/ domingo 18 de abril de 2021

Crónica del poder │ Respeto, valor imprescindible

Desde la ira no se puede llamar a la serenidad y tener éxito, el iracundo no genera estabilidad, altera, provoca; en cambio, desde la prudencia se puede convocar a la mesura y el respeto recíprocos y tener respuestas positivas para establecer una atmósfera de certidumbre, confiabilidad y credibilidad en las buenas razones y los valiosos argumentos que han de prevalecer en una verdadera batallas de propuestas e ideas en favor de Zacatecas y de los zacatecanos.

Obvio que hablamos de las campañas electorales para que los ciudadanos el 6 de junio decidan elegir gobernadora o gobernador, diputaciones y ayuntamientos; es imposible promover el voto con la boca cerrada, no puede haber hermetismo ante las condiciones críticas de violencia, inseguridad, penuria en las familias, retroceso económico del estado, actos descarados de corrupción y de flagrante impunidad. Claro que los candidatos y ciudadanos de la pluralidad política e ideológica en la contienda, tienen que gritar, exigir, urgir por soluciones, y no más promesas ni ofertas que otra vez no van a cumplir.

Por fortuna las fobias y los discursos de odio que desde el poder se lanzan contra las instituciones electorales, no llegan a Zacatecas y, si se infiltran se topan con una ciudadanía y sociedad más informada y crítica que sabe de los daños que se pretenden contra la democracia; en contraste con el escenario nacional, aquí prevalecen las mejores condiciones de respeto de Alejandro Tello hacia las instituciones electorales, el IEEZ y el INE, hacia los partidos y candidatos de todos colores, por eso se explica la extensión de un ambiente de normalidad democrática por todos los horizontes y rincones del estado. Se puede corroborar que efectivamente, no hay intromisión o injerencia gubernamental en el proceso electoral y se cuida que el blindaje funcione. Por lo pronto, no hay imponderables, al menos no todavía, y sí mucha ponderación, mesura, convivencia ideológica y respeto recíproco entre los actores y protagonistas de la gran batalla.

Han transcurrido dos semanas de contienda y se advierte una sana gradualidad en el ascenso de la calidad de las propuestas, y resulta notable y es de reconocerse la irrupción del discurso de los experimentados académicos y políticos como Javier Valadez Becerra, el candidato del Partido del Pueblo que plantea la urgencia de un cambio en un Zacatecas para todos, para que como estado, sea un santuario de los Derechos Humanos, de las libertades, del bienestar y de la felicidad; o de Flavio Campos Miramontes, con su vigorosa estrategia para recuperar la productividad en el campo y acentuar compromisos con la educación; o las expresiones de Ana María Romo Fonseca, que ya establece rutas para acelerar el desarrollo económico a través de un proceso industrializador integral y la atracción de inversiones locales, nacionales y extranjeras; y de Lupita Medina que plantea promover nueva clase política, proteger a la familia y alcanzar paz y reconciliación.

Se percibe, se tiene un alentador impulso de propuestas y compromisos viables que también ensamblan con el lenguaje tradicional, veraz y hasta coloquial de los candidatos David Monreal y Claudia Anaya, que se muestran adelante en la batalla, pero que la gente no subestima las valiosas aportaciones de candidatos y candidatas que postulados por partidos no suficientemente fortalecidos, tienen cualidades direccionales que se apartan de la improvisación y las inercias, promover cambios en serio y lograr transformaciones más trascendentes.

Desde la ira no se puede llamar a la serenidad y tener éxito, el iracundo no genera estabilidad, altera, provoca; en cambio, desde la prudencia se puede convocar a la mesura y el respeto recíprocos y tener respuestas positivas para establecer una atmósfera de certidumbre, confiabilidad y credibilidad en las buenas razones y los valiosos argumentos que han de prevalecer en una verdadera batallas de propuestas e ideas en favor de Zacatecas y de los zacatecanos.

Obvio que hablamos de las campañas electorales para que los ciudadanos el 6 de junio decidan elegir gobernadora o gobernador, diputaciones y ayuntamientos; es imposible promover el voto con la boca cerrada, no puede haber hermetismo ante las condiciones críticas de violencia, inseguridad, penuria en las familias, retroceso económico del estado, actos descarados de corrupción y de flagrante impunidad. Claro que los candidatos y ciudadanos de la pluralidad política e ideológica en la contienda, tienen que gritar, exigir, urgir por soluciones, y no más promesas ni ofertas que otra vez no van a cumplir.

Por fortuna las fobias y los discursos de odio que desde el poder se lanzan contra las instituciones electorales, no llegan a Zacatecas y, si se infiltran se topan con una ciudadanía y sociedad más informada y crítica que sabe de los daños que se pretenden contra la democracia; en contraste con el escenario nacional, aquí prevalecen las mejores condiciones de respeto de Alejandro Tello hacia las instituciones electorales, el IEEZ y el INE, hacia los partidos y candidatos de todos colores, por eso se explica la extensión de un ambiente de normalidad democrática por todos los horizontes y rincones del estado. Se puede corroborar que efectivamente, no hay intromisión o injerencia gubernamental en el proceso electoral y se cuida que el blindaje funcione. Por lo pronto, no hay imponderables, al menos no todavía, y sí mucha ponderación, mesura, convivencia ideológica y respeto recíproco entre los actores y protagonistas de la gran batalla.

Han transcurrido dos semanas de contienda y se advierte una sana gradualidad en el ascenso de la calidad de las propuestas, y resulta notable y es de reconocerse la irrupción del discurso de los experimentados académicos y políticos como Javier Valadez Becerra, el candidato del Partido del Pueblo que plantea la urgencia de un cambio en un Zacatecas para todos, para que como estado, sea un santuario de los Derechos Humanos, de las libertades, del bienestar y de la felicidad; o de Flavio Campos Miramontes, con su vigorosa estrategia para recuperar la productividad en el campo y acentuar compromisos con la educación; o las expresiones de Ana María Romo Fonseca, que ya establece rutas para acelerar el desarrollo económico a través de un proceso industrializador integral y la atracción de inversiones locales, nacionales y extranjeras; y de Lupita Medina que plantea promover nueva clase política, proteger a la familia y alcanzar paz y reconciliación.

Se percibe, se tiene un alentador impulso de propuestas y compromisos viables que también ensamblan con el lenguaje tradicional, veraz y hasta coloquial de los candidatos David Monreal y Claudia Anaya, que se muestran adelante en la batalla, pero que la gente no subestima las valiosas aportaciones de candidatos y candidatas que postulados por partidos no suficientemente fortalecidos, tienen cualidades direccionales que se apartan de la improvisación y las inercias, promover cambios en serio y lograr transformaciones más trascendentes.