/ jueves 4 de marzo de 2021

Crónica del poder │ Sacudir conciencias para cambiar

Conforme avanza el proceso electoral en su fase preelectoral, es fácil advertir que viene una ebullición de expresiones políticas e ideológicas que puede elevar la calidad del debate en la contienda por la gubernatura del estado. Sobrevendrá una catarsis de pasiones reanimadas por la convergencia de vocaciones que ponen en el centro de sus metas y objetivos una verdadera transformación del estado, con la pretensión de sacarlo del abandono y enfilar a la sociedad, particularmente a los jóvenes, mujeres y hombres, que, hundidos por el poder en la indiferencia, tienen que ser sacudidos en su conciencia y convicciones para abrirles oportunidades de superación personal y compromiso con Zacatecas.

Los políticos no lo quieren ver ni aceptar, pero estas nuevas y vigorosas generaciones todavía se encuentran aprisionadas por las añejas prácticas del quehacer político, que cada tres y seis años producen y reproducen gobernantes y legisladores apegados a lo tradicional, a lo inercial, a lo mismo de siempre, con acciones y medidas que en nada cambian la trágica realidad ahora y más que nunca, ilustrada por la severidad de la pandemia que a diario mata, la incontenible violencia que arraiga mortalidad, inseguridad e incertidumbre, y una crisis económica que cada día más pauperiza a los sectores productivos, empuja a los muchachos y muchachas al abismo del desempleo y los convierte en una fuerza inútil y esterilizada por la desesperanza.

Este es un escenario de realidades con el que deben romper los candidatos al gobierno estatal, la legislatura y los ayuntamientos y de inmediato promover cambios radicales. Será imperdonable que insistan en hartar a los ciudadanos con los gastados discursos de censura, intolerancia, descalificaciones, confrontación, polarización y división, un fétido ambiente en el que mucho les encanta convivir y gozar de sus ambiciones y obsesiones. Otra vez los esfuerzos no tienen que ser vanos ni huecos, no tienen que reiterar ni hacer más estridentes las falsas promesas, la gente quiere escuchar, sentir y vivir solo la verdad de los más responsables compromisos, propuestas viables y acertadas, efectivas.

Nos parece que la irrupción de notables académicos, intelectuales y también experimentados en la universidad de la vida, del servicio público y trayectorias de honestidad, prudencia, respetabilidad, transparencia y emoción por construir un Zacatecas mejor, pueden cambiar el rumbo de la contienda electoral y enderezar proyectos colectivos que, aunque diferentes, son coincidentes en la hazaña por rescatar al estado de la pobreza, el atraso y el subdesarrollo. A eso han entrado personajes como Ana María Romo Fonseca y Flavio Campos, postulados por partidos no imponentes o hegemónicos y dominantes, pero si abiertos y decididos a renovar prácticas políticas, a cambiar mentalidad y a reorientar superiores expectativas de progreso y desarrollo.

David Monreal y Claudia Anaya

Edgar Rivera y Fernanda Morera, por solo mencionar a los virtuales candidatos a la gubernatura, camino a los tiempos de campaña que abren el 4 de abril, tienen que despojarse de vanidades personales, de obsesión por los intereses políticos personales; dejar atrás sus vibrantes pasiones por aniquilar a los contrarios y adversarios, manifestarse con plena convicción democrática y honesta fraternidad, para construir juntos el más elevado de los debates y dignificar el quehacer político hasta rescatar la confianza social y la credibilidad ciudadana. Por Zacatecas, sí se puede promover y edificar un cambio trascendental en la cultura política y democrática.


Conforme avanza el proceso electoral en su fase preelectoral, es fácil advertir que viene una ebullición de expresiones políticas e ideológicas que puede elevar la calidad del debate en la contienda por la gubernatura del estado. Sobrevendrá una catarsis de pasiones reanimadas por la convergencia de vocaciones que ponen en el centro de sus metas y objetivos una verdadera transformación del estado, con la pretensión de sacarlo del abandono y enfilar a la sociedad, particularmente a los jóvenes, mujeres y hombres, que, hundidos por el poder en la indiferencia, tienen que ser sacudidos en su conciencia y convicciones para abrirles oportunidades de superación personal y compromiso con Zacatecas.

Los políticos no lo quieren ver ni aceptar, pero estas nuevas y vigorosas generaciones todavía se encuentran aprisionadas por las añejas prácticas del quehacer político, que cada tres y seis años producen y reproducen gobernantes y legisladores apegados a lo tradicional, a lo inercial, a lo mismo de siempre, con acciones y medidas que en nada cambian la trágica realidad ahora y más que nunca, ilustrada por la severidad de la pandemia que a diario mata, la incontenible violencia que arraiga mortalidad, inseguridad e incertidumbre, y una crisis económica que cada día más pauperiza a los sectores productivos, empuja a los muchachos y muchachas al abismo del desempleo y los convierte en una fuerza inútil y esterilizada por la desesperanza.

Este es un escenario de realidades con el que deben romper los candidatos al gobierno estatal, la legislatura y los ayuntamientos y de inmediato promover cambios radicales. Será imperdonable que insistan en hartar a los ciudadanos con los gastados discursos de censura, intolerancia, descalificaciones, confrontación, polarización y división, un fétido ambiente en el que mucho les encanta convivir y gozar de sus ambiciones y obsesiones. Otra vez los esfuerzos no tienen que ser vanos ni huecos, no tienen que reiterar ni hacer más estridentes las falsas promesas, la gente quiere escuchar, sentir y vivir solo la verdad de los más responsables compromisos, propuestas viables y acertadas, efectivas.

Nos parece que la irrupción de notables académicos, intelectuales y también experimentados en la universidad de la vida, del servicio público y trayectorias de honestidad, prudencia, respetabilidad, transparencia y emoción por construir un Zacatecas mejor, pueden cambiar el rumbo de la contienda electoral y enderezar proyectos colectivos que, aunque diferentes, son coincidentes en la hazaña por rescatar al estado de la pobreza, el atraso y el subdesarrollo. A eso han entrado personajes como Ana María Romo Fonseca y Flavio Campos, postulados por partidos no imponentes o hegemónicos y dominantes, pero si abiertos y decididos a renovar prácticas políticas, a cambiar mentalidad y a reorientar superiores expectativas de progreso y desarrollo.

David Monreal y Claudia Anaya

Edgar Rivera y Fernanda Morera, por solo mencionar a los virtuales candidatos a la gubernatura, camino a los tiempos de campaña que abren el 4 de abril, tienen que despojarse de vanidades personales, de obsesión por los intereses políticos personales; dejar atrás sus vibrantes pasiones por aniquilar a los contrarios y adversarios, manifestarse con plena convicción democrática y honesta fraternidad, para construir juntos el más elevado de los debates y dignificar el quehacer político hasta rescatar la confianza social y la credibilidad ciudadana. Por Zacatecas, sí se puede promover y edificar un cambio trascendental en la cultura política y democrática.