/ miércoles 26 de mayo de 2021

Crónica del poder │ Rechazo a la perversidad electoral

Sí actualmente la sociedad y los ciudadanos estoicamente aguantan crisis económica e incertidumbre por la violencia e inseguridad, por sus reclamos a partidos y candidatos, no están dispuestos a entrar en una peligrosa inestabilidad política producto de los enconos, odios, venganzas, confrontación y degradación del quehacer político en la última etapa de las campañas. No debe ser que por esos comportamientos anti éticos e inmorales, las transiciones gubernamental y legislativa se ensucien para convertirse en una sucesión empañada por los denuestos, calumnias, infamias, mentiras y descalificaciones que sólo van a dejar un escenario de división social y política, condiciones irreconciliables y de evidente retroceso del sistema electoral y la democracia.

Las dos grandes tendencias político electorales en la batalla por la gubernatura, la legislatura y los ayuntamientos, tienen que responder con la más profunda y acertada responsabilidad, procediendo a modificar las estrategias aniquilantes; ambos actores y liderazgos sobresalientes en la contienda por Zacatecas, David Monreal y Claudia Anayaestán moralmente obligados a deponer y desterrar de sus acciones proselitistas esas viejas prácticas que buscan destruir con bajezas a los adversarios. Han de moderar y serenar los ánimos de sus cuadros de activistas y correligionarios que extreman pasiones y rencores para abatir a los contrarios, porque no hacerlo así serán consecuentes con la corrupción política que todas las fuerzas de la pluralidad buscan cancelar y desvanecer para siempre. Ella promueve el cambio estimulada por su vocación y pasión para servir; él lucha por la transformación a través de la comunión social, innegable coincidencia que debe estar apartada de todo tipo de violencia.

A los ojos de la sociedad y ante la conciencia ciudadana, manipular para arreciar una guerra sucia, instrumentalizar a personas para calumniar y denigrar a otras, es una batalla condenable, los golpes bajos, abiertos y sucios no otorgan legitimidad a la lucha por el poder. Todos los actores y protagonistas, respetuosamente incluídos Nany Romo, Lupita Medina, Javier Valadez, Flavio Campos y Miriam García, asisten a momentos que son cruciales en la definición de un mejor futuro para el estado y sus municipios. Por eso, resulta impensable e inconcebible que haya quienes se alejen de los valores y principios para encauzar la contienda hacia horizontes que solo ofrecen el retroceso.

Los zacatecanos han sido testigos de diferentes proyectos de gobierno resultados de la alternancia y muy seguramente hoy no pueden aceptar gobiernos y legislaturas como los de hace 50, 30 o 20 años. Es oportuno recordar que en la competencia política por el poder gubernamental, ni Amalia García y Pepe Bonilla cayeron en la inmunda confrontación; ni Miguel Alonso ni Cuauhtémoc Calderón se enredaron con degradación política; como candidatos, Alejandro Tello y David Monreal guardaron respetuosa distancia. Nada fuera de la retórica crítica y de cuestionamientos, cada candidato expuso en su momento, las mejores propuestas y los más valiosos proyectos, unos se alcanzaron y se consolidaron, otros quedaron como promesas todavía realizables, pero siempre, los votos ciudadanos impulsaron las decisiones de gobierno y de legislación. Es lo que la gente quiere y busca que democráticamente se cumpla el domingo 6 de junio.


Sí actualmente la sociedad y los ciudadanos estoicamente aguantan crisis económica e incertidumbre por la violencia e inseguridad, por sus reclamos a partidos y candidatos, no están dispuestos a entrar en una peligrosa inestabilidad política producto de los enconos, odios, venganzas, confrontación y degradación del quehacer político en la última etapa de las campañas. No debe ser que por esos comportamientos anti éticos e inmorales, las transiciones gubernamental y legislativa se ensucien para convertirse en una sucesión empañada por los denuestos, calumnias, infamias, mentiras y descalificaciones que sólo van a dejar un escenario de división social y política, condiciones irreconciliables y de evidente retroceso del sistema electoral y la democracia.

Las dos grandes tendencias político electorales en la batalla por la gubernatura, la legislatura y los ayuntamientos, tienen que responder con la más profunda y acertada responsabilidad, procediendo a modificar las estrategias aniquilantes; ambos actores y liderazgos sobresalientes en la contienda por Zacatecas, David Monreal y Claudia Anayaestán moralmente obligados a deponer y desterrar de sus acciones proselitistas esas viejas prácticas que buscan destruir con bajezas a los adversarios. Han de moderar y serenar los ánimos de sus cuadros de activistas y correligionarios que extreman pasiones y rencores para abatir a los contrarios, porque no hacerlo así serán consecuentes con la corrupción política que todas las fuerzas de la pluralidad buscan cancelar y desvanecer para siempre. Ella promueve el cambio estimulada por su vocación y pasión para servir; él lucha por la transformación a través de la comunión social, innegable coincidencia que debe estar apartada de todo tipo de violencia.

A los ojos de la sociedad y ante la conciencia ciudadana, manipular para arreciar una guerra sucia, instrumentalizar a personas para calumniar y denigrar a otras, es una batalla condenable, los golpes bajos, abiertos y sucios no otorgan legitimidad a la lucha por el poder. Todos los actores y protagonistas, respetuosamente incluídos Nany Romo, Lupita Medina, Javier Valadez, Flavio Campos y Miriam García, asisten a momentos que son cruciales en la definición de un mejor futuro para el estado y sus municipios. Por eso, resulta impensable e inconcebible que haya quienes se alejen de los valores y principios para encauzar la contienda hacia horizontes que solo ofrecen el retroceso.

Los zacatecanos han sido testigos de diferentes proyectos de gobierno resultados de la alternancia y muy seguramente hoy no pueden aceptar gobiernos y legislaturas como los de hace 50, 30 o 20 años. Es oportuno recordar que en la competencia política por el poder gubernamental, ni Amalia García y Pepe Bonilla cayeron en la inmunda confrontación; ni Miguel Alonso ni Cuauhtémoc Calderón se enredaron con degradación política; como candidatos, Alejandro Tello y David Monreal guardaron respetuosa distancia. Nada fuera de la retórica crítica y de cuestionamientos, cada candidato expuso en su momento, las mejores propuestas y los más valiosos proyectos, unos se alcanzaron y se consolidaron, otros quedaron como promesas todavía realizables, pero siempre, los votos ciudadanos impulsaron las decisiones de gobierno y de legislación. Es lo que la gente quiere y busca que democráticamente se cumpla el domingo 6 de junio.