/ lunes 13 de junio de 2022

Crónica del poder │ Urgen cambios y relevos estratégicos

No reparan en la magnitud del daño que a Zacatecas ocasiona esa terrible acumulación de conflictos, problemas y las tragedias por la violencia, que en la versión gubernamental se trata de una emergencia social, que necesariamente y con urgencia debe encararse con efectividad de operadores políticos y estratégicos que con inteligencia ayuden a revertir esta negativa percepción que mantiene al estado en los últimos lugares de las mediciones estadísticas de seguridad, crecimiento económico y pobreza laboral, porque el periplo que viven los zacatecanos es dramático y es cotidianamente amenazado para arraigar inestabilidad e incertidumbre.

Todas las acciones de la sociedad y los gobiernos se observan incipientes, frágiles e insuficientes, y hacen necesaria la construcción de factores de fortalecimiento, revitalización, recuperación y restauración de las condiciones de certeza, tranquilidad y paz, que impulsen los cambios y transformaciones prometidas para generar el bienestar anhelado y tan cantado en todos los horizontes, municipios y comunidades. Se advierte cómo los problemas se multiplican y pueden producir turbulencias políticas que más hundan al estado en la confrontación, polarización e irradiación de enconos que nos exhiben divididos y con posturas irreconciliables.

Ciertamente, no se trata de desestimar los esfuerzos que hace el actual gobierno, pero si la conflictividad aumenta y las soluciones no llegan, sino que se prolongan, se alargan para reflejar el estancamiento que se vive y que las encuestadoras exhiben, debe entenderse la urgencia de ajustes, cambios y relevos en las áreas que son claves para la interlocución, el diálogo, los acercamientos y entendimientos como fórmula que proporcione a Zacatecas la estabilidad que le urge para retomar el ritmo de crecimiento. A estas alturas del proceso transformador y renovador que mucho se anuncia para el estado, imposible retroceder, inconcebible arredrar ante las crisis que agobian, presionan y reducen expectativas al futuro promisorio que se ha trazado.

A la luz de los violentos acontecimientos que a diario sacuden el escenario, es oportuno y más razonable reconocer que se construye una violenta ofensiva cultural, dicho así para oponer contundencia e intensidad a la devastación de la criminalidad, del retroceso económico y de los conflictos magisterial, sindical de salud y de los productores ganaderos, por hablar de los últimos incidentes. Si la violencia e inseguridad ensombrecen el panorama estatal y municipales, la inteligente e intensa estrategia cultural que se agiganta, tiene que iluminar hasta deslumbrar con efectos reconstructivos de imagen institucional y de gobierno, sembrar confianza e irradiar seguridad debe ser el propósito y consigna de esa oleada cultural que ilustran las jornadas lopezvelardeanas, la enormidad de Manuel Felguérez, la grandeza de los Coronel, el regreso de las Morismas de Bracho, las tremendas y espectaculares acciones deportivas masivas en Fresnillo, Guadalupe y Zacatecas Capital.

Fortalecer el clima de seguridad y robustecer los escenarios de cultura y deporte son fórmula de intensidad para que la sociedad sea más participativa y corresponsable. La emergencia social lo exige y la gente lo reclama.

No reparan en la magnitud del daño que a Zacatecas ocasiona esa terrible acumulación de conflictos, problemas y las tragedias por la violencia, que en la versión gubernamental se trata de una emergencia social, que necesariamente y con urgencia debe encararse con efectividad de operadores políticos y estratégicos que con inteligencia ayuden a revertir esta negativa percepción que mantiene al estado en los últimos lugares de las mediciones estadísticas de seguridad, crecimiento económico y pobreza laboral, porque el periplo que viven los zacatecanos es dramático y es cotidianamente amenazado para arraigar inestabilidad e incertidumbre.

Todas las acciones de la sociedad y los gobiernos se observan incipientes, frágiles e insuficientes, y hacen necesaria la construcción de factores de fortalecimiento, revitalización, recuperación y restauración de las condiciones de certeza, tranquilidad y paz, que impulsen los cambios y transformaciones prometidas para generar el bienestar anhelado y tan cantado en todos los horizontes, municipios y comunidades. Se advierte cómo los problemas se multiplican y pueden producir turbulencias políticas que más hundan al estado en la confrontación, polarización e irradiación de enconos que nos exhiben divididos y con posturas irreconciliables.

Ciertamente, no se trata de desestimar los esfuerzos que hace el actual gobierno, pero si la conflictividad aumenta y las soluciones no llegan, sino que se prolongan, se alargan para reflejar el estancamiento que se vive y que las encuestadoras exhiben, debe entenderse la urgencia de ajustes, cambios y relevos en las áreas que son claves para la interlocución, el diálogo, los acercamientos y entendimientos como fórmula que proporcione a Zacatecas la estabilidad que le urge para retomar el ritmo de crecimiento. A estas alturas del proceso transformador y renovador que mucho se anuncia para el estado, imposible retroceder, inconcebible arredrar ante las crisis que agobian, presionan y reducen expectativas al futuro promisorio que se ha trazado.

A la luz de los violentos acontecimientos que a diario sacuden el escenario, es oportuno y más razonable reconocer que se construye una violenta ofensiva cultural, dicho así para oponer contundencia e intensidad a la devastación de la criminalidad, del retroceso económico y de los conflictos magisterial, sindical de salud y de los productores ganaderos, por hablar de los últimos incidentes. Si la violencia e inseguridad ensombrecen el panorama estatal y municipales, la inteligente e intensa estrategia cultural que se agiganta, tiene que iluminar hasta deslumbrar con efectos reconstructivos de imagen institucional y de gobierno, sembrar confianza e irradiar seguridad debe ser el propósito y consigna de esa oleada cultural que ilustran las jornadas lopezvelardeanas, la enormidad de Manuel Felguérez, la grandeza de los Coronel, el regreso de las Morismas de Bracho, las tremendas y espectaculares acciones deportivas masivas en Fresnillo, Guadalupe y Zacatecas Capital.

Fortalecer el clima de seguridad y robustecer los escenarios de cultura y deporte son fórmula de intensidad para que la sociedad sea más participativa y corresponsable. La emergencia social lo exige y la gente lo reclama.