/ martes 26 de enero de 2021

Crónica del poder │ Repulsivo sangrado en PRI y PRD

Los desprendimientos de grupos e individualidades con liderazgo hacia el impresionismo de un candidato a gobernador que ya se advierte ganador, ya no es una acción soterrada, es una práctica descarada, abierta que adquiere cotidianidad, como una velada estrategia para diezmar a la oposición y debilitarla ante los comicios históricos del 6 de junio. El tránsito oportunista y arribista de un partido a otro, también es interpretado como una traición y una clara difamación a una época partidista con oportunidades y esplendor que ya les han sido negadas.

No se trata de fuerzas troyanas o de simulación, más bien son comportamientos camaleónicos que tienen que ver con las ambiciones de poder, que se van a reencontrar en otros partidos. No es casual que Rafael Flores Mendoza haya decidido retirarse del Partido de la Revolución Democrática, para sumarse al partido avasallante de moda, el Morena del presidente Andrés Manuel López Obrador. El exdiputado federal y ex candidato a gobernador fue incorporado por Esteban Moctezuma Barragán a la Secretaría de Educación Pública y tras la designación de éste como Embajador en Estados Unidos, ha querido ser consecuente con la línea de lealtad y decidido continuar su trayectoria política, también encaminada hacia el Palacio de Gobierno, ruta y convicción que no pierde, aunque ahora como aspìrante a diputación federal, se integra a la batalla electoral a favor de David Monreal.

Sucede hasta en las mejores familias, dice la gente y en este caso, otra vez Rafa Flores se reafirma adversario político de su hermano Enrique Guadalupe Flores Mendoza, ahora presidente del Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional. Ambos han sido Presidentes Municipales de Guadalupe, uno por el PRD y el otro por el PRI, y ambos coinciden en señalar que en el seno familiar los temas políticos están ausentes y que las diferencias ideológicas absolutamente en nada han minado la hermandad e integridad familiar.

Desde el PRD y el PRI se han registrado otros desprendimientos hacia Morena, que aunque irrelevantes, uno a uno más los que faltan, ilustran una negativa fase de ostensible debilidad y fragilidad, y la primera afectada es la candidata Claudia Anaya Mota, quien no debe esperar más a reaccionar con todas sus fuerzas para contener la sangría de militantes y deserción de activos o cuadros que vulneran la cohesión de la alianza "Va por Zacatecas" del PRI, PAN y PRD. Semejante incremento de saltimbanquis no deben tomarlo como asunto aislado que no ha de generar preocupación, al contrario, a Enrique Flores, Noemí Berenice Luna y Raymundo Guerrero, cuando menos les debe causar escozor y actuar con más creatividad e inteligencia y construir diques para reafirmar lealtades y fidelidades sin dispersión.

La crisis de los partidos arrecia

Y una lección democrática que ha de aplicarse para contenerla y reorientarse como oportunidad de transformación o de cambios internos, es que las militancias sean plenamente respetadas, que la integración y fraternidad internas sean reales, no simuladas; que haya condiciones de igualdad y respeto a los derechos políticos de aspirantes a cargos de elección popular, a fin de desterrar las situaciones extremas de control centralista, autoritarismo caciquil, inclinaciones ante los grupos de poder y aferrarse a postular a los amigos y cómplices de parrandas políticas.

Los desprendimientos de grupos e individualidades con liderazgo hacia el impresionismo de un candidato a gobernador que ya se advierte ganador, ya no es una acción soterrada, es una práctica descarada, abierta que adquiere cotidianidad, como una velada estrategia para diezmar a la oposición y debilitarla ante los comicios históricos del 6 de junio. El tránsito oportunista y arribista de un partido a otro, también es interpretado como una traición y una clara difamación a una época partidista con oportunidades y esplendor que ya les han sido negadas.

No se trata de fuerzas troyanas o de simulación, más bien son comportamientos camaleónicos que tienen que ver con las ambiciones de poder, que se van a reencontrar en otros partidos. No es casual que Rafael Flores Mendoza haya decidido retirarse del Partido de la Revolución Democrática, para sumarse al partido avasallante de moda, el Morena del presidente Andrés Manuel López Obrador. El exdiputado federal y ex candidato a gobernador fue incorporado por Esteban Moctezuma Barragán a la Secretaría de Educación Pública y tras la designación de éste como Embajador en Estados Unidos, ha querido ser consecuente con la línea de lealtad y decidido continuar su trayectoria política, también encaminada hacia el Palacio de Gobierno, ruta y convicción que no pierde, aunque ahora como aspìrante a diputación federal, se integra a la batalla electoral a favor de David Monreal.

Sucede hasta en las mejores familias, dice la gente y en este caso, otra vez Rafa Flores se reafirma adversario político de su hermano Enrique Guadalupe Flores Mendoza, ahora presidente del Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional. Ambos han sido Presidentes Municipales de Guadalupe, uno por el PRD y el otro por el PRI, y ambos coinciden en señalar que en el seno familiar los temas políticos están ausentes y que las diferencias ideológicas absolutamente en nada han minado la hermandad e integridad familiar.

Desde el PRD y el PRI se han registrado otros desprendimientos hacia Morena, que aunque irrelevantes, uno a uno más los que faltan, ilustran una negativa fase de ostensible debilidad y fragilidad, y la primera afectada es la candidata Claudia Anaya Mota, quien no debe esperar más a reaccionar con todas sus fuerzas para contener la sangría de militantes y deserción de activos o cuadros que vulneran la cohesión de la alianza "Va por Zacatecas" del PRI, PAN y PRD. Semejante incremento de saltimbanquis no deben tomarlo como asunto aislado que no ha de generar preocupación, al contrario, a Enrique Flores, Noemí Berenice Luna y Raymundo Guerrero, cuando menos les debe causar escozor y actuar con más creatividad e inteligencia y construir diques para reafirmar lealtades y fidelidades sin dispersión.

La crisis de los partidos arrecia

Y una lección democrática que ha de aplicarse para contenerla y reorientarse como oportunidad de transformación o de cambios internos, es que las militancias sean plenamente respetadas, que la integración y fraternidad internas sean reales, no simuladas; que haya condiciones de igualdad y respeto a los derechos políticos de aspirantes a cargos de elección popular, a fin de desterrar las situaciones extremas de control centralista, autoritarismo caciquil, inclinaciones ante los grupos de poder y aferrarse a postular a los amigos y cómplices de parrandas políticas.