/ domingo 26 de junio de 2022

Crónica del poder │ Urge estrategia efectiva, no efectista

La expansión de la violencia hacia los adentros del centro histórico de nuestras ciudades y condiciones de inseguridad que intensifican el miedo social y el deterioro gubernamental, han provocado inusitada decisión legislativa en Zacatecas, ya que por unanimidad de todas las fuerzas políticas, de la pluralidad ideológica en el Congreso Estatal, o sea los 30 diputados locales, han lanzado y dirigido un exhorto al presidente Andrés Manuel López Obrador, a fortalecer la estrategia nacional de seguridad y a redoblar esfuerzos en materia de seguridad pública en el estado, a través de trabajo coordinado con el Gobierno del Estado y los gobiernos municipales, tema vital y central para que se puedan alcanzar estabilidad y certidumbre hacia el crecimiento y desarrollo, la deseable gobernabilidad democrática.

Previamente, el bloque opositor conformado por las fracciones legislativas del PRI, PAN, PRD, Movimiento Ciudadano, Partido del Trabajo y Nueva Alianza, otra vez habían reclamado la renuncia del general Adolfo Marín Marín a la Secretaría de Seguridad Pública, consigna que sostienen al seno del pleno y durante sesiones a través diseños impresos colgantes en cada una de sus curules, a esta demanda se suman expresiones de la opinión pública y del sector empresarial, escenario que más se alteró por la inoportuna irrupción de las declaraciones del exgobernador Miguel Alonso Reyes al diario El Hidrocálido de Aguascalientes, donde ostenta logros en seguridad durante su mandato y haber dejado buenos índices de tranquilidad y haber hecho inversiones en infraestructura de seguridad sin precedentes, un esfuerzo regional más allá de colores y haber recordado el esfuerzo coordinado en Zacatecas con Aguascalientes, Jalisco y Durango.

Los hechos dramáticos, primero en Jerez por la violenta extracción de una persona de un restaurante bar, luego las escenas de terror en pleno Jardín Independencia de la Capital Zacatecana donde fueron asesinadas dos mujeres y un hombre, y las declaraciones del Secretario de la Defensa Nacional, general Luis Cresencio Sandoval, al revelar que en Zacatecas existe una alianza entre los cárteles Jalisco Nueva Generación y del Golfo, fueron las gotas que derramaron el vaso de las crisis, y finalmente, que el Gobernador David Monreal Ávila haya resultado positivo en la prueba del coronavirus COVID 19, fue otro impacto de incertidumbre.

Para poner los pies en la realidad, lo más seguro es que el Presidente López Obrador no vea, ni lea o escuche el llamado de los diputados locales, incluidos todos los de su partido Morena y los aliados del PT y Verde Ecologista, porque el todo nacional colmado de inseguridad lo tiene abrumado, como así ocurre con el caso del asesinato de los sacerdotes jesuitas Joaquín Mora Salazar y Javier Campos Morales, precisamente en los interiores del templo de Cerocahuí, en la Sierra Taraumara de Chihuahua, hecho que hasta el Papa Francisco lamentó y repudió, al igual que el Obispo Sigifredo Noriega Barceló, que también condenó el homicidio.

Un panorama así en el país y particularmente en Zacatecas, exige grandes sacrificios entre las instituciones de seguridad pública federales, estatales y municipales, una efectiva coordinación y la más contundente reacción, de manera que por la ceguera del poder no sean desperdiciados los recursos humanos y materiales, y que se piense ya en revisar con toda seriedad y responsabilidad, sin ideologías o intereses partidistas, un cambio estratégico que no sea solo efectista y sí, realmente efectivo.

La expansión de la violencia hacia los adentros del centro histórico de nuestras ciudades y condiciones de inseguridad que intensifican el miedo social y el deterioro gubernamental, han provocado inusitada decisión legislativa en Zacatecas, ya que por unanimidad de todas las fuerzas políticas, de la pluralidad ideológica en el Congreso Estatal, o sea los 30 diputados locales, han lanzado y dirigido un exhorto al presidente Andrés Manuel López Obrador, a fortalecer la estrategia nacional de seguridad y a redoblar esfuerzos en materia de seguridad pública en el estado, a través de trabajo coordinado con el Gobierno del Estado y los gobiernos municipales, tema vital y central para que se puedan alcanzar estabilidad y certidumbre hacia el crecimiento y desarrollo, la deseable gobernabilidad democrática.

Previamente, el bloque opositor conformado por las fracciones legislativas del PRI, PAN, PRD, Movimiento Ciudadano, Partido del Trabajo y Nueva Alianza, otra vez habían reclamado la renuncia del general Adolfo Marín Marín a la Secretaría de Seguridad Pública, consigna que sostienen al seno del pleno y durante sesiones a través diseños impresos colgantes en cada una de sus curules, a esta demanda se suman expresiones de la opinión pública y del sector empresarial, escenario que más se alteró por la inoportuna irrupción de las declaraciones del exgobernador Miguel Alonso Reyes al diario El Hidrocálido de Aguascalientes, donde ostenta logros en seguridad durante su mandato y haber dejado buenos índices de tranquilidad y haber hecho inversiones en infraestructura de seguridad sin precedentes, un esfuerzo regional más allá de colores y haber recordado el esfuerzo coordinado en Zacatecas con Aguascalientes, Jalisco y Durango.

Los hechos dramáticos, primero en Jerez por la violenta extracción de una persona de un restaurante bar, luego las escenas de terror en pleno Jardín Independencia de la Capital Zacatecana donde fueron asesinadas dos mujeres y un hombre, y las declaraciones del Secretario de la Defensa Nacional, general Luis Cresencio Sandoval, al revelar que en Zacatecas existe una alianza entre los cárteles Jalisco Nueva Generación y del Golfo, fueron las gotas que derramaron el vaso de las crisis, y finalmente, que el Gobernador David Monreal Ávila haya resultado positivo en la prueba del coronavirus COVID 19, fue otro impacto de incertidumbre.

Para poner los pies en la realidad, lo más seguro es que el Presidente López Obrador no vea, ni lea o escuche el llamado de los diputados locales, incluidos todos los de su partido Morena y los aliados del PT y Verde Ecologista, porque el todo nacional colmado de inseguridad lo tiene abrumado, como así ocurre con el caso del asesinato de los sacerdotes jesuitas Joaquín Mora Salazar y Javier Campos Morales, precisamente en los interiores del templo de Cerocahuí, en la Sierra Taraumara de Chihuahua, hecho que hasta el Papa Francisco lamentó y repudió, al igual que el Obispo Sigifredo Noriega Barceló, que también condenó el homicidio.

Un panorama así en el país y particularmente en Zacatecas, exige grandes sacrificios entre las instituciones de seguridad pública federales, estatales y municipales, una efectiva coordinación y la más contundente reacción, de manera que por la ceguera del poder no sean desperdiciados los recursos humanos y materiales, y que se piense ya en revisar con toda seriedad y responsabilidad, sin ideologías o intereses partidistas, un cambio estratégico que no sea solo efectista y sí, realmente efectivo.