/ lunes 6 de diciembre de 2021

Crónica del poder │ Urge diálogo entre poderes

En el ejercicio del poder, y aquí hablamos de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, hasta del Económico, será grave error generar turbulencias que impiden fortalecer el estrecho ligamiento o la vinculación institucional para construir juntos los más vigorosos cambios y las grandes transformaciones que la modernidad exige a fin de alcanzar las metas del bienestar social sin violencia política ni confrontación social.

La sociedad y los ciudadanos mejor informados y que son gobernados, entienden que a la comunión social se debe sumar la conciliación política con extrema sensibilidad y a través del diálogo, conscientes de que la hazaña de la Cuarta Transformación debe cambiar la situación imperante, que es de riesgos pandémicos, crisis económica, creciente violencia y la aterrorizante inseguridad, porque se trata de avanzar en armonía, de forma pacífica, sin aventar ofensivas, eludir las divisiones que intentan prevalecer alteraciones para que los privilegios de conserven por encima de la justicia social en favor de las comunidades, familias y zacatecanos más pobres.

Acertado que la nueva gobernanza de David Monreal exhorte y promueva un modelo ético y racional de la función pública, un cambio de mentalidad en el servicio al pueblo y la ciudadanía desde los poderes, que se aparten de la opulencia y los sueldos escandalosos que son insultantes, que haya sueldos modestos y moderados pero justos, sin excesos, que desaparezcan o sean cancelados el serial de bonos que fueron inventados por los anteriores gobiernos y que significan dispendio, derroche de recursos en medio de penuria presupuestaria y frente a los enormes rezagos y carencias que tienen los municipios y sufren las comunidades. La gente demanda se aplique la austeridad republicana, no más burocracias de élite, con asignación de dineros para viajes, para restaurantes de lujo, para traer suburban nueva y blindada, con choferes para servicios personales, no más herramientas legislativas ni gastos personales.

El gobernante plantea abolir privilegios, ostentaciones, suntuosidad y excesos en la función pública, entre los servidores públicos de toda la estructura gubernamental, que sobrevengan comportamientos de solidaridad, de pasión por servir, para que esos recursos del derroche, los gastos excesivos e innecesarios, la dilapidación y el despilfarro ya no reproduzcan el estancamiento de las crisis y de la emergencia social, lo que en esta nueva gobernanza y a éstas alturas de incertidumbre es situación insostenible, son actitudes y prácticas inaceptables desde el poder y rechazadas por la sociedad.

Nadie en el gobierno estatal, ni entre los magistrados y legisladores pueden negarse a la corresponsabilidad por el interés superior de Zacatecas y porque los cambios que se impulsan deriven verdaderos beneficios a los que menos o nada tienen, para que se reconstruyan los caminos en ruinas, para la recuperación del campo, el abastecimiento de agua potable, la generación de empleos, para las becas a los jóvenes que hay que evitar sean reclutados por la delincuencia; reorientar recursos para fortalecer estrategias contra la violencia, para potenciar a las instituciones educativas. Esto es, que la burocracia alta se apriete en serio el cinturón y mejor se apoye a los trabajadores y se destinen mayores recursos al desarrollo. Por consecuencia, urge el diálogo y entendimiento entre los poderes del estado.

En el ejercicio del poder, y aquí hablamos de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, hasta del Económico, será grave error generar turbulencias que impiden fortalecer el estrecho ligamiento o la vinculación institucional para construir juntos los más vigorosos cambios y las grandes transformaciones que la modernidad exige a fin de alcanzar las metas del bienestar social sin violencia política ni confrontación social.

La sociedad y los ciudadanos mejor informados y que son gobernados, entienden que a la comunión social se debe sumar la conciliación política con extrema sensibilidad y a través del diálogo, conscientes de que la hazaña de la Cuarta Transformación debe cambiar la situación imperante, que es de riesgos pandémicos, crisis económica, creciente violencia y la aterrorizante inseguridad, porque se trata de avanzar en armonía, de forma pacífica, sin aventar ofensivas, eludir las divisiones que intentan prevalecer alteraciones para que los privilegios de conserven por encima de la justicia social en favor de las comunidades, familias y zacatecanos más pobres.

Acertado que la nueva gobernanza de David Monreal exhorte y promueva un modelo ético y racional de la función pública, un cambio de mentalidad en el servicio al pueblo y la ciudadanía desde los poderes, que se aparten de la opulencia y los sueldos escandalosos que son insultantes, que haya sueldos modestos y moderados pero justos, sin excesos, que desaparezcan o sean cancelados el serial de bonos que fueron inventados por los anteriores gobiernos y que significan dispendio, derroche de recursos en medio de penuria presupuestaria y frente a los enormes rezagos y carencias que tienen los municipios y sufren las comunidades. La gente demanda se aplique la austeridad republicana, no más burocracias de élite, con asignación de dineros para viajes, para restaurantes de lujo, para traer suburban nueva y blindada, con choferes para servicios personales, no más herramientas legislativas ni gastos personales.

El gobernante plantea abolir privilegios, ostentaciones, suntuosidad y excesos en la función pública, entre los servidores públicos de toda la estructura gubernamental, que sobrevengan comportamientos de solidaridad, de pasión por servir, para que esos recursos del derroche, los gastos excesivos e innecesarios, la dilapidación y el despilfarro ya no reproduzcan el estancamiento de las crisis y de la emergencia social, lo que en esta nueva gobernanza y a éstas alturas de incertidumbre es situación insostenible, son actitudes y prácticas inaceptables desde el poder y rechazadas por la sociedad.

Nadie en el gobierno estatal, ni entre los magistrados y legisladores pueden negarse a la corresponsabilidad por el interés superior de Zacatecas y porque los cambios que se impulsan deriven verdaderos beneficios a los que menos o nada tienen, para que se reconstruyan los caminos en ruinas, para la recuperación del campo, el abastecimiento de agua potable, la generación de empleos, para las becas a los jóvenes que hay que evitar sean reclutados por la delincuencia; reorientar recursos para fortalecer estrategias contra la violencia, para potenciar a las instituciones educativas. Esto es, que la burocracia alta se apriete en serio el cinturón y mejor se apoye a los trabajadores y se destinen mayores recursos al desarrollo. Por consecuencia, urge el diálogo y entendimiento entre los poderes del estado.