/ jueves 29 de octubre de 2020

Crónica del poder │ Resquebrajamiento o sólida unidad

La elección de la dirigencia nacional del partido Morena, más enardeció diferencias, confrontación y antagonismos y dio continuidad a un peligroso desgaste que puede estirar vigencia hasta la elección de 2021 y entonces exhibir fragilidad y debilidades que amenazan con derrotas.

La militancia, los simpatizantes y ciudadanos ya no se chupan el dedo y saben medir las distancias entre personalidades, y obvio que más se inclinan por los que piensan, por quienes asumen plena convicción ideológica y destacan por su trayectoria al servicio del pueblo y la Nación; valoran figuras y liderazgo y bien reconocen que entre Mario Delgado Carrillo y Porfirio Muñoz Ledo, la distancia es abismal, ambos de indiscutible e invariable lealtad al Presidente de la República, pero una fidelidad contrastante, disímil, porque la lealtad de Porfirio no es ciega y la de Delgado, es total sumisión. Aquel es poseedor de auténtico liderazgo y éste sólo es dirigente casi formal.

El desenlace de la encuesta ungió a Mario Delgado nuevo Presidente del Comité Nacional de Morena, y Muñoz Ledo no se rinde y ya emprendió ruta jurídica impugnadora. Ventilada la fisura en la cúpula morenista, este resultado electoral ya exhibe la creciente fuerza política del Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubon y con su formidable incidencia en los medios de comunicación y los cuadros dirigentes, mantiene vigoroso ascenso en la ruta presidencial de 2024. Por ese real efecto y aunque en la misma vía de respaldo a la nueva dirigencia nacional de Morena, el zacatecano Ricardo Monreal se rezaga en esa batalla que apenas está en los primeros episodios.

El impacto de la elección de Mario Delgado seguramente acá en Zacatecas influirá en el proceso interno del Morena para elegir a su candidato a gobernador y los primeros favorecidos serían David y Saúl Monreal, los que necesariamente tendrán que ser medidos con los también aspirantes, Luis Medina Lizalde, Ulises Mejía Haro y José Narro Céspedes, más los aliados Geovanna Bañuelos por el Partido del Trabajo y Javier Calzada, del Partido Encuentro Solidario, éste último, diputado colocado en la estrategia de Marcelo Ebrard para sus próximas batallas electorales. También se atisba interesante la lucha por la dirigencia estatal entre Gilberto Del Real, Catalina Monreal o Enrique Laviada.

El acontecer electoral en Morena viene a demostrar que la gran concentración de poder, allá en lo nacional como acá en lo local, provoca una riesgosa dispersión de fuerzas que solo reflejan un panorama de división, que mal puede condicionar un desbordamiento también dividido de victorias y derrotas electorales por la gubernatura, diputaciones federal y locales, hasta en los ayuntamientos.

Frente al desbarajuste moreno

Y ante la inminencia de renuncias al servicio público en el gobierno federal, al que ha convocado e insistido el Presidente López Obrador, hay detalles que no son leves ni pequeños, pero que deberán ser superados para dar cauce a la legitimidad de sus candidaturas, como así debe suceder en los casos de Verónica Díaz y, aunque Julieta del Rio es funcionaria estatal como Comisionada del Instituto Zacatecano de Transparencia y Acceso a la Información Pública, al ser operadora, activista y asesora del precandidato a gobernador, es de hecho una dañina ambivalencia que ya debe ser cancelada con su renuncia al IZAI, para que no ponga en riesgo la transparencia de su precandidato y se atiendan los consejos del Senador Ricardo Monreal en su libro La Infamia.

La elección de la dirigencia nacional del partido Morena, más enardeció diferencias, confrontación y antagonismos y dio continuidad a un peligroso desgaste que puede estirar vigencia hasta la elección de 2021 y entonces exhibir fragilidad y debilidades que amenazan con derrotas.

La militancia, los simpatizantes y ciudadanos ya no se chupan el dedo y saben medir las distancias entre personalidades, y obvio que más se inclinan por los que piensan, por quienes asumen plena convicción ideológica y destacan por su trayectoria al servicio del pueblo y la Nación; valoran figuras y liderazgo y bien reconocen que entre Mario Delgado Carrillo y Porfirio Muñoz Ledo, la distancia es abismal, ambos de indiscutible e invariable lealtad al Presidente de la República, pero una fidelidad contrastante, disímil, porque la lealtad de Porfirio no es ciega y la de Delgado, es total sumisión. Aquel es poseedor de auténtico liderazgo y éste sólo es dirigente casi formal.

El desenlace de la encuesta ungió a Mario Delgado nuevo Presidente del Comité Nacional de Morena, y Muñoz Ledo no se rinde y ya emprendió ruta jurídica impugnadora. Ventilada la fisura en la cúpula morenista, este resultado electoral ya exhibe la creciente fuerza política del Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubon y con su formidable incidencia en los medios de comunicación y los cuadros dirigentes, mantiene vigoroso ascenso en la ruta presidencial de 2024. Por ese real efecto y aunque en la misma vía de respaldo a la nueva dirigencia nacional de Morena, el zacatecano Ricardo Monreal se rezaga en esa batalla que apenas está en los primeros episodios.

El impacto de la elección de Mario Delgado seguramente acá en Zacatecas influirá en el proceso interno del Morena para elegir a su candidato a gobernador y los primeros favorecidos serían David y Saúl Monreal, los que necesariamente tendrán que ser medidos con los también aspirantes, Luis Medina Lizalde, Ulises Mejía Haro y José Narro Céspedes, más los aliados Geovanna Bañuelos por el Partido del Trabajo y Javier Calzada, del Partido Encuentro Solidario, éste último, diputado colocado en la estrategia de Marcelo Ebrard para sus próximas batallas electorales. También se atisba interesante la lucha por la dirigencia estatal entre Gilberto Del Real, Catalina Monreal o Enrique Laviada.

El acontecer electoral en Morena viene a demostrar que la gran concentración de poder, allá en lo nacional como acá en lo local, provoca una riesgosa dispersión de fuerzas que solo reflejan un panorama de división, que mal puede condicionar un desbordamiento también dividido de victorias y derrotas electorales por la gubernatura, diputaciones federal y locales, hasta en los ayuntamientos.

Frente al desbarajuste moreno

Y ante la inminencia de renuncias al servicio público en el gobierno federal, al que ha convocado e insistido el Presidente López Obrador, hay detalles que no son leves ni pequeños, pero que deberán ser superados para dar cauce a la legitimidad de sus candidaturas, como así debe suceder en los casos de Verónica Díaz y, aunque Julieta del Rio es funcionaria estatal como Comisionada del Instituto Zacatecano de Transparencia y Acceso a la Información Pública, al ser operadora, activista y asesora del precandidato a gobernador, es de hecho una dañina ambivalencia que ya debe ser cancelada con su renuncia al IZAI, para que no ponga en riesgo la transparencia de su precandidato y se atiendan los consejos del Senador Ricardo Monreal en su libro La Infamia.