Inevitable comentarlo desde acá que ya es un pequeño escenario de trascendencia política, el proceso electoral presidencial 2024 hace enardecer las pasiones y obsesiones desde 2022 y ante las elecciones del 5 de junio por los gobiernos estatales de Hidalgo, Durango, Aguascalientes, Tamaulipas, Quintana Roo y Oaxaca, las corcholatas del Presidente, la terna preferida con la que más se sueñan, o sea Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López, salen a cumplir la consigna promotora de los votos para Morena y sus abanderados, y no reparan en daños, ni en desviaciones ilegales, ni en recursos movilizadores, pero reciben el estimulante grito de ¡ Presidente ! más marcada la ovación de ¡ Presidenta ! y lo mismo hacen los senadores y diputados federales hacia las 6 entidades, y así proceden por su lado opositor las fuerzas legislativas y partidistas del PAN, PRI, PRD y MC, todos con su fiesta de mensajes y discursos que todo mundo sabe y que no se cumplen.
Frente a ese jolgorio electoral anticipado, no faltan las vaciladas de los políticos farsantes que se ostentan líderes, Mario Delgado de Morena y Gerardo Fernández Noroña del PT, que si los partidos en el poder quisieran ganar, a éstos sujetos ni los convocan, porque solo restan, son el hazmereir de sus militantes y simpatizantes.
Al mismo tiempo que Sheinbaum grita que México está listo para tener una Presidenta, obvio que ella sería la buena porque anda bien volada y más acelerada, desde el Senado de la República, el zacatecano Ricardo Monreal salta desafiante y entra a la inédita disputa por la candidatura presidencial de Morena, y más adelanta sus expectativas que asume con rigor crítico y advierte con seriedad y serenidad, que en 2024 será Presidente de México y que en 2030, al concluir su mandato, se retirará a su rancho en Fresnillo, "Puebla del Palmar", que nada tiene que ver con "La Chingada" de su Presidente, pero sí asegura que va a profundizar el proceso de transformación iniciado y que continúa empujando López Obrador.
Con armonía y con actitud conduciré al país, sentenció Ricardo Monreal y, para extender el más claro mensaje sobre su capacidad para conducir al país y gobernar con actitud, pidió la batuta al Maestro Salvador García y Ortega y procedió a coordinar los alientos, las cuerdas y la percusión, asumió la Dirección de la Orquesta Sinfónica de Zacatecas, para ejecutar en concierto La Marcha de Zacatecas, e hizo la convergencia, además de las miradas, los oídos, las visiones y los sueños, la armonía, sincronía y el ensamble preciso de los instrumentos musicales y del equipo humano, con óptima sensibilidad artística, y política.
Expuesto así ante colegas senadores y diputados federales, dirigentes de la clase política zacatecana, que encabezados por el gobernador David Monreal, asistieron a la clausura de la Exposición "Tierra de Artistas" en el Senado, el ex gobernador no dudó en manifestar respaldo a su hermano el hoy gobernador en su lucha contra la grave emergencia social cargada de violencia e inseguridad y asegurar que "vamos a salir adelante todos juntos, todos unidos", mensaje que en algún rincón escucharon las protagonistas de la división morenista: Verónica Díaz, la superdelegada y Soledad Luévano, la senadora que solo observa a cobardes e inútiles.
