incapacidad y total ausencia de voluntad política para dirimir diferencias en aras del interés superior del estado, y claro, son fiel reflejo del escenario de confrontación y polarización que se promueve desde el poder nacional, un poder insaciable de perniciosos conflictos.

Luego del aquelarre y barahúnda que con escándalo protagonizaron por la irrupción de la nueva mayoría y la reestructuración de comisiones que pareció humillar y aplastar al partido en el poder y sus aliados, sobrevino un destello conciliador, cuando por unanimidad de la junta de coordinación política acordaron impulsar una agenda legislativa común, coincidieron en que el Poder Legislativo debe ser el espacio de consenso y unidad que permita atender las demandas y exigencias justas de los zacatecanos. Tarde, pero el gran defecto de la inútil confrontación y perversa descalificación, por el momento parece quedar atrás para dar paso a una convivencia civilizada, hoy observan que viven en una democracia representativa para ya preservar la equidad, los equilibrios, el respeto entre diferentes y el marco de pluralidad.

La gente, los representados, los sectores de la sociedad y la clase política y gubernamental, esperan que ese momento conciliador no sea flor de un día y que pongan límite a los excesos de poder, a los abusos de mayorías y arbitrariedades de minorías, y que en verdad, juntos encaren y luchen contra la corrupción e impunidad.

Van a tener que echar atrás y rectificar esas reacciones calenturientas, como la retención de recursos financieros asignados a la legislatura, cancelar las versiones de conjeturas, especulaciones, calumnias y difamaciones anticipadas, como las que fueron lanzadas por el grupo morenista, "porque en la nueva mayoría tienen la maldita intención de modificar el presupuesto para dejar de lado las necesidades de los zacatecanos, pretenden una hacer una distribución oscura de recursos, para proceder desfalcos, fraudes, despilfarros." Se vio claro que son legisladores que no entienden ni atienden el llamado que a la unidad hace su líder López Obrador, porque para eso es la política, para unificar. Una convocatoria que parece incierta o falaz, porque de lo que se trata es de descalificar y a diario confrontar para dividir.

Apenas la sociedad había celebrado la conjunción, coordinación y unidad entre los tres Poderes del Estado, David Monreal, del Ejecutivo; Arturo Nahle, del Judicial; y Enrique Laviada, del Legislativo, que para demostrar esa distancia respetuosa juntos firman la iniciativa de reformas a la Ley Orgánica del Poder Judicial, cuando sobrevino el zafarrancho entre los diputados, que otra vez enseñaron el cobre en torno de la voracidad económica de las dos partes, que con diferentes matices buscan lo mismo. Lo que debe resultar innegable, es que no han de regresar al pasado grotesco y corrupto de las hegemonías que históricamente han desvanecido independencias y autonomías y elevado complicidades, connivencia, contubernios y corrupción política, todo lo contrario a la Nueva Gobernanza y la Renovación Moral.

Es en serio que desde la sociedad, los representados y la opinión pública, se ve muy lejos que los diputados y diputadas de la actual legislatura logren recuperar o siquiera restaurar la imagen del Legislador, una estampa muy deteriorada y en fatal desprestigio, resultado de los enconos personales y entre facciones o fracciones, el discurso de odio que se ha expandido entre los parlamentarios, por la incapacidad y total ausencia de voluntad política para dirimir diferencias en aras del interés superior del estado, y claro, son fiel reflejo del escenario de confrontación y polarización que se promueve desde el poder nacional, un poder insaciable de perniciosos conflictos.

Luego del aquelarre y barahúnda que con escándalo protagonizaron por la irrupción de la nueva mayoría y la reestructuración de comisiones que pareció humillar y aplastar al partido en el poder y sus aliados, sobrevino un destello conciliador, cuando por unanimidad de la junta de coordinación política acordaron impulsar una agenda legislativa común, coincidieron en que el Poder Legislativo debe ser el espacio de consenso y unidad que permita atender las demandas y exigencias justas de los zacatecanos. Tarde, pero el gran defecto de la inútil confrontación y perversa descalificación, por el momento parece quedar atrás para dar paso a una convivencia civilizada, hoy observan que viven en una democracia representativa para ya preservar la equidad, los equilibrios, el respeto entre diferentes y el marco de pluralidad.

La gente, los representados, los sectores de la sociedad y la clase política y gubernamental, esperan que ese momento conciliador no sea flor de un día y que pongan límite a los excesos de poder, a los abusos de mayorías y arbitrariedades de minorías, y que en verdad, juntos encaren y luchen contra la corrupción e impunidad.

Van a tener que echar atrás y rectificar esas reacciones calenturientas, como la retención de recursos financieros asignados a la legislatura, cancelar las versiones de conjeturas, especulaciones, calumnias y difamaciones anticipadas, como las que fueron lanzadas por el grupo morenista, "porque en la nueva mayoría tienen la maldita intención de modificar el presupuesto para dejar de lado las necesidades de los zacatecanos, pretenden una hacer una distribución oscura de recursos, para proceder desfalcos, fraudes, despilfarros." Se vio claro que son legisladores que no entienden ni atienden el llamado que a la unidad hace su líder López Obrador, porque para eso es la política, para unificar. Una convocatoria que parece incierta o falaz, porque de lo que se trata es de descalificar y a diario confrontar para dividir.

Apenas la sociedad había celebrado la conjunción, coordinación y unidad entre los tres Poderes del Estado, David Monreal, del Ejecutivo; Arturo Nahle, del Judicial; y Enrique Laviada, del Legislativo, que para demostrar esa distancia respetuosa juntos firman la iniciativa de reformas a la Ley Orgánica del Poder Judicial, cuando sobrevino el zafarrancho entre los diputados, que otra vez enseñaron el cobre en torno de la voracidad económica de las dos partes, que con diferentes matices buscan lo mismo. Lo que debe resultar innegable, es que no han de regresar al pasado grotesco y corrupto de las hegemonías que históricamente han desvanecido independencias y autonomías y elevado complicidades, connivencia, contubernios y corrupción política, todo lo contrario a la Nueva Gobernanza y la Renovación Moral.